martes, 31 de octubre de 2017

Historia de las Asociaciones de Vecinos,



Antecedentes

La organización de las comunidades comenzó a gestarse con los primeros pobladores que participaron en la fundación de barrios caraqueños en San Agustín del Sur, La Vega, Antímano, a comienzos de 1934, quienes crearon unas agrupaciones que llamaron ligas de colonos, que les servían de voceros y representantes. Estos comités luego pasarían a ser las llamadas juntas profomento o promejoras. Después de la muerte de Juan Vicente Gómez, adquirieron mayor fuerza y se dejaron sentir como organizaciones populares; los objetivos de sus luchas eran muy concretos, pues los barrios carecían de todo. A pesar del temor a la represión, las juntas profomento se estrenaron en las protestas populares en la manifestación contra los caseros en 1936 que obligó al gobierno a decretar la regulación de los alquileres. Estas juntas, espontáneas en los primeros tiempos, comenzaron a ser penetradas por los partidos políticos: tanto el Partido Democrático Venezolano, el Partido Comunista Venezolano, como Acción Democrática, buscaban aplicar sus programas políticos en las comunidades. La actividad se extendió rápidamente y en 1940 se creó una Junta Central que integraba los barrios caraqueños de La Pastora, Las Tres Lomas, El Retiro y El Manicomio.
De 1941 a 1944 la actividad desarrollada en los barrios por las juntas profomento adquirió gran intensidad en todo el país y se fundaron federaciones de juntas profomento, pero la politización finalmente las convirtió en organismos funcionales de los partidos, perdiéndose el objetivo de su creación. Para fines de 1945 su acción estaba totalmente estancada por la apatía de las comunidades. Con el derrocamiento del régimen de Marcos Pérez Jiménez, resurge el movimiento demandando mejoras en los servicios y buscando participar más activamente en la toma de decisiones políticas dirigidas a los sectores populares. Se fundan confederaciones de juntas promejoras que permanecen activas poco tiempo, como consecuencia de la agudización de los conflictos sociales en el inicio de la década de 1960. El gobierno de Acción Democrática responde creando en 1964 el Programa Nacional de Desarrollo de la Comunidad, dirigido a coordinar el trabajo colectivo de infraestructura y dotación y a reforzar las actividades sociales, culturales y deportivas. El programa estaba diseñado para ser ejecutado por las juntas promejoras que funcionaban en los centros comunales, donde se centraba la acción de la comunidad con su carácter asistencial y benefactor destinado a neutralizar la influencia política de los sectores opuestos al sistema. El Estado de esta manera se convierte en el promotor y organizador del movimiento vecinal desvirtuando cualquier otro tipo de actividad contraria a los planes político-electorales del partido de gobierno. El sector privado también participó de este plan de desarrollo comunal a través del Instituto Venezolano de Acción Comunitaria (IVAC), Acción en Venezuela, y aportes de organismos norteamericanos como los llamados Cuerpos de Paz. El desprestigio en que cayeron estas juntas por el excesivo partidismo, trató de remediarse cambiándoles el nombre por juntas de integración comunal.

Asociación de vecinos: fenómeno social

Mientras en los barrios las juntas promejoras se burocratizaban y partidizaban, en los sectores medios de la sociedad venezolana se venía gestando la organización vecinal incentivada por la defensa del carácter residencial de la urbanización, la preservación de la calidad de la vida y evitar el deterioro del medio ambiente. Las asociaciones de vecinos son organizaciones voluntarias, permanentes, pluralistas y sin fines de lucro, unidas para conservar y mejorar las condiciones de vida urbana y el desarrollo armónico de las ciudades; tienen normas de funcionamiento y dividen sus responsabilidades. Este fenómeno es resultado de un proceso social determinado por la cohesión de la sociedad civil, además de la necesidad de defenderse de las políticas de los concejos municipales -en especial el del distrito Sucre del estado Miranda- que actuaban siempre de espalda a la comunidad. Progresivamente se conformaron asociaciones de residentes o propietarios en algunas urbanizaciones catalogadas como de clase media. Su composición era heterogénea, caracterizada principalmente por su espontaneidad y una relativa comodidad económica. La crisis urbana derivada de la carencia de planificación y deficiencia de los servicios también afectó a los habitantes de las urbanizaciones ubicadas en los sitios más exclusivos en todas las ciudades del país. La respuesta fue la organización, de modo que en 1958 surge la primera asociación de vecinos: Asociación de Vecinos de Horizonte (ASOHORIZONTAE), urbanización entre El Marqués y Boleíta en Caracas; al año siguiente se funda (ASOCORALES) en el litoral central, con el objeto de obligar a los constructores a completar el equipamiento de servicios, pavimentado de calles y otras deficiencias. No tenían carácter jurídico, se ampararon en el ordenamiento dispuesto para las asociaciones civiles con respecto a la defensa de intereses determinados. A partir de este momento y de manera espontánea los vecinos de diversas urbanizaciones van organizando asociaciones civiles, independientes del tutelaje de los partidos políticos y del Estado y unidas por la defensa de la calidad de vida y del hábitat de su zona, entre las primeras estuvieron: Asociación de Vecinos de la Urbanización La Floresta, ARUFLO (1961); Asociación de Propietarios y Residentes de Prados del Este, ASOPRAES (1964); APRUCC de Cumbres de Curumo (1965); Comunidad de la Asociación Miranda (1965); Los Campitos (1966); ASOMARQUÉS (1967) ASOPRUE de Caurimare (1967); APROCAF de El Cafetal (1969); ASOBEMO de Bello Monte (1970); ASOVERDE de Palo Verde (1970), y otras más. Para evitar la dispersión de esfuerzos, estimular la acción de otras comunidades y exigir mayor eficiencia del gobierno local y nacional, 14 de estas primeras asociaciones de vecinos fundaron en 1971 la Federación de Asociaciones de Comunidades Urbanas (FACUR), y en agosto de 1976 se protocolizó el acta constitutiva. La gran lucha de FACUR fue por la promulgación de una legislación que reconociera por parte del Estado a las asociaciones de vecinos y que apoyara la acción desarrollada por este movimiento, lo cual se obtuvo mediante la Ley Orgánica de Régimen Municipal sancionada el 7 de agosto de 1978, que concedió personalidad jurídica a las asociaciones de vecinos y le otorgó atribuciones para presentar ante los concejos municipales proyectos de ordenanzas y solicitar la reconsideración de las ordenanzas que no tuvieran carácter tributario; se obtiene además la separación de las elecciones municipales de las presidenciales y de Congreso y asambleas legislativas. Un año después el Ejecutivo Nacional emite el Reglamento Parcial núm. 1 de la citada ley, compuesto por un conjunto de normas referidas exclusivamente a las asociaciones de vecinos, mediante el mismo se impone la estructura organizativa y se limita su desenvolvimiento al crear la figura del comisionado, que rebasa la idea de democracia y participación que originalmente motivó a los vecinos. Para la década de 1980 FACUR congrega un movimiento vecinal integrado por 70 asociaciones vecinales que se han tornado más coherentes y cohesionadas y con mayor claridad de objetivos. Este crecimiento dio lugar a la creación de otras federaciones en diversos sitios del país: FAVESPA, en San Antonio de los Altos; SALVA, en Valencia; FAVETRU, en Trujillo; FAVETEQUES, en Los Teques; FAVEDIS, en Cumaná; FEDAVEC, en Guayana; Federación de Asovecinos Barcelona; Federación de Asovecinos Barinas; MOVEL, en Lara; Bloque Vecinal, en Cabimas; MOVENE, en Nueva Esparta; Integración Comunal, en Carúpano, etc.; así como el denominado Movimiento de Vecinos, que agrupa a dirigentes vecinales de Ciudad Guayana, Maracaibo, Mérida, Movimiento de Integración de la Comunidad (MIC) y La Voz de Caricuao. Se estructuraron comisiones de educación, capacitación, asesoría profesional, atención de conflictos y publicaciones; las experiencias de todo este trabajo se dieron a conocer en la revista Movimiento de Vecinos. Estas coordinadoras y federaciones, existentes en los diversos sitios del país, fundaron en 1989 la Coordinadora Nacional de Federaciones de Asociaciones de Vecinos (CONFEVECINOS), que agrupa 24 federaciones en todo el país.

Escuela de vecinos

La Escuela de Vecinos de Venezuela, creada en 1980 como una asociación civil sin fines de lucro, independiente de organizaciones partidistas, económicas o religiosas, se ha propuesto como objetivo la educación ciudadana para la participación a través de la capacitación, información y asesoría a ciudadanos y organizaciones comunitarias. La escuela tiene oficinas en Caracas, Cabimas, Río Caribe, San Felipe, Morón, valles del Tuy, San Cristóbal, Maracaibo, Socopó, Barinas, donde presta servicios de capacitación e información por medio de talleres, seminarios y charlas de orientación sobre la organización vecinal, así como cursos de comunicación comunitaria, prensa vecinal, seguridad vecinal, etc., y en la formación de promotores que eleven la calidad de la participación ciudadana; también ha desarrollado un Centro de Información Vecinal y ofrece asesoría presencial, escrita o telefónica sobre temas inherentes a la comunidad: urbanismo, ambiente, ordenamiento jurídico, etc.

Desarrollo en los últimos años

La organización vecinal ha logrado crear numerosos medios alternativos de información para difundir internamente sus luchas y buscar una mayor integración de la comunidad por medio de boletines, volantes, periódicos, folletos, asambleas, foros, etc.; las diversas comunidades conocen de las actividades y éxitos de la lucha vecinal. El interés que despierta la participación de los vecinos en la solución de los problemas, hizo que de los medios impresos de carácter local, se pasara a espacios radiales como El programa de los vecinos y al experimento televisivo Buenas noticias, el cual surgió como una iniciativa de la Escuela de Vecinos de Venezuela y empezó a transmitirse por el canal 5 de la Televisora Nacional el 20 de abril de 1990, como un programa semanal de media hora; el 13 de enero de 1992 se convirtió en un programa diario de media hora, dirigido a promocionar y difundir el desarrollo de las gestiones comunitarias. Este experimento comunicacional hizo posible que en agosto de 1992 se fundara la Agencia Buenas Noticias, que es un servicio informativo que compila, procesa y difunde noticias y reportajes para ser enviados a las emisoras de radio, periódicos y televisoras nacionales y regionales; estas noticias exaltan los valores positivos y los logros de la participación ciudadana. La fuerza del movimiento vecinal ha logrado que los diarios y televisoras abran secciones exclusivas para que los vecinos expresen sus necesidades. Otra experiencia interesante del movimiento vecinal y de la sociedad civil en general es la formación de redes, valiéndose para su funcionamiento de medios tecnológicos como el fax y el computador para difundir la información. Desde 1985 viene funcionando la Red de Corresponsales Populares, que opera como un canal de intercambio y solidaridad entre grupos populares; la Red Queremos Elegir, es una asociación civil que se inicia en 1992, para promover reformas electorales que posibiliten una auténtica democracia, y finalmente, la Red de Buenas Noticias, suerte de acuerdo entre agrupaciones comunitarias, con el propósito de establecer relaciones entre los ciudadanos que con su trabajo echan las bases para el crecimiento del país.

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O.A.P.
BIBLIOGRAFÍA: ABOUHAMAD DE ERMINY, LORENA y JOSÉ GREGORIO DELGADO. Manual de bases legales de la actividad vecinal. Caracas: Escuela de Vecinos de Venezuela, 1994; Manual del vecino. Caracas: Fundación para el Desarrollo Municipal, 1983; PERRONE, LUIS y VÍCTOR RODRÍGUEZ . El movimiento vecinal: las asociaciones de vecinos. Caracas: mimeografiado, s.f.; SANTANA, ELÍAS. El manual del vecino: la prensa vecinal: alternativa de comunicación. Caracas: Ediciones Ecotopía, 1984; __. El poder de los vecinos. Caracas: Ediciones Ecotopía, 1983.

HEMEROGRAFÍA: ALVIAREZ, CARMEN. «Un proyecto de noticiero para las comunidades». EN: Revista Comunicación, Centro Gumilla. Caracas, núm. 71-72, 1990; PASCUALE, NICODERMO e IVÁN ABREU. «Las asociaciones de vecinos y su influencia en la sociedad civil». EN: Revista Comunicación, Centro Gumilla. Caracas, núm. 73, 1991.

Recuperado para fines educativos
Fuente: Diccionario de Historia de Venezuela
Publicado por: Fundación Polar

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