jueves, 19 de abril de 2018

"Petróleo amargo" por Eddie A. Ramírez



Por: Eddie A. Ramírez.
Caracas, 17 de abril de 2018.

Arroz amargo es una película de 1949 que en ese entonces impresionó a mi amigo Antonio, quien pasó muchas noches de insomnio pensando en la despampanante Silvana Mangano. La trama versa sobre la explotación de los trabajadores contratados para el cultivo del arroz y la corrupción. Para los expertos no existe el petróleo amargo, sino el gas amargo, pero en el caso de Venezuela el llamado oro negro ha resultado amargo. No logró desarrollar al país, tampoco a la propia industria petrolera y en en los últimos dieciséis años se derrumbó su producción y procesamiento y ha sido fuente de corrupción.
La historia del petróleo en Venezuela puede dividirse en cuatro etapas. La primera abarca desde 1878 con la creación de la Petrolia del Táchira, que operó hasta 1934. Posteriormente llegaron las grandes transnacionales, las cuales se aprovecharon del corrupto Juan Vicente Gómez y de su entorno para caribearnos. Esta etapa finalizó con la Ley de Hidrocarburos de 1943, que limitó los abusos de esas compañías.
La segunda etapa va desde 1944 hasta la estatización en 1975. Las compañías lograron colocar a nuestro país como el segundo productor mundial de petróleo y el primer exportador. El gobierno elevó los impuestos y para defender nuestros intereses, Venezuela fue promotor fundamental de la OPEP en 1960. En ese entonces nuestro aporte era el 36 % de la producción de esa organización. Venezuela tuvo un crecimiento espectacular, pero no logró diversificar su economía y un elevado porcentaje de la población permaneció en la pobreza.
La tercera etapa va desde 1976 fecha en la que los venezolanos asumieron la conducción de esta industria, hasta finales del 2002. Ante la inminente estatización, las trasnacionales, redujeron la inversión y el mantenimiento, pero formaron personal venezolano. Lógicamente, en esos primeros años declinó la producción. Ante las limitaciones para realizar las inversiones, Pdvsa creó, con la aprobación del Congreso Nacional, Convenios Operativos, Asociaciones Estratégicas e Inversión a Riesgo y Ganancias Compartidas, y con el concurso de empresas privadas logró producir 1.100.000 b/d adicionales, que de otra manera hubiesen permanecido bajo tierra.
La producción en el año 2001 fue de 3.094.000 b/d de crudo y 173.000b/d de líquidos del gas natural y el número de trabajadores era de 69.284, de los cuales 40.955 propios y 28.329 contratados. Es decir que cada trabajador producía 47,1 b/d. La deuda financiera era de 7.500 millones de dólares. Para garantizar el mercado se adquirieron total o parcialmente 18 refinerías en el exterior. Pdvsa era dueña de una capacidad de procesamiento internacional de 1.952.000 b/d.
El gran error fue dilapidar los ingresos y limitar la producción, lo cual nos dejó rezagados y con amarguras.

La cuarta etapa se inició en el 2003, después del despido ilegal de casi 23.000 trabajadores, del ingreso de activistas políticos y de la designación de directores y gerentes sin méritos. Las cifras son elocuentes. La producción de crudo a marzo de este año, consignada en el Monthly Oil Market Report de la OPEP, fue de solo 1.488.000 b/d. O sea que apenas producimos el 4,6% del total de la OPEP y en latinoamérica estamos detrás de Brasil y México.
El número de trabajadores reportado en el último Informe Anual de Pdvsa del 2016, es de 164.370, de los cuales 133.327 laboran en actividades petroleras (110.648 propios y 22.679 contratados) y 31.043 están en actividades no petroleras. Es decir que cada trabajador está produciendo solo nueve barriles por día. Pdvsa explota a sus trabajadores al no velar por la seguridad de las operaciones, lo cual ha ocasionado gran número de accidentes. El propio expresidente Del Pino declaró que se había descuidado el mantenimiento.
En cuanto a refinación, Pdvsa decidió que era preferible vender 10 refinerías en Estados Unidos y en Europa y adquirir tres, en Cuba, Jamaica y República Dominicana. Hoy solo contamos con una capacidad de refinación de 869.000 b/d. Es decir que perdimos 1.085.000 b/d de capacidad de refinación, o sea de colocación de nuestros crudos en el exterior, además de la posibilidad de procesar mucho más si se lograba acuerdos con los socios. Recientemente Cuba se apoderó de nuestra participación en la refinería de Cienfuegos.
Según US Energy Information Administration, en el año 2017 Venezuela importó de Estados Unidos 28.259.000 barriles de productos refinados, de los cuales 6.322.000 barriles fueron de gasolina y 6.426.000 barriles de diesel. El resto fue de diferentes productos. No disponemos de cifras de importaciones de petróleo liviano, ni de combustibles procedentes de otros países. La deuda financiera de Pdvsa al 2016 era de 41 millones de dólares. Además, hay que agregar la deuda que tiene con el Banco Central y con proveedores. Por apropiarse de parte de la cosecha petrolera hay tres expresidentes y unos 60 gerentes indiciados por corrupción.
El petróleo pudo ser nuestro instrumento de desarrollo. Políticas equivocadas produjeron resultados amargos.
Como (había) en botica: La Declaración de los principales 16 países de América afirmando que sin condiciones justas las elecciones “carecerán de legitimidad y credibilidad”, debería hacer rectificar a Henry Falcón. La Asamblea debe autorizar el juicio a Maduro ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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