Por Rafael Viloria
“Oposición o diferencia notable que existe entre
personas o cosas…” “Discusión reiterada
sobre algún asunto…” No es lo mismo jugar que ver
jugar.
Desde 1958 a la fecha: en
Venezuela se viene hablando de democracia participativa y protagónica, en el
ejercicio conductor de los asuntos sociales, económicos y políticos del país.
De ello da muestras, el “Preámbulo” de
la constitución de la república bolivariana de Venezuela de 1999.
Preámbulo: El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes
creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro
Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados
aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana.
Artículo 1. Venezuela se declara República Bolivariana, irrevocablemente
libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de
libertad, igualdad, justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón
Bolívar, el Libertador.
Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad,
la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación
nacional.
Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de
Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
Artículo 3. El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el
desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático
de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la
paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del
cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en esta
Constitución.
Al confrontar el preámbulo
con los principios y los derechos nos damos cuenta de la presencia de un gran
contraste, que obviamente genera una inevitable controversia de forma y de
fondo lo atinente a los derechos humanos y garantías y de los deberes.
Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio
de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio
irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su
respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de
conformidad con la Constitución, los tratados sobre derechos humanos suscritos
y ratificados por la República y las leyes que los desarrollen.
Hoy aquello de la democracia
participativa y protagónica, tan sabiamente visionada.; muestra una realidad en
permanente contraste con la visión conquistada. Ahora Venezuela está bajo el
poder de una crisis social, económica y política, que jamás habíamos soñado.
Contrario
a lo soñado Venezuela está desarrollando una profunda anarquía, que le impide
poner en ejercicio su propia capacidad intelectual y plantearse su propio
despertar, reaccionar y actuar en el
rescate de su propio destino. Ni en noruega, ni en barbudas, está la verdad que
andamos buscando; menos en las manos de ocho personas que intentan ponerse de
acuerdo; de algo que los propios venezolanos quisiéramos saber su pertinente o
no. Jugar, no ver hacerlo.
La
verdad está aquí, en el propio terreno donde la crisis integral, está haciendo
estragos sociales económicos y políticos. No debemos seguir siendo conejillos
de indias en experimentos políticos en clara manifestación equivocada de
nuestra propia visión constitucional venezolana. Dejemos de ser solo
espectadores de un juego que no nos pertenece. Hagamos el nuestro, con nuestros
propios esfuerzos. El libertador está esperando por nosotros, para bajar
tranquilo al sepulcro. El zenit llego a su sitio no hay más espacio. Lo hacemos
y lo logramos o perecemos. Es hoy, no mañana. Asunto de dignidad patriótica.
Ex presidente de Ceconave
Ravil_45@hotmail.com
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