“LA MEMORIA HISTÒRICA E IDENTIDAD DEL VENEZOLANO”
Por: Marianela Escalona
Montesinos.
Ponente:
Dr Rafael Arraiz Lucca. Escritor. Profesor titular UNIMET. Abogado. Magister y Doctor en Historia UCAB. Individuo de Número de la Academia Venezolana de Lengua.
La importancia del tema y el
conocimiento del Dr. Rafael Arraiz Lucca sobre la Memoria Histórica e Identidad
del Venezolano explican la nutrida participación de ciudadanos a través de 2
chats simultáneos de 256 participantes cada uno, para un total de 512
asistentes en esta Edición No. 169 del Foro Hatillano.
Al hablar de Memoria Histórica y de Identidad,
hay que remitirse a una conferencia de Ernest Renán en 1882 donde él se
preguntaba qué es una Nación. Desde entonces el concepto de nación ha ido modificándose pero en lo esencial,
vale la pena partir de los elementos que Renán encontró al analizar el término.
¿Qué hacía que una Nación fuese una nación? Pues un pasado común, una lengua
común, una religión o unos dioses en los que se creía (cosmogonía), un ámbito
geográfico y Renán en ese entonces hablaba de raza, pero hoy día ya se sabe que
las razas no existen por lo que se habla de etnias, entendiendo lo que señalaba
Renán al hablar de razas.
Una Nación es la que
finalmente, articula de acuerdo a sus luchas y sus conquistas, un Estado. La
nación venezolana, los criollos venezolanos, son los que crearon la República
de Venezuela el 5 de julio de 1811. ¿Por qué se había creado una Nación a lo
largo de 300 años? Porque esos criollos venezolanos ya tenían un pasado común.
Por ejemplo Simón Bolívar era descendiente de Simón Bolívar "el
viejo" quien llegó a Caracas alrededor de 1580 de modo que, cuando nace
Simón Bolívar, los Bolívar tienen 200 años en el territorio (8 generaciones).
Por eso se puede hablar de un pasado común en los criollos. Además, se hablaba
la misma lengua, el español, que ha sido uno de los grandes legados de los
españoles en América. Para el Dr. Arraiz, son 2 los principales legados de los
españoles: el idioma y la construcción de las ciudades. Otro elemento que
conforma la nación venezolana es la
religión católica, además de un territorio, un ámbito, una geografía y,
finalmente, un elemento discutible, una etnia común, muy mezclada por el
proceso de mestizaje entre aborígenes, españoles y africanos importados como
mano de obra. De modo que, si atendemos a estos elementos de Renán, advertimos
que Venezuela para el momento de la Independencia ya había decantado una nación
distinta.
Bolívar lo dice muy
claramente en la Carta de Jamaica "...somos un género aparte..."
describiendo a los criollos. Y ¿Quiénes
son estos criollos? no son españoles peninsulares, tampoco exactamente
aborígenes ni africanos, si no esa especie mestiza que se ha ido creando y que
quiere gobernarse con base a ese pasado, en esa historia común.
Con el paso del tiempo, más
allá de lo dicho por Renán en 1882, se advierte que a lo largo del siglo XX se
crean los Estados como una categoría, una fórmula jurídica que encuentran las
naciones para formalizar su territorio y regirse por un Estado de Derecho.
La mayoría de estos Estados
son "plurinacionales, a veces de forma muy evidente.
Tal es el caso de Suiza que
posee varias naciones que hablan diferentes idiomas, Canadá como un caso similar.
Bolivia es claramente un Estado plurinacional donde están los criollos
bolivianos, los aymarà y otras etnias; lo mismo ocurre en Paraguay con una
etnia numerosa que habla tupì-guaranì y muchos ni siquiera hablan español.
Venezuela también, extremando el argumento, puede considerarse un Estado
plurinacional ya que con nosotros conviven nuestros compatriotas yekuana,
pemón, warao, wayuu, etc, que son consideradas naciones porque tienen un
pasado, una religión, una lengua y territorio comunes, de modo que son naciones
que conviven dentro del Estado venezolano. Comenzamos a ser un país
plurinacional desde la llegada de los españoles.
Venezuela son muchos países,
y la suma de todos ellos; de esas singularidades nace la venezolanidad.
Una de las características
de la República es que "es el lugar donde cabemos todos",
indiferentemente de nuestros credos religiosos, pero la primera Constitución
venezolana, la de 1811, manifestaba que la República profesaba la religión
católica lo cual resultaba un contrasentido que fue corregido posteriormente en
la Constitución de 1830 bajo la égida de José Antonio Páez, donde se asume
plenamente el estado liberal, en el sentido de que éste no puede
pronunciarse por religión alguna; si lo
hace se convertiría en una teocracia.
Los Estados modernos se
fundamentan en la libertad de cultos, pudiéndose profesar cualquiera de ellos,
sin ninguna religión oficial por más que la católica sea la mayoritaria en
Venezuela, por ejemplo. El Estado moderno es esencialmente laico.
Es evidente que 500 años,
que son los que Venezuela tiene incorporada al mundo occidental, son muy pocos.
Un historiador llamado Fernand Braudel hizo una aproximación en el
establecimiento de los tiempos históricos: Tiempo Breve de 200 años, Tiempo
Medio de 500 años y Periodo Completo de 800 años. De los 500 años de nuestro
país, durante 300 años fuimos parte del
Imperio español. Resulta absurdo ignorar el período colonial venezolano porque
allí fue donde se formó el espíritu de la nacionalidad; esa nación criolla,
esencialmente mestiza, donde hay un componente muy importante de la sangre
africana, elemento que nos diferencia
radicalmente de colombianos, chilenos, peruanos, etc y nos acerca mucho a la
combinatoria étnica de Brasil. En Venezuela la presencia de la mano de obra
africana fue muy grande e importante y la aborigen fue, en términos
comparativos, bastante menor que en Colombia, Ecuador, Perú, México; donde fue
muy importante.
Resulta imposible no
advertir que en ese proceso de mestizaje nuestro de 300 años como provincia
española y 200 años de República, la combinatoria social venezolana es muy
particular en el concierto de América
Latina.
Después de ese pasado
histórico colonial, la migración a Venezuela en el siglo XIX fue muy reducida,
pero la hubo. Se crearon unos enclaves importantes de alemanes en Maracaibo,
Puerto Cabello y Valencia. De igual forma se creó un enclave de ingleses en La
Guaira y Caracas y un grupo de corsos se establecieron en el oriente y sur del
país. Esto ocurrió a partir del Estado Moderno venezolano en 1811 y 1830 cuando
Venezuela es República de Venezuela y deja de ser un departamento de la
República de Colombia.
El aporte de estas
migraciones de alemanes, corsos e ingleses fue muy importante ya que venían de
países en vías de industrialización, con niveles educativos mejores que los
nuestros, convirtiéndose en factores dinamizadores de la economía y la
modernidad.
Los primeros judíos, la mayoría sefardíes, llegan a Venezuela
desde Curazao huyendo de la Inquisición española, pasando por Holanda y cuando
ésta se adueña de Aruba, Bonaire y Curazao en 1635, comenzaron a llegar judíos
principalmente a Coro a finales del siglo XVII.
La primera sinagoga que se
construyó en Venezuela fue en el Cayo Paiclá en Morrocoy y luego se construyó
otra en Coro. Los judìos asquenazí llegan por la persecución de judìos en
Europa a partir de 1939.
Sin embargo, las grandes
oleadas migratorias que recibe Venezuela ocurren en el siglo XX a partir de la
aparición del petróleo y particularmente con el surgimiento de la Guerra Civil
española. Rafael Arraiz afirma que entre 1936 y 1958, a Venezuela llegaron
centenares de miles de inmigrantes, especialmente españoles, españoles
canarios, portugueses (la mayoría de Madeira) e italianos en su mayoría de
pueblos del sur de Italia. Tanto portugueses como italianos vinieron huyendo de
la pobreza de la postguerra en Europa, buscando un destino promisorio en un país con las reservas petroleras más grandes del mundo y
prácticamente despoblado con casi 1 millón de kilómetros cuadrados de
territorio.. Según el censo de 1961 Venezuela tenía 7 millones de habitantes,
de los cuales un poco más de 1 millón eran extranjeros llegados en los 20 años
anteriores. Este fue uno de los procesos migratorios más grandes de
Latinoamérica, solo superado por el de Argentina que fue gigantesco.
El proceso de grandes
oleadas migratorias se suma a la
condición mestiza venezolana, que se acentuó
aún más, a partir de la guerra en Colombia en 2 momentos fundamentales:
la llamada década de la violencia entre 1948 y 1957 y luego a partir del
surgimiento de la guerrilla (FARC) en 1964, llegando millones de colombianos a
nuestro país. En la actualidad la mayoría son binacionales.
Venezuela es forzosamente,
en su combinatoria social, un país cosmopolita que ha recibido a mucha gente de
otros países y este es un rasgo definitorio del venezolano: su espíritu plural
y cosmopolita.
Resulta interesante recordar
que la nación venezolana, que durante 300 años se dedicó al cultivo del cacao,
el añil, tabaco y ganado, con una gran producción de cuero (el cordobán
caroreño era muy valorado en España).
Esta sociedad colonial agrícola, prácticamente sin producción minera,
pasará la página hacia el sigo XIX
convirtiéndose en una sociedad cafetalera; Venezuela en algunos momentos
del siglo XIX llegó a ser el segundo productor mundial de café. Este rubro fue
introducido en Venezuela por los jesuitas en la región de Guayana alrededor de
1760- 1770 y muy pronto se diseminó por todo el país.
Es a partir de 1914 que la
sociedad venezolana va a experimentar un cambio radical e importante con la
aparición del petróleo, que condujo a Venezuela a ser uno de los primeros
países de América Latina que se "urbanizó". Cuando comienza el siglo
XX la proporción de la población venezolana era así: 80% de los habitantes
vivía en el campo y 20% en ciudades. Al día de hoy la proporción es exactamente
inversa: 86% vivimos en ciudades o pueblos de más de 100 mil habitantes y
apenas un 14% de la población vive en el ámbito rural. Esto ocurre por la
aparición del petróleo que ha sido el epicentro de la vida econòmica, política,
social y cultural del país. Buena parte de los logros venezolanos, que han sido
muchísimos, durante el siglo XX en diferentes períodos, se deben a los recursos
petroleros, al talento de los venezolanos y a una decisión que colectiva e
imperceptiblemente tomamos.
Al caer la dictadura de
Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, en Venezuela habían 6 universidades;
cuando Rafael Caldera entrega el poder a Hugo Chávez en 1998, apenas 40 años
después, Venezuela contaba con 130 casas de estudio superior entre Universidades
e Institutos Universitarios. Esto evidencia que hubo un proyecto
extraordinario, democrático de educaciòn, en el que se incorporó la mujer. Fue
la gran revolución venezolana. Para 1960 sólo 1 de cada 10 estudiantes era
mujer y hoy día el 55% de la población estudiantil universitaria está
conformada por mujeres. En solo 60 años, la mujer se ha incorporado de manera
masiva a la vida profesional del país.
Todos estos acontecimientos
han ocurridos entre 1958 hasta nuestros días, con las circunstancias que todos
conocemos y que estamos viviendo en los últimos 20 años en los que nos hemos
sumergido en una cantidad de políticas reaccionarias anacrónicas, totalmente
superadas en todas partes del mundo pero que en Venezuela, un sector que
gobierna al país, considera que son las políticas adecuadas, por más que la
realidad les está señalando todo el tiempo que es un camino erróneo.
La mejor manera de
vincularnos a nuestra historia y de acercarnos a ella, es conocerla. Esto no
solo aplica para la Historia sino para todo. Se ama lo que se conoce. Es un
proceso lento que se va dando a medida que vamos conociendo vamos amando cada
vez más. Ignorar nuestra historia nos dificulta amarla y defenderla.
Hay que resaltar el tema de
los estudios formales de Historia en las diferentes etapas de la educaciòn; es un trabajo a
abordar. No se puede transmitir un
conocimiento si no lo amas, no lo entiendes y no profundizas en él. Lo
fundamental es que se despierte interés y gusto por el conocimiento histórico. También es importante la formación
con pensamiento crítico porque la historia no son solo fechas y batallas si no
la interpretación de coyunturas, fenómenos y personajes.
Otro tema pendiente tiene
que ver con la primera unidad educativa de la que formamos parte: la familia,
donde se siembra el amor al país, su historia, a formar parte de una comunidad
histórica, que ha tenido una trayectoria extraordinaria, accidentada, hermosa,
difícil. Para el Dr. Arraiz hay que centrarse en este aspecto: para amar la
Historia de Venezuela hay que conocerla, y para conocerla los historiadores
deben enamorarnos y acercarnos a ella.
La Historia no es solo la
Historia política si no que tiene muchas aristas: gastronomía, música,
economía, cine, literatura, etc. Todas las manifestaciones del hombre son
historiables y abordables desde el punto de vista de una secuencia que nos
permite advertir cómo ha sido su devenir, cómo ha sido su desarrollo. No
podemos quedarnos en la idea de que la historia política es la Historia de
Venezuela. No es necesario que seamos historiadores para apasionarnos por el
desarrollo de determinada área de interés en el país. Todas las facetas de la
actividad social, de la vida comunitaria son una invitación a conocerlas y este
es un paso para amarlas.
Tenemos la equivocada
creencia según la cual a los países los
desarrollan sus gobiernos. Sin duda, el gobierno es determinante para que un país camine hacia
adelante, se estanque o de pasos hacia atrás. Pero el gobierno es solo un
factor, no el único. Nosotros, desde nuestras condiciones personales, laborales
y profesionales, desde nuestras comunidades, desde toda forma de organización
social tenemos algo que aportar, y es nuestra convivencia democrática,
ciudadana, conducirnos dentro de una sociedad en el marco de un Estado de
Derecho, donde todos somos ciudadanos poseedores de derechos y deudores de
deberes con esa sociedad a la que pertenecemos. Es mucho lo que podemos hacer
desde nuestras esferas individuales.
No todo lo hace el gobierno
en ningún país del mundo; son las sociedades las que motorizan a las
comunidades y los gobiernos terminan siendo una expresión de esas sociedades.
Esperar que el gobierno cambie para nosotros asumir nuestras tareas de
emprendimiento, no tiene sentido. ¡Hay que hacerlo! ¡Siempre hay que hacerlo!
Esa es la tarea del ciudadano, una tarea independiente del gobierno de turno.
Es evidente que el
conocimiento histórico, el mantenimiento y la salud vigorosa de la memoria
histórica de una nación, contribuye decididamente a su mejor desarrollo, a su
crecimiento y sobre todo, a la generación de riqueza que es el gran reto de
cualquier nación.
¿Cómo convertir materia
prima que no vale nada en productos elaborados? ¿Cómo generamos riqueza, cómo
generamos información en conocimiento? Todo lo que el mundo hace hoy en día y
que es el gran reto: convertir algo que no vale nada en algo que tenga mucho
valor gracias a la ciencia, al trabajo, a la voluntad, a la disciplina, al
orden, para convertir la nada en piezas de valor.
Con a la Asistencia de 512
participantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario