martes, 22 de septiembre de 2020

Foro Hatillano #172. EL ENEMIGO PRINCIPAL. Foro Chat Whatapp. Jueves 17 de Septiembre de 2020. Ponente: Profesor Samuel J. Pérez Hermida. Sociólogo.



EL ENEMIGO PRINCIPAL

 

Por: Marianela Escalona Montesinos.

 

Ponente: Profesor Samuel J. Pérez Hermida. Sociólogo. Magister en Ciencias Políticas. Jefe del DAHS de la Escuela de Sociología de la UCV. Directivo de la Asociación de Profesores APUCV.

 

 El Profesor Samuel J. Pérez Hermida emplea el término "Enemigo Principal" como referente para el análisis de la actual coyuntura sociopolítica de nuestro país y particularmente, para responder a las interrogantes de qué hacer y cuál es el rol que le corresponde jugar a la Sociedad Civil venezolana ante el probable evento del venidero 6 de diciembre de elecciones parlamentarias. El término es útil para plantear la necesidad de unir a todos los sectores que componen las fuerzas democráticas en Venezuela, en una estrategia compartida y común, con un plan de acción que realmente sirva para desalojar del poder a los actuales actores políticos que ocupan y controlan el aparato del Estado venezolano.

 Para el Profesor Samuel Pérez Hermida, las oportunidades para los actores políticos democráticos, no solo en términos de la recuperación de la Democracia, si no en la posibilidad de volver a dirimir sus naturales diferencias en un escenario en el cual las reglas democráticas tengan algún sentido y alguna efectividad, supone en primer lugar, separar del poder al proyecto político chavista-madurista. No hay posibilidad de avanzar en un escenario de juego democrático mientras no hayamos derrotado al "Enemigo Principal". Este planteamiento puede contribuir al debate y la reorganización de la lucha política en Venezuela.

 Contexto Histórico-Conceptual.

 El término "Enemigo Principal" fue planteado por un abogado y político alemán llamado Karl Liebknecht, quien fué cofundador, junta a Rosa Luxemburg, de la Liga Espartaquista como facción del Partido Social Demócrata alemán, y luego del Partido Comunista de Alemania.

  Liebknecht nació en Leipzig en 1871 y murió asesinado en Berlín en 1919, poco después de finalizada la Primera Guerra Mundial, en el marco de una compleja crisis política en su país que terminó por dar al traste con lo que se conoce como la República de Weimar.

 Este político es conocido especialmente por haber asumido una férrea oposición a la participación de Alemania en la guerra, y lo hizo desde su posición como diputado en el Reichstag o parlamento alemán, del cual fue miembro entre 1912 y 1916 en las filas del partido Social Demócrata. Esa oposición lo llevó a enfrentarse a todos los diputados del parlamento alemán de todas las tendencias, incluso a los de su propio partido. Votó en contra de la solicitud del gobierno alemán ante el parlamento para el otorgamiento de créditos adicionales al presupuesto nacional, para destinarlos a la campaña bélica.

  Liebknecht redactó un manifiesto que circuló de forma clandestina en forma de volante, por  calles, fábricas, barrios obreros y en los círculos del partido Social Demócrata. El título del manifiesto era "El enemigo principal está en casa", y pasó a la historia política occidental como un símbolo de las posturas del internacionalismo obrero en contra del militarismo y de la guerra.

  Uno de los párrafos más importantes rezaba:" ...el enemigo principal de un pueblo está en su propio país", queriendo destacar que algunos factores políticos alemanes, concretamente  los factores pro militaristas que detentaban el poder, forzaban la situación en aras de llevar a su nación a un conflicto bélico de gran envergadura como lo fue, en efecto, la Primera Guerra Mundial, convirtiéndose en los principales enemigos del pueblo alemán y no las otras naciones o potencia extranjera que contrarias a los intereses de la nación; eran los propios factores de poder alemanes quienes obligaban al país a ingresar a un conflicto que iba a significar destrucción y pesar en el pueblo alemán.

 Es precisamente a partir de esta idea del enemigo interno como principal enemigo de la sociedad, de donde surge la analogía desarrollada por el Prof. Samuel Pérez para referirse a la situación de la lucha política venezolana de los últimos 20 años, que incluye a más de la mitad de la población venezolana en contra del proyecto político que inició Hugo Chávez y que actualmente continúa Nicolás Maduro con el apoyo, la connivencia y participación de un conjunto de factores políticos externos y aliados internacionales que, por intereses geopolíticos, le dan sustento al régimen autoritario que controla actualmente el aparato del Estado venezolano.

 Utilizando la analogía  del término empleado por Liebknecht en su histórico manifiesto, Samuel Pérez asume que en Venezuela el enemigo principal es el chavismo-madurismo en tanto representa un proyecto global antioccidental a gran escala.

 La ascensión al poder de Chaves y la implementación como bloque de dominación de lo que se conoce como "chavismo" en nuestro país, ha significado a lo largo de estos últimos 20 años, además de la implementación de un modelo autoritario y totalitario de gobierno, cuyo ejercicio en cuanto a la implementación de políticas públicas ha sido desastroso y con un impacto negativo para la mayoría de la sociedad venezolana,  en todas las expresiones de la vida social y econòmica del país, si no que además ha colocado a Venezuela en una dimensión de un juego geopolítico inédito.

 Venezuela ha sido convertida por el chavismo en un "peón en un tablero de ajedrez geopolítico internacional", que es la expresión de una confrontación a gran escala de un conjunto de actores internacionales antioccidentales que, por múltiples razones (económicas, políticas, ideológicas, etc) están en contra del mundo occidental. Este proyecto a gran escala y a largo plazo tiene a nuestro país como una pieza en ese tablero y  aquellos quienes han permitido las condiciones para que sea posible la mal llamada "revolución bolivariana", son en consecuencia el "Enemigo Principal" no solo de las fuerzas democráticas venezolanas si no de la sociedad en su conjunto, convirtiéndonos en víctimas y rehenes de este desastre histórico en el cual ha devenido. Es así que tiene sentido la expresión de Liebknecht que inspira este planteamiento. "EL ENEMIGO PRINCIPAL DE UN PUEBLO ESTÀ EN SU PROPIO PAÌS".

 Además de lo que se haga desde el punto de vista de la política interna, lo que ocurra en el país también dependerá de las acciones que desplieguen los actores internacionales en un escenario de gran complejidad global. En el llamado "bloque occidental" Estados Unidos sigue siendo el líder en términos políticos y económicos, aunque dentro del mundo multipolar actual se ha conseguido un equilibrio entre Estados Unidos y la Unión Europea.

 Esto fue  posible en Venezuela luego de la crisis del proyecto histórico encarnado por el sistema político "puntofijista" que se constituyó en Venezuela luego de la derrota de la dictadura de Pérez Jiménez en 1958, por un conjunto de elementos en el proceso histórico de la formación social venezolana y en consecuencia, de la construcción de la cultura política de nuestro país. Estos elementos generaron las condiciones propicias para que el fenómeno político que en su momento encarnó Chávez, pudiera capturar con éxito el poder y control de aparato del Estado venezolano.

 Desde una perspectiva social, histórica, política y cultural, de lo que significa la cultura política en Venezuela, esto tiene que ver con lo que se conoce como "Impronta del Caudillo" en términos de la antropología política. El proceso de construcción histórico de la formación social venezolana a lo largo de más de 500 años, ha sentado las bases para que nuestra sociedad sea en su imaginario, una sociedad muy poco democrática, con actitudes poco tendientes a la comprensión cabal de lo que significa el concepto de Democracia y, en consecuencia, menos preparada para el ejercicio pleno de la misma.

 La sociedad venezolana ha sido históricamente, una sociedad caracterizada por un profundo déficit democrático tanto desde el punto de vista de la concepción y comprensión misma de la idea de Democracia, como de su puesta en práctica en  formas de organización política que permitan el desarrollo de formas democráticas de gestión tanto de la vida ciudadana como de la gestión pública.

 La "Impronta del Caudillo" en la cultura política venezolana ha determinado que el personalismo Político sea uno de los rasgos característicos de la acción de cualquier dimensión de lo Político en nuestro país y, por supuesto, del proceso histórico de la construcción de las organizaciones políticas y sociales en Venezuela. Desde una perspectiva sociológica puede decirse que las expresiones de ello y los indicios o elementos que refuerzan esta hipótesis, pueden observarse en la sociedad venezolana en el ejercicio de cualquier espacio de poder o administración de recursos, desde el más pequeño hasta el más grande en el aparato político-administrativo del estado venezolano. Un ejemplo puede verse en cualquier partido político venezolano , tanto del pasado como del presente, que en términos generales terminan siendo, como consecuencia de este personalismo político, una especie de "club de amigos" donde las decisiones y los procesos de construcción de las líneas de acción política no son el resultado de un debate sano de ideas para construir consensos que permitan la articulación de unas líneas de acción política, que sean consideradas colectivas por los miembros de esa organización, como las más adecuadas para intervenir en un determinado contexto o proceso político, si no que terminan siendo la expresión de la voluntad de los dirigentes de esas organizaciones o incluso de un solo dirigente, a la usanza de los viejos caudillos decimonónicos, quienes marcan la pauta o la ruta; en consecuencia, quienes forman parte de esa organización o son seguidores del caudillo, no tienen más alternativa que seguir casi ciegamente la dirección que este líder apunta.

 El personalismo político, que históricamente ha estado presente en las expresiones políticas venezolanas, hoy en día se ha convertido, en el contexto de la situación que vivimos, en uno de los principales obstáculos para la necesaria unidad de la oposición democrática en su lucha contra el chavismo-madurismo que, en opinión del Profesor Pérez, es el "Enemigo Principal" a derrotar. La unificación de medios tácticos y estratégicos entre los actores políticos y los actores de la sociedad civil es indispensable para que podamos superar la situación actual y producir el quiebre del bloque hegemónico de dominación que actualmente controla el aparato del Estado venezolano. Sin esa unidad de propòsito y de acción, el objetivo estratégico superior que se debe alcanzar para que la sociedad venezolana pueda recuperar una senda de desarrollo y progreso dentro de unos cauces razonablemente democráticos, no será posible mientras no sean  capaces de entender que deben abandonar su visión caudillista y personalista de buscar el beneficio para sus parcelas de interés o buscar espacios en los cuales se obtengan algunas mínimas prebendas que puedan alimentar los particulares intereses de su organización o bien sostener una pequeña clientela político-partidista. Mientras esto no sea posible de comprender y actuar en consecuencia, difícilmente podremos producir el cambio político necesario para superar la crisis que actualmente vive Venezuela. Una expresión de este señalamiento es la evidente profundización de la ruptura interna en la oposición venezolana que puede observarse en la confrontación que se desarrolla entre partidos políticos y dirigentes de la oposición en la actual coyuntura política.

 El caudillismo-personalismo es parte de nuestra cultura política y nuestra formación social. La única estrategia posible para ir disminuyendo esta impronta cultural es la formación ciudadana para construir una cultura política y cívica que se contraponga contra el autoritarismo y a las posturas antidemocráticas propias de esta concepción caudillista

 Ante este panorama se presenta la decisión de qué hacer ante el evento electoral del 6 de diciembre de 2020, elecciones parlamentarias convocadas por el régimen madurista, con condiciones que, en términos estrictamente democráticos, resultan evidentemente inaceptables. Para el Profesor Pérez es una trampa evidente por cuanto el diseño de la convocatoria a través de modificaciones anticonstitucionales que se han venido produciendo, determinan que, independiente del nivel de participación de los electores, las listas presentadas por el partido hegemónico del régimen van a obtener de forma casi automática, el 52% de los diputados de la Asamblea Nacional. En el mejor de los escenarios, con una unidad perfecta de las fuerzas democráticas, superando las contradicciones que existen a lo interno de esas fuerzas, estaríamos en presencia de un evento en el cual solo podríamos obtener, movilizando a todas nuestras bases de apoyo, un 48% de los diputados. De manera que, para el partido de gobierno, la mayoría está previamente garantizada. Esta es la trampa y el desafío. Estamos frente a un escenario que para las fuerzas democráticas venezolanas, es de Perder-Perder de manera inexorable.

 Una de las más importantes debilidades de la oposición es la ausencia de una verdadera unidad que efectivamente permita diferir las naturales diferencias existentes en el marco de la pluralidad democrática de los factores políticos que la integran, en la dirección de sumar esfuerzos que permitan construir una estrategia compartida para avanzar hacia la derrota del "Enemigo Principal". Esta situación de fragmentación de las fuerzas democráticas ha generado la inexistencia de una dirección política eficaz en la lucha por la liberación de nuestro país. La falta de unidad nos ha llevado a una confrontación fratricida que solo ha servido para favorecer la permanencia en el poder de fuerzas antidemocráticas. Hasta ahora, el 6 de diciembre nos coloca ante un probable escenario Perder-Perder, lo cual nos obliga a pensar en las formas de escoger la menor de las derrotas,  minimizar los daños y preservar las mejores condiciones posibles para relanzar y sostener la lucha por la Democracia y la liberación de Venezuela más allá de esa fecha.

 En consecuencia, ante el desafío que representa el 6D, luce necesario desarrollar acciones políticas que sirvan para reactivar la movilización ciudadana con miras a seguir erosionando al régimen. No podemos obviar la dificultad adicional por la pandemia por COVID-19, sin embargo, desde el punto de vista político, el desafío sigue estando allí y en opinión de Samuel Pérez Hermida, el camino a seguir luce obvio y evidente: superar acciones carentes de objetivo y metas inalcanzables. El camino de fracasos y expectativas no satisfechas desestimulan la participación cívica y la lucha del ciudadano por la reconquista de la Democracia,  promoviendo desesperanza y abriendo el camino al peligroso escenario de la antipolítica. Hay que unificar el discurso para mandar un mensaje menos ambiguo a los ciudadanos.

 El diferimiento del evento electoral del 6 de diciembre sería una excelente oportunidad para abrir un espacio para la negociación y la búsqueda de consenso entre las fuerzas democráticas y especialmente entre los dirigentes más visibles de la misma, para unificar criterios.

 El papel fundamental de los actores de la sociedad civil venezolana es constituirse en un factor capaz de hacer ver a los sectores políticos democráticos, que ellos deben ser capaces de diferir sus diferencias en aras de la necesaria unidad real y efectiva para rescatar la Democracia en Venezuela, producir el cambio político y después, puedan volver al libre juego democrático en el cual cada partido compita con los otros por el favor del electorado.

 Con el "Enemigo Principal" en el poder no habrá en Venezuela espacios para nadie que no sea el chavismo-madurismo y la perpetuación de la Dictadura.

 La organización de la Sociedad Civil es clave. Los saldos organizativos de acciones y actividades de la sociedad, deben construir una sociedad democrática responsable, un ciudadano activo e involucrado y una conciencia cívica democrática, para poder ser un grupo de presión y opinión, con mayor peso específico en los procesos de toma de decisiones políticas. En la medida que la organización social aumente y se consolide, debe ir acompañada de una política comunicacional  por parte de estas expresiones organizadas de la sociedad civil;  tener visibilidad y capacidad de hacer notar su peso específico, para que las organizaciones políticas las tomen cada vez más en cuenta a la hora de decidir y organizar acciones tácticas o estratégicas, y poner en práctica sus políticas.

 La solución colectiva pasa por la formación ciudadana para que todos puedan aportar en la construcción de un consenso.

 Los venezolanos debemos prepararnos con conciencia cívica y democrática para el ejercicio de la ciudadanía en una nueva Venezuela.

Con la participación de 256 ciudadanos.















 

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