Por José Rafael Hernández
Mi maestra, me enseñó
las letras, me enseñó los números, me abrió el amor por una Patria grande, me
enseñó de Dios, de un Dios que era muy parecido a ella.
Una maestra que reunía
en un salón, alumnos de distintas edades, pero a todos les enseñaba lo mismo.
Sumar, escribir “mamá” y “papá”, restar y conocer los primeros tonos del Himno
Nacional.
Bella maestra, toda
vocación y conocimiento de cada uno de sus alumnos. Cobraba 5 bolívares, de
aquellos, y su casa estaba al lado de la fábrica Savoy, que teníamos en El
Valle. Olía a cada rato a chocolate.
Hoy me recuerdo de todo
el esfuerzo y la dedicación de ella, la tengo entre mis mejores cosas.
Pero trato de comparar
sus pequeños grandes detalles con los que hoy tienen que sufrir los maestros.
Esos que trabajan para un gobierno del siglo XXI.
Sin agua, sin luz, con
unos precios que todos los días superan varias veces, el ingreso de ellos. A
veces sin ingresos para tomar un autobusete y llegar a la escuela, por no tener
plata para moverse.
Veo sus zapatos, que
tienen varios años de comprados. A veces traen unos que tienen un hueco en la
suela.
Los maestros, quienes
deben ser los mejores considerados, como los jueces, como los policías, como en
Japón.
Mucho desarrollo ha
tenido la pedagogía, desde la época de Cecilia hasta hoy. Pero hemos ido
perdiendo alumnos en los Pedagógicos venezolanos, en los últimos años, siempre
hay cupo. Nadie quiere ser maestro o profesor, menos para estar siempre pidiendo
que los despejen del ingreso mínimo, donde los han ido reduciendo. Sigo viendo
sus zapatos.
¡Ahh! Y gobernados por
un exsindicalista de los maestros de Caracas. Un otrora defensor del ingreso y
de las condiciones de trabajo de los educadores, otrora.
Esos seres que hoy no
son sino una caricatura de lo que debe ser, se les pide compromiso y
militancia, se les pide compromiso con un Estado que no los tiene de
predilectos, de escogidos por la sociedad para que se encarguen de los
chipilines, de los hijos de la Patria.
Recuerdo a la Señorita
Cecilia y veo a nuestros maestros actuales, empobrecidos y llevados casi al
salario mínimo, no debe ser…
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