domingo, 10 de enero de 2021

Cambero: un ser del Lara profundo por @nefreitez

Por Nelson Freitez Amaro

En estos exigentes tiempos en los que se multiplican dificultades, pérdidas y aspiraciones vencidas, apelar a la memoria de quienes sembraron tenacidad, esfuerzos prolongados, solidaridad y, sobre todo, dignidad, luce imprescindible.

Apuntalar nuestra vulnerable existencia cotidiana con el referente de quienes construyeron vigorosos tejidos humanos, organizaciones sociales consistentes y proyectos de vida compartida, es necesario para seguir caminando.

Aludimos a uno de esos seres, nacido en la sequía del Lara semiárido, levantado en medio de las severas restricciones naturales que siempre han retado titánicos esfuerzos del trabajo y la organización social de su población. Provenía del pueblo de Muñoz, vecino de La Candelaria, en el muy ancho Municipio Torres, donde nació y se crio su fraterno amigo Alirio Díaz.

José Alejandro Cambero, fundador de cooperativas en el estado Lara a comienzos de los años 60 del siglo pasado, hombre de fe que supo combinar sus profundas creencias en la caridad religiosa con las prácticas sociales de un cooperativismo amplio y solidario durante cerca de seis décadas.

«Camberito», como lo llamaron sus compañeros del cooperativismo larense, nos legó un compendio de valiosas enseñanzas y ejemplos en su larga trayectoria por la acción social. Siempre supo estar al lado de las causas más nobles y comprometidas en distintos momentos de su vida.

En los tiempos en los que el reto principal del país en los años 40-50 se concentró en salvar vidas a través de campañas de fumigación antimaláricas para evitar que estas enfermedades endémicas continuaran diezmando a nuestra población, Camberito asumió su lugar en ese tenaz esfuerzo nacional.

Llegó a convertirse en supervisor de cuadrillas que enfrentaban en el terreno esa dura batalla contra un mortal adversario de la salud de nuestra gente.

En ese tránsito a la ciudad, en la búsqueda de alternativas sociales para construir opciones de vida dignas para las familias, se comprometió desde las primeras iniciativas promotoras a organizar embriones de las primeras cooperativas a la caída de la dictadura perezjimenista.

A la Cooperativa Kennedy en su urbanización Bararida, en Barquisimeto, le dedicó cerca de 60 años de su vida, desde su fundación en el año 1964 y, desde esta se integró a todo el movimiento regional de cooperativas, contribuyendo sin pausas a construir uno de los más vigorosos y participativos movimientos cooperativos de toda América Latina.

En las distintas etapas y evoluciones de este movimiento social, Cambero aportó su constancia, ecuanimidad y un sentido muy comprometido de la lealtad a los ideales de la solidaridad y la inclusión social. Acompañó todo un dilatado tránsito de unas cooperativas inicialmente dedicadas a sus integrantes a unas organizaciones muy expansivas integradas a sus entornos comunitarios y a la sociedad en general.

Como integrante de la integración cooperativa Cecosesola se vinculó a la universidad pública a comienzos de los años 2000, su Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado, donde se licenció como Administrador décadas antes. Desde ese vínculo promovió la creación de la Cátedra de Autodesarrollo en Cooperativismo en los decanatos de Administración, hoy Ciencias Económicas y Empresariales, vigente durante más de tres lustros, de la cual fue su principal docente y, en el Decanato de Ciencias de la Salud, sobre Cooperativismo en Salud. La evaluación del estudiantado participante en tales Cátedras las consideró como de las experiencias de mayor riqueza humana y aprendizaje en su trayectoria.

Camberito vivenció su vocación pedagógica con intensidad y compromiso con la universidad pública, estableciendo con logros ese puente que tanto anheló entre cooperativismo y universidad.

En el mundo social de la iglesia católica también «militó» por décadas, asumiendo con devoción y fidelidad su compromiso cristiano, participando en diversas obras sociales de la iglesia, hasta asumir responsabilidades en los «Matrimonios con Cristo» junto a su esposa, compañera de vida que le sobrevivió hasta el presente.

En las distintas facetas de su vida, José Alejandro Cambero dejó constancia de su vocación por el trabajo tenaz y por la búsqueda tesonera de resultados. Fruto de una generación venida de los campos áridos, con tradición de esfuerzos sostenidos y de austeridad en el uso de los recursos, en la universidad a Cambero no se le vio desmayar ante las dificultades presentes en este centro de estudios para mantener abiertas, hasta que su salud se lo permitió, las cátedras que fundó.

Su sentido del compromiso contraído y la lealtad a las causas sociales que lo trascendían lo demostró siempre en las obras sociales tanto de la iglesia católica como en las distintas tareas que asumió en el movimiento cooperativo.

Un ser que transitó del Lara muy adentro, de un caserío pequeño y árido, a encontrarse con la misión de construir un mundo fraterno y solidario, a la cual le dedicó plenamente su existencia. Su ejemplo nos acompaña.

nefreitez@yahoo.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario