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domingo, 28 de abril de 2024

¿Final del túnel? … sigamos. Ismael Pérez Vigil. Politólogo, 28 de abril de 2024

 


¿Final del túnel? …  sigamos

Ismael Pérez Vigil, 27 de abril de 2024

La oposición democrática, tras semanas de angustias, dimes, diretes y amargas discusiones, sobre todo en redes sociales (RRSS), hizo lo que se esperaba y ha hecho durante los últimos 25 años: ponerse de acuerdo para presentarle al país una opción electoral unitaria. No me cansaré de repetirlo, la Coordinadora Democrática, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y la Plataforma Unitaria Democrática (PU) son el ejemplo de que eso es así y es mezquino no reconocerlo. En la solución de esta supuesta crisis para la selección del candidato presidencial opositor y todo lo realizado para lograr el apoyo de algunas organizaciones políticas, tenemos una nueva demostración de esa afirmación.

Decisión unánime, otro hito.

Se dice fácil, pero no lo es, lograr una decisión unánime para designar un candidato, en un ambiente que, al menos en la discusión pública, fue muy tenso, por momentos subido de tono y hasta amargo. Seguramente algunos no estarán totalmente agradados con la solución alcanzada, porque esperaban otra: Que se aceptara la voluntad popular expresada el 22 de octubre de 2023; que se aceptara la solución “candidatural” propuesta por la PU y la candidata electa en la Primaria; y desde luego, los partidarios de otras opciones −surgidas en la última semana, o planificadas hace algún tiempo− esperaban que la suerte los favoreciera. Pero se logró mucho para lo que es la fuerza real de la alternativa democrática. Y no es resignación, ni “realismo político”; es entender la realidad que tenemos, a partir de la cual hay que avanzar y construir. El haber logrado un acuerdo unánime y mantener la unidad, en tan complejas circunstancias, es el mejor y más importante logro de este proceso.

Las razones.

Ahora que está en el escenario, es fácil encontrar razones para la designación de Edmundo González Urrutia (EGU), pero es bueno enfatizar que no se le pida ser el salvador del país, el superhombre de Nietzsche, un superhéroe de Marvel o la encarnación de un nuevo Mesías −no volvamos a cometer errores que hemos pagado muy caro− ni se espere que tenga todas las respuestas para todos los problemas de la población venezolana. El desafío que enfrenta, que no es poca cosa, ni fácil, es ser candidato presidencial de la oposición democrática, con eso nos debemos conformar, por el momento; que nos acompañe a los venezolanos que queremos un cambio político, en el camino de reunir votos para el triunfo electoral el 28 de julio; no tiene por qué tener respuestas a las capciosas preguntas −que no faltarán− acerca de ¿Qué hacer si el gobierno actual no reconoce el triunfo?, ¿Qué hacer si no está dispuesto a ceder el poder?; no le pongamos esa trampa y evitemos que caiga en ella, porque a esa situación, si llegara a pasar −que no lo sabemos, pues nunca se ha presentado−, tendremos que responder todos los venezolanos.

¿No andaban muchos en la búsqueda de un “outsider”?; bueno, lo hemos encontrado; porque por lo que sabemos, EGU, no es un político que pertenezca a la élite política tradicional. Pero ojo, que tampoco es un advenedizo, y si bien su experiencia política no es en la búsqueda de votos para ocupar cargos públicos −por lo que no estaría exento de cometer errores−, ha ejercido, como diplomático, funciones de Estado, que le confieren la experiencia que probablemente es la que se necesita para encabezar el complejo proceso de transición que se avecina después del 28 de julio, para enrumbar el país en el retorno a la democracia. Y además, tiene experiencia política en lidiar con diferencias entre partidos, por su desempeño en la MUD y en la Comisión de Primarias del año 2012.

Discreción y Aceptación.

Quienes no lo conocemos personalmente o que apenas habíamos oído su nombre y escasamente sabíamos de su trayectoria en la MUD, por lo que hemos visto desde su aparición en el escenario público, a partir del 26 de marzo, podemos decir que reúne dos características importantes que se necesitan para el proceso: discreción y aceptación.

La discreción, el silencio que ha guardado, que algunos lamentan, por el contrario, me parece una virtud, en un país en donde los políticos, asesores, consultores y demás actores “públicos” de RRSS, hablamos más de la cuenta. La otra característica que lo favorece es su aceptación por parte de todos los actores políticos. Posiblemente no es la persona en la que alguien pensaría en primera instancia, pero es del tipo de personalidades que una vez que surge su nombre, hay silencio y nadie puede presentar una objeción. Y por lo que hemos visto, ni siquiera los “laboratorios de guerra sucia” y las llamadas “salas situacionales”, que deben estar buscando bajo las piedras, por los rincones, para iniciar alguna de las campañas de descredito a las que nos tienen acostumbrados. Discreción y aceptación, son dos activos inmejorables, que no me cabe duda que se puede afirmar que, en el país, muy pocos políticos, cuentan con ellos.

Las tareas.

Podemos perdernos en ver lo pasado, lamentarnos, pasar facturas y peor aún, especular con los males que nos pueden venir y amargarnos la existencia; pero en política eso es poco práctico; es preferible no preocuparnos por las especulaciones sobre las cosas que pudieran ocurrir; menos aún prestar atención a las aves de mal agüero y a los que intencionalmente nos quieren desmotivar, propalando informaciones falsas o alarmistas; hay que levantar la vista y dedicarnos a hacer lo que aún está pendiente. Cada día tiene bastante con su propio mal. (San Mateo 6, 34). Allanados los primeros escollos, vendrán más.

Sin querer dar consejos que nadie me ha pedido, la lógica parece indicar que el candidato unitario tiene que avanzar en tres tareas:

- La primera, en la conformación de su propio “comando electoral”, porque si bien es seguro que contará con el de la candidata seleccionada en la Primaria y con la Plataforma Unitaria (PU), la candidata tiene su propia agenda que es muy importante que la siga desarrollando; y la PU, −por su composición y funciones− es pesada y lenta para la toma de decisiones en una campaña electoral, corta y muy dinámica, que se tendrá que desarrollar. La PU seguramente es más apropiada como órgano de consulta, para asesorar y, sobre todo, para pensar en la conformación de futuras instancias de gobierno.

- La segunda tarea, en la que ya se ha avanzado algo, es en la culminación organizativa, de los comandos, comités −o como se les quiera llamar−, por todo el país, encargados de la tarea de motivar y movilizar electores y muy especialmente la coordinación de los partidos, las organizaciones de la sociedad civil y los ciudadanos para desempeñarse como testigos en todas las mesas y centros de votación, para cuidar y defender el triunfo electoral del 28 de julio.

- La tercera tarea, entonces, es la de organizar a los ciudadanos en Venezuela y en el exterior, para que se sumen a todas las actividades de la campaña electoral, para difundir y consolidar el mensaje de cambio político que el país reclama.

Para todo lo anterior, será muy útil acudir a las instancias regionales y niveles medios de las organizaciones políticas de la PU y de otros partidos comprometidos con el cambio político. Ya tuvimos la experiencia en la Comisión Nacional de Primaria de la lealtad, la capacidad de trabajo y sacrificio y del inmejorable aporte de esa instancia partidista, en combinación virtuosa con las agrupaciones de la sociedad civil que se dedican a la actividad política. De esa instancia de los partidos y de la sociedad civil, no se debe prescindir.

Dediquemos, para concluir, unas pocas líneas más a la actividad a desarrollar en el exterior.

Venezolanos en el Exterior.

Especial atención hay que prestar a los más de cinco millones de venezolanos, mayores de 18 años que viven en el exterior y que teniendo derecho y capacidad de votar, se les ha privado de ese derecho, pues solo un número exiguo, escasamente 200 mil, estarían en capacidad de votar y no todos lo podrán hacer, al no contar con consulados en muchos países de alta inmigración venezolana. Sabemos que los pocos que lograron registrarse o actualizarse en el Registro Electoral tuvieron que sortear retrasos, incumplimiento de horarios, maltratos y requisitos, no solo ilegales e inconstitucionales, sino absurdos; no vale la pena repetirlos, todos los conocemos. Pero, ya no es posible hacer nada más, no se concederá la prórroga solicitada del registro electoral y no vale la pena seguirse lamentando. También aquí pasemos la página.

Lo importante es que ese enorme contingente de venezolanos, ultrajados en sus derechos políticos, tiene que organizarse para desempeñar tres tareas. La primera tarea, es continuar denunciando y mostrando en cada país y ciudad donde viven, como se violan los derechos políticos de los venezolanos, como se viola su derecho a una identidad y como se deja sin el amparo del Estado venezolano a quienes viven en el exterior. La segunda tarea, es contribuir en la organización, movilización, motivación y apoyo de los que vayan a votar, para que no se pierda ni un solo voto de los que estén en capacidad de hacerlo; en una votación ajustada como podría ser la del 28J, los votos del exterior pueden hacer la diferencia. Y la tercera tarea es contribuir y apoyar la actividad de motivar y estimular a sus amigos y familiares en Venezuela para que participen y voten en el territorio nacional. Ya hay organizaciones de ciudadanos y partidos trabajando en la organización de estas tres tareas, a las que se puede contactar.

Conclusión

La designación del candidato unitario no se llevó a cabo de la forma prevista y esperada por nadie, sorprendió a todos y mucho más al gobierno; surgió forzada por las circunstancias políticas, del ultraje al derecho opositor de seleccionar libremente su candidato; pero todos, sin excepción, los que participaron en esa decisión, dieron al país una verdadera lección de unidad, antepusieron los intereses del país que desea un cambio y dejaron de lado sus aspiraciones personales y políticas. Solo algunas mentes mezquinas no reconocen eso. No hemos concluido, aún quedan problemas y surgirán escollos, pero ese ejercicio de unidad en la designación del candidato unitario, nos ha fortalecido.

 https://ismaelperezvigil.wordpress.com/

jueves, 25 de abril de 2024

Reciclaje con visión de género. Foro Chat WhatsApp. EC #24007

 


 Foro Chat 

Reciclaje con Visión de Género 

Invitadas:

Crispina Marcano, Liliam Quevedo, Francia Chacón y Berlytz Chacón


25 de Abril de 2024

Hora: 5 pm (hora de Venezuela)


El 25 de Abril se realizó este Foro Chat vía WhatsApp con la presentación de:


Crispina Marcano. Profesora en Cs. Sociales, mención Historia. Master en Desarrollo de Grupos Comunitarios. Dosctora en Innovaciones Educativas. Directora Educativa. Miembro de M y C Ambiental.


Liliam Quevedo. Abogada. Postgrado en Derecho, Política y Criminología. Especialización Derecho Internacional y Relaciones Internacionales. Diplomado Liderazgo Social y Activismo Ciudadano.


Berlytz Chacón. Periodista, UCV. Diplomado de Mujeres como Agentes de Cambio y Estudios Políticos y Ciudadanía. Diplomado de Liderazgo y Activismo Político. Miembro de Mujer y Ciudadanía, Creemos Alianza Ciudadana, Rotary Club.


Francia Chacón, Ingeniería Civil ULA. Diplomado Formación Política y Ciudadanía. Diplomado Liderazgo Social y Activismo Ciudadano. Diplomado Competencias Pedagógicas. Diplomado Docencia Universitaria.


Se registró una asistencia de 1.522 participantes en los dos chats de Economía Circular hacia el Desarrollo Sostenible.

Presentador Econ. Juan Delgado 



Para ver el Foro completo siga este enlace:

miércoles, 24 de abril de 2024

Espacio Plural #146. El papel de los municipios urbanos venezolanos en un gobierno de transición hacia la democracia del siglo XXI

 



Espacio Plural #146 - 
El papel de los municipios urbanos venezolanos en un gobierno de transición hacia la democracia del siglo XXI


Con nuestros anclas:

Graciela Villaparedes @solimarv_
Manfredo González @rymgonzalez
Gorka Carnevali @gorkacarnevali

Invitados:

Arq. David Viloria / Arquitecto, MsC en Desarrollo, Doctor en Urbanismo, experto en Políticas Urbanas para el Desarrollo, Prof. UCV. Vibrafonista de Jazz. @ArqDavidViloria

domingo, 21 de abril de 2024

El Síndrome de la Ultima Oportunidad. Ismael Pérez Vigil. Politólogo, 21 de abril de 2024

 

El Síndrome de la Ultima Oportunidad

Ismael Pérez Vigil, 20 de abril de 2024

En la discusión, al menos la pública, por medios de comunicación y redes sociales (RRSS), con relación a la candidatura unitaria de la oposición y sus dificultades para registrarse en el CNE y luego para encontrar una solución a los intentos fallidos el 25 de marzo, podemos observar algo de lo que dije en mi artículo de la semana pasada (Discusiones Políticas, en: https://bit.ly/4az4uWk): se han mezclado posiciones políticas y errores objetivos, no solo para criticar, oponerse o corregir una decisión que se considera errada o acertada, sino que se ha ido más allá, minando las posibilidades de integración y unidad con calificaciones de todo tipo a las personas y sus intenciones.

¿Cómo defenderemos alguna candidatura?

Por el fragor de la discusión −el tono de la disputa, la pasión con la que se argumenta, se defienden y atacan las posiciones− parece que nadie se pasea por el hecho de que el 28 de julio (28-J), habrá que llegar a una única candidatura, si queremos tener alguna oportunidad de ganar −y ya esta afirmación, que es de Perogrullo, seguro que se considerara sesgada−; ¿Estarán dispuestos los de una u otra opción en disputa a votar por la otra opción, a la que han descalificado con toda clase de adjetivos, términos ofensivos y denigrantes? Peor aún, ¿Alguien ha medido el costo del daño en imagen que se hace a las candidatas o candidatos, a los que se descalifica sin contemplaciones y como pudiera afectar la decisión de votar de los electores? Para quienes les gusta ser pragmáticos, ¿Cómo le vamos a decir al pueblo venezolano que el 28-J tendrá que votar por una candidatura a la que hemos descalificado con los peores términos? Si bien es cierto que, afortunadamente, las figuras principales han tenido cierta moderación y guardado la “compostura” −con algunos excusables deslices−, no se puede decir lo mismo de los partidarios de las diferentes corrientes, sobre todo en artículos, en medios e intervenciones y declaraciones difundidas por redes sociales (RRSS)

La discusión de la candidatura.

Para el momento en que se publique este artículo estará en la calle la decisión de la oposición democrática con respecto a las candidaturas. Confío en que una vez más, cuando eso ocurra se haya llegado a una decisión políticamente racional y que a pesar de todo y las agudas diferencias, de las controversias, de las agendas y objetivos particulares, en la oposición democrática, al final, se logre dejar todo de lado; se superen las diferencias políticas internas, nos quedemos en lo sustantivo y como siempre se consigan, para el 28-J, los “acuerdos” políticos y electorales importantes que siempre hemos tenido: la Coordinadora Democrática, la Mesa de la Unidad Democrática y la Plataforma Unitaria, son un ejemplo de eso. No reconocer esto, peor que un error, es una mezquindad.

No tiene sentido especular con escenarios que se pueden desbaratar como una escultura de arena con la primera ola de la realidad; por otra parte, tampoco tiene sentido continuar lamentando los gruesos errores cometidos a partir del 21 de marzo y que nos condujeron a la lamentable situación de diatriba en RRSS que vivimos y aún persiste. Y aunque tampoco tiene ya mucho sentido argumentar a fondo sobre el tema de la inhabilitación de personas y partidos, solo para desmontar algunos argumentos falaces y solo para efectos de inventario, vale la pena recordar que, el 22 de octubre no había ningún candidato inhabilitado. Capriles y Superlano se habían retirado de la contienda y Maria Corina Machado fue “inhabilitada” días después de que ganó la elección Primaria.

En cualquier caso, e independientemente de la decisión sobre el candidato, la búsqueda de la restitución de sus plenos derechos políticos a personas y partidos de la oposición democrática, inconstitucionalmente inhabilitados, debe continuar. Porque una cosa es que no tengamos la fuerza suficiente para imponer nuestras condiciones electorales y otra es que aceptemos pasivamente las que nos están imponiendo. Y esto no es solo por un tema de principios, abstractos, sino por estrategia política. Los llamados candidatos y partidos inhabilitados deben continuar en la actividad política y electoral porque es la única manera, en este momento, de movilizar masivamente a la población en pro del cambio político, más allá de las fantasías, urdidas en teclados, muy lejos de la realidad. Debemos demostrar, a nosotros mismos, al gobierno y al mundo, que así como defendemos el resultado del 22 de octubre, vamos a defender el resultado del 28-J, sin ningún tipo de vacilación; además, se impone montar la estructura que cuidará y defenderá los votos el 28-J y organizar todo el proceso de movilización de la población, que va más allá de la elección misma, hacia el cambio político en el país.

Eficacia de las alianzas.

Pero al mismo tiempo, lo ocurrido nos debe llevar a reflexionar, más a fondo, con respecto a las “alianzas opositoras” que estamos logrando o las que hemos logrado en los últimos 25 años. Son sin duda alianzas electorales perfectas; logramos candidatos unitarios −aunque no sean únicos− por los que se vota masivamente. Y la gente le pasa factura sin compasión a los que vulneran la unidad, pues tienen más claro que nosotros −los “analistas”, los “asesores” y los “lideres” políticos−, que a quien hay que derrotar y de quien en el fondo hay que cuidarse es de los que están del otro lado de la calle, en la acera de enfrente. Pero no es suficiente preparar a la gente para la coyuntura electoral, la carrera es de más largo aliento y las alianzas políticas que preceden o siguen a las alianzas electorales no han sido tan fuertes y no somos capaces de sostener en el largo o mediano plazo los triunfos importantes que se consiguen. Ilustremos con algunos ejemplos.

Ejemplos negativos.

Pensemos en lo ocurrido con la Asamblea Nacional (AN) en 2015; a las pocas horas perdimos la mayoría calificada que se logró y se dejó durante cinco años a un Estado, Amazonas, sin representación parlamentaria adecuada y nada pudimos hacer al respecto; después, se anularon todas las decisiones de la AN, se persiguió y obligó al exilio a varios diputados, se privó del presupuesto y recursos a la Asamblea y un largo etcétera; hasta que se la remplazó con una Asamblea Constituyente, que ocupó su recinto, usurpó sus funciones, y que ni siquiera llegó a presentar un borrador de Constitución, que fue la tarea para la que supuestamente fue electa.

Por mencionar solo otro caso, tenemos el de la repetición de la elección para la Gobernación de Barinas en enero de 2022, evento señero que se esgrime como ejemplo de “la unidad que se debe lograr” −y que lo es− pero que después del ejemplo extraordinario que se dio al vencer todas las dificultades y trabas y derrotar al candidato oficial, al que favorecieron con todos los recursos del Estado, vimos como el Gobernador −electo con los votos opositores− descalificó la Primaria acordada y promovida por la PU, su base de sustentación, y solicitó la posposición del evento, por “no estar dadas las condiciones”, en un Estado en donde votaron, en una elección primaria −que suele ser un evento al que concurren un porcentaje reducido de electores− el 63% de los que votaron por él en enero de 2022; nunca escuchamos sus excusas, públicas, como fueron sus declaraciones en contra de la elección Primaria del 22 de octubre. Al igual que las del Gobernador de Cojedes que asumió respecto de la Primaria, una posición similar. Y dejo hasta aquí los ejemplos de la imperfección de nuestras alianzas políticas.

No participación, boicot, abstención.

Dicho lo anterior, tampoco me parece inteligente el descrédito que se lanzó en contra de varias candidaturas, supuestamente basadas en mágicos números de encuestas, que siempre nos dicen que solo son “fotografías” del momento, pero que se toman como oráculos y dicen descubrir en ellas el sentir popular que se reduce a que, si no es la opción que cada quien plantea, ninguna otra alcanzará el fervor popular. Porque, aunque algunos lo niegan, y sostienen que no es el caso hablar al respecto, lo cierto es que esa posición −me refiero a la “abstención”− encierra un riesgo importante, que mina la necesaria unidad e inhibe la participación y posible defensa del voto y resultado del 28-J.

Todos sabemos lo distante que está el proceso electoral actual de las aspiraciones de competitividad, democracia, justicia y libertad electoral que aspiramos; pero, debemos cuidarnos al dar algunas caracterizaciones del proceso, pues flota en el ambiente ese fantasma de negar la “participación electoral”. Y con esto no estoy diciendo que todos los que se refieren críticamente a lo que ocurre, estén planteando esa alternativa; pero, eso es lo que se comienza a recoger ya en algunos círculos, medios de comunicación y RRSS; tendencia que, desde luego, es estimulada por quienes buscan, desde el gobierno, la “abstención”, selectiva, de la oposición democrática; no de todos los opositores y no tan masiva, obviamente, pues también necesitan “legitimar” interna e internacionalmente el proceso del 28-J; pero sí buscan y estimulan la “suficiente” abstención, como para que sea imposible un triunfo opositor.

EL síndrome de la última oportunidad.

Daniel Innerarity, el autor al que ya me he referido en artículos anteriores, define como “el síndrome de la última oportunidad”, esa idea del líder político −que en Venezuela hemos perdido−, que: “las derrotas en política son siempre provisionales y que tendrá en el futuro otra oportunidad…”. En las elecciones se planifica solo para ese momento, como si fuera una “última oportunidad” y si no se logran los objetivos, vienen las frustraciones y decepciones y caemos en el vicio, pendular, de “participación y abstención”. Se hace necesario comenzar a definir las alianzas no solo como momentos electorales, sino como algo a mucho más largo plazo y −como concluye Innerarity−, es necesario: “…liberar a la política de sus dos principales defectos: la excesiva personalización y la excesiva urgencia temporal”. No me mal interpreten, no dudo de la urgencia temporal después de 25 años, pero tenemos que comenzar a trasmitir de otra manera el sentido de la urgencia, para evitar que la unidad sea algo “lábil”, sin mayor fuerza, que se quiebra a la primera arremetida y a la primera frustración.

Conclusión.

Celebro que la candidata seleccionada el 22 de octubre haya reanudado su campaña política, que va más allá de lo electoral y motiva y moviliza al país; ojalá los demás lideres políticos se incorporen a esta tarea, en conjunto o individualmente. Deseo que tengamos éxito en hacer que se respete el resultado del 22 de octubre y que, en cualquier circunstancia, las fuerzas democráticas logren una vez más, como ha sido siempre, un acuerdo para el 28-J: “evitando la dispersión del voto por el cambio.” (L. Ugalde, ver: https://bit.ly/3VNQl35) Nuestra mejor estrategia, antes que denigrar mutuamente de alguna de las candidaturas, es lograr movilizar al país para votar el 28-J y defender ese resultado, porque todo lo que no contribuya a eso es apostar en contra del cambio político y estimular “el síndrome de la última oportunidad”.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/


miércoles, 17 de abril de 2024

Espacio Plural#145. Analizando los escenarios económicos a partir de la situación político-electoral.


Espacio Plural #145 - 
Analizando los escenarios económicos a partir de la situación político-electoral


Con nuestros anclas:

Graciela Villaparedes @solimarv_
Manfredo González @rymgonzalez
Gorka Carnevali @gorkacarnevali

Invitados:

Manuel Sutherland / Economista, MsC Ing. Industrial, Doctorado en E. Desarrollo CENDES Director del Ce. d Inv. y For. Ob. (CIFO) y del Cen. Est. para Des. Sost. (CEDESO) Crítica EP @Marxiando

domingo, 14 de abril de 2024

Discusiones Políticas. Ismael Pérez Vigil. Politólogo, 14 de abril de 2024

 


Discusiones Políticas

Ismael Pérez Vigil, 13 de abril de 2024


Desde 1992 he participado en múltiples reuniones y discusiones políticas; la mayoría de las veces en grupos de ciudadanos y pequeñas organizaciones de la sociedad civil, a los que he pertenecido o con los que he trabajado o en discusiones con militantes de partidos en diversos comités y comisiones en los que me he integrado. Quiero compartir algo de mi experiencia y conclusiones acerca de las discusiones políticas, que hoy se dan en el país.

Aclaro que cuando hablo de “discusiones políticas” no estoy hablando de aquellas que se dan en la Plataforma Unitaria (PU), el G4, las que se deben estar dando entre el comando de María Corina Machado (MCM), la PU y otros partidos políticos, las que se dan seguramente entre los negociadores de la PU y del Gobierno, y otras similares, a las que no tengo acceso. Las “discusiones políticas” a las que me refiero son las de analistas, periodistas, asesores, algunos dirigentes políticos y ciudadanos comunes y corrientes −como Ud. que me lee y yo− y que se dan en estos medios, en las redes sociales (RRSS) o en algunas de esas “asambleas ciudadanas” −que afortunadamente aún existen− y son las discusiones en las cuales vamos a informarnos y a sacar conclusiones para nuestro quehacer diario y, sobre todo, para nuestra actividad política o electoral.

Ética política y flexibilidad política.

En las reuniones en que he participado, he visto sostener argumentada o apasionadamente puntos de vista enfrentados o diferentes y en algunas ocasiones, cuando se ha decidido por alguna opción, he visto a quienes sostenían otra opción como se han volcado a la tarea de llevar adelante la decisión adoptada con el mismo entusiasmo, fervor y ahínco con el que venían sosteniendo y trabajando en la otra alternativa, la que defendían y que no fue aceptada. Eso siempre me pareció algo normal, porque aceptar derrotas y triunfos forma parte de la ética fundamental del militante político y yo soy eso, un militante político, aunque nunca he pertenecido a ningún partido.

En esos pequeños grupos en los que he participado, mientras se estaba decidiendo cualquier opción, explicábamos y argumentábamos a favor o en contra, a veces acaloradamente, pero a todos se nos escuchaba y al final, si era el caso, se adoptaba una o varias decisiones y por lo general −siempre hay excepciones, dulces o amargas− mostrábamos ser lo bastante flexibles y razonables para cambiar de opinión, a veces de un extremo al otro, porque lo importante era llegar a una decisión que representara el consenso de todos o la voluntad de la mayoría. Porque eso forma también parte de la ética fundamental del militante político y de la política en general: aceptar las decisiones mayoritarias y respetar la posición de las minorías.

Razones para discutir.

Lo anterior ha sido −y debe ser− la tónica general en las discusiones políticas, en las discusiones internas de los grupos que he mencionado −e imagino que es igual en los partidos políticos−; pero, me preocupa observar que actualmente cuando se hacen públicas, sobre todo en las RRSS −uno de los pocos espacios de discusión e información que hoy nos quedan− las discusiones que trascienden a esos pequeños grupos se convierten en verdaderas “disputas”, subidas de tono. Usualmente se parte de posiciones tomadas, vamos a la confrontación alineados −o alienados− con una posición, buscando “ganar” una discusión en la que nadie “gana”, porque nadie va a escuchar los argumentos del otro, que ni por asomo se asume que puedan ser más razonables o mejores que los propios; nadie discute tampoco para convencer a aquel con quien se discute.

Se discute por una de tres razones; la primera, para afinar y fortalecer los propios argumentos; la segunda, para fijar posición y convencer a terceros, ajenos al grupo al que pertenecemos, que escuchan o leen buscando conocer o adoptar algún criterio −estas dos posiciones no tendrían nada de malo−; pero, la tercera, la más común, es que se participa en la discusión para demoler a quien no piensa igual y de ser posible, pero no indispensable, desmontar sus argumentos. Sufrimos la consecuencia de un cuarto de siglo de prédica que considera y trata al “otro” como un enemigo.

Después vendrá, sin confirmar ni cuestionar nada, la difusión en redes de lo que se ha decidido o entendido, sea cierto o no; y, en la era de “posverdad” e IA, esto es lo normal y lo fácil. Daniel Innerarity, filósofo español, en uno de sus últimos artículos hace esta preocupante afirmación: “…en política existen dos planos diferentes: uno el análisis de la realidad y otro la táctica de combate… Los políticos están más de acuerdo en el ámbito privado que en el público, son más sinceros en las relaciones personales que cuando están gesticulando ante el público.” (Ver su artículo en: https://bit.ly/3VVZy9P) En la “civilización del espectáculo” (Vargas Llosa), la política es también espectáculo, y políticos somos todos los que tenemos una preocupación por lo público, lo social, no solamente los que militan en los partidos. Y los que no la tienen, la sufren

Lógica de los argumentos.

Las argumentaciones que observo, en prensa o RRSS, en las discusiones políticas, públicas, son muy variadas; pero, siempre me llamó la atención algunos de los razonamientos que suelen darse en algunas de ellas; seguramente se debe a que siempre tenemos la impresión y la certeza de que tenemos la razón y que los demás están equivocados; de igual manera se cae fácilmente en calificar de “digna” mi posición e “indigna” la del otro. Sé que muchos pensarán que digo algo extremo, pero ¿Estoy muy equivocado? Esa es más o menos la lógica en una buena mayoría de las discusiones políticas, de quienes, al no poderse imponer o convencer por los argumentos, apelan a ese “mecanismo” de nivelación y de fuerza. Es lo que algunos llaman el “síndrome de la superioridad moral”. (Ver Colette Capriles en X: https://bit.ly/4aJbCzc)

¿Derecho de información?

Hay otra tendencia que también se observa mucho en las discusiones políticas −reitero que siempre me refiero principalmente a las que se dan públicamente, por la prensa o en RRSS− y es la aparente contradicción entre la transparencia que debe caracterizar la actuación de todo político −pues honestidad es otro principio ético de la política− y la defensa del derecho a estar informados. No es razonable pretender que ciertas discusiones que tienen implicaciones estratégicas, muy delicadas, se puedan hacer abiertamente −en chats de vecinos, de compañeros de colegio, liceo o Universidad, de aficionados a algún deporte, de algún tema de interés común, etc. – simplemente para evitar que quienes nos adversan y tienen mucho poder, especialmente represivo, estén totalmente al tanto de cuáles son nuestras jugadas, planes, opiniones y posiciones.

Tenemos el derecho de estar informados, pero si lo que queremos es ejercerlo plenamente y participar en las discusiones donde se toman las decisiones políticas y estratégicas, nos tenemos que involucrar en las organizaciones políticas que tienen que tomar esas decisiones, que no se toman en la plaza pública. No hay otra manera, las decisiones estratégicas no serán el resultado de las discusiones en RRSS, ni en las asambleas de vecinos o ciudadanos.

Consecuencias indeseables.

Esta forma de “discusión política” suele ser muy negativa y genera perniciosas consecuencias. Con este estilo de discusión, por simple hartazgo, apartamos a muchos de la política y, sobre todo, envilecemos la discusión política en las RRSS, que como ya dije, es uno de los pocos vehículos de discusión y difusión que nos quedan. Dice Irene Vallejo, la formidable escritora española, que los dioses nos dieron el fuego y la palabra y desde hace millones de años nos reunimos alrededor del fuego a conversar: “Al amor de la lumbre, incluso antes de inventar las mesas, la humanidad practicó las sobremesas”; pero, nos hemos quedado con el fuego en la palabra y no hemos desarrollado la “…habilidad de matizar una opinión tajante o rebatir racionalmente ideas simplistas” (Ver: Animales, Dioses, Idiotas, https://bit.ly/49tAOIT) Se mezclan posiciones políticas y errores objetivos, no para oponerse una decisión que se considera errada, sino que se va más allá, minando las reputaciones de las personas, con calificativos de todo tipo.

¿Y las candidaturas?

Dejo para una próxima oportunidad, cuando las aguas estén más en reposo, para abordar el tema complejo, apasionante y apasionado de la discusión política de las candidaturas; después de todo, como ya sabemos, la fecha límite para tomar una decisión en materia de candidaturas, no era el 25 de marzo, pues esa era solo la fecha de postulaciones; una fecha más próxima y deseable para tener una decisión es sin duda el 20 de abril, que es la fecha final para definir una candidatura cuya fotografía podamos ver los electores en la pantalla de votación; pero, tampoco esa es la fecha final, aunque algunos temen a que todo se posponga para el 18 de julio.

A quienes así piensan les recuerdo que a una semana −y desde mucho antes− del 22 de octubre teníamos representantes de los partidos de la PU y otros diciendo que no había condiciones para celebrar la elección Primaria; candidatos amenazando con renunciar tres días antes y solicitando la posposición del evento; muchos voceros de la oposición democrática y muchos analistas políticos señalando, pidiendo también y desde hacía tiempo, que se pospusiera la votación, haciéndose eco de los que decían que no había centros de votación, ni mesas electorales, ni miembros de mesa; y el gobierno sembrando más dudas y burlas acerca del proceso. Sin embargo, todos vimos lo que ocurrió el 22 de octubre: los centros, las mesas y los miembros de mesa estaban donde tenían que estar y la población no tuvo dificultades para encontrarlos, manifestar su voluntad y decirle a los demás, por los medios a su alcance, en donde podían votar. No subestimemos la capacidad y voluntad popular.

Conclusión.

Los problemas más agudos que confrontamos −por ejemplo, el de la candidatura unitaria−, en todo caso, no se resolverán en discusiones abiertas en los medios de comunicación o en RRSS; y esperemos que el resultado, a pesar del tono que pareciera que se comienza a agriar en los últimos días, no resulte en una merma en las posibilidades del cambio político que el país anhela. Que no nos atrape el “síndrome de la última oportunidad”; pero, ese y el de las candidaturas, será un punto a desarrollar en una próxima ocasión.

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miércoles, 10 de abril de 2024

Espacio Plural#144. Ley Antifascista y sus implicaciones.


Espacio Plural #144 - Ley Antifascista y sus implicaciones


Con nuestros anclas:

Graciela Villaparedes @solimarv_
Manfredo González @rymgonzalez
Gorka Carnevali @gorkacarnevali

Invitados:

Alejandro Oropeza / CEO Center for Democracy and Citizenship Studies - CEDES

Sergio Sánchez / Ingeniero de la UCV. Cofundador del Movimiento por la Democracia.


domingo, 7 de abril de 2024

Tolerancia y Diálogo. Ismael Pérez Vigil. Politólogo, 7 de abril de 2024


Tolerancia y Diálogo

Ismael Pérez Vigil, 6 de abril de 2024


“Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”.

Gandhi.

Negociación, transición, reconciliación, comunicación, diálogo, tolerancia, cada de estos términos por separado daría pie para un tratado. Es imprescindible asociar, unir y comenzar a hablar de ellos, a discutirlos y a planteárnoslos de una manera profunda, porque si se logran vencer las dificultades, externas e internas −y por internas me refiero a la discusión en la oposición democrática sobre la candidatura unitaria− por todo lo que se escucha en las conversaciones cotidianas entre amigos, en la calle, en las discusiones y mensajes a través redes sociales y en los resultados de casi todas las encuestas, la jornada electoral del 28 de julio, debe concluir en una masiva votación a favor de un cambio político en el país, después de lo cual todos estos términos los tendremos que manejar y considerar

Transición.

Eso nos pone desde ahora a manejar la complicada, difícil e intrincada, ruta de la “transición” política del país. Como bien nos dice el Padre Luis Ugalde en su último artículo:

“La transición política ya ha comenzado, pero necesariamente será ambigua, pues durante un tiempo tienen que coexistir la oscura noche que muere y la luz del día que nace”

y matiza está última idea con esta otra:

 “La reconciliación nacional es el milagro que necesitamos hacer para encontrarnos hombro con hombro en la reconstrucción del país. Para ello desde ahora hay que hablar, y hay que trabajar en una transición negociada con el régimen y entre los demócratas.” (Leer en: https://bit.ly/3VNQl35)

Dos conceptos, “transición” y “reconciliación” destaco de los que nos asoma el Padre Ugalde; hablar de ellos es anatema en buena parte de los círculos opositores del país, pero son temas que debemos manejar, profundizar y tener en cuenta.

Quedémonos con la “transición”; sin adentrarme, en este momento, en delicado profundo tema, vamos a decir que la tal “transición” se refiere simple y obviamente, al tránsito, a cómo será el traspaso, la entrega del poder político de los que lo detentan desde hace 25 años, a la opción ganadora de la elección presidencial de julio de 2024.

Tampoco me voy a sumergir y enredar en la discusión acerca de las posibilidades y modalidades de esa “transición”, ni caer en la espesa discusión acerca de si ello es posible por una vía democrática y electoral. Simplemente asumo que sí, que es posible; y entonces, mi pretensión es más modesta y más circunscrita a que para que se dé una negociación que permita esa “transición”, es necesario el diálogo, la tolerancia, la comunicación. Sin los tres últimos elementos, no será posible negociar esa “transición” democrática, por vía electoral. Sin comunicación y una buena dosis de tolerancia, no hay diálogo y no hay negociación.

El diálogo.

Ese diálogo, esa negociación, como insinué más arriba, se dará en diversos planos; uno de ellos, el primero, esencial, importante, es el interno, el que se debe dar entre los factores democráticos; y hemos visto, reiteradamente, en los últimos años −y lo estamos viendo ahora en la discusión en torno a la candidatura unitaria−, que esas conversaciones, ese diálogo, esa negociación, a veces se presenta ácida, difícil, sin muchos visos de tolerancia, de comprensión de la “otra” posición, porque siempre hay “otra” posición.

Sin embargo, abro aquí un ligero paréntesis para dejar asentado, para la reflexión de todos, que no podemos dejar de reconocer que, a pesar de todo, de las diferencias, de las controversias, de las agendas y objetivos particulares, en la oposición democrática, al final, se deja todo eso de lado, se logran las diferencias políticas internas, quedarse en lo sustantivo y siempre se consiguen “acuerdos” políticos y electorales importantes: la Coordinadora Democrática, la Mesa de la Unidad Democrática y la Plataforma Unitaria, son un ejemplo de eso.

Fantasma de la abstención.

Pero en la discusión actual del tema de la candidatura, aparte de muchos sinsabores, palabras y términos que no se debieron escuchar, asoma tímidamente uno que es una verdadera amenaza, que nadie quiere afrontar y que muchos prefieren evadir diciendo que “ese no es el problema”; pero lo es −o lo puede ser− y debemos alertar sobre sus peligros y consecuencias, que no es otra sino perder una gran oportunidad el 28 de julio, me refiero a la abstención.

La abstención nunca nos sirvió para nada, sobre eso el consenso hoy es claro; tan es así lo de su inutilidad, que nos asombra escuchar que “no hay condiciones electorales”, que “votar no es elegir”, que el proceso del 28J es “una simulación”, “una farsa”, etc.… y sin embargo quienes así se expresan aclaran que no llaman a la abstención; no está claro a que es a lo que llaman, pero no es a la abstención. En efecto, la abstención no nos volvió más fuertes, porque nadie asumió nunca la tarea de convertirla en una actividad política que condujera a una mejor y mayor organización; ni siquiera para animar un debate u organizar al pueblo para depurar a la política de tanto oportunista y mediocre que la han envilecido; para lo único que sirvió fue para desechar o perder oportunidades electorales, alejar al pueblo de la política, de los partidos y de los lideres políticos y sumirnos cada vez más en la desesperanza que ha hecho que más y más venezolanos huyeran del país, desarraigándose muchos de ellos o manteniendo únicamente una relación individual con familiares y amigos.

Respuestas individuales vs colectivas.

Cuando vemos el matiz de ciertas discusiones en torno a la candidatura unitaria de la oposición democrática, entendemos que muchos opten por huir gritando “sálvese quien pueda”. No voy a juzgar a nadie, ni reprochar ninguna decisión, pero el peligro del tono de la discusión actual, en algunos casos, es que conducirá a que la solución de los problemas del país será una respuesta individual, a lo que sin duda es un problema colectivo. Debemos optar, al menos así lo pienso, mientras circunstancias mayores no lo impidan, por la opción colectiva de que encontremos una salida y nos “salvemos” todos.

Lo que no significa renunciar al concepto de lo “individual” o el concepto de “individuo”, que tiene muchas implicaciones profundas −aunque no me gusta el término y prefiero el de “persona”−; pero esa discusión es para otro momento. 

La comunicación

Regreso entonces a la “transición” y el “diálogo” y eso me lleva a la idea de la “comunicación”, y allí rescato el concepto de Emanuel Mounier − cuyo libro o folleto: El Personalismo (1949), escrito poco antes de morir, circuló mucho en Venezuela a finales de los años 60 y comienzos de los 70; la publicación en español de EUDEBA, en 1967, no sé si se consiga en alguna parte−.

Para Mounier:

“Contrariamente a una difundida opinión, … (la experiencia fundamental del hombre) … no consiste en la originalidad, la afirmación solitaria; no consiste en la separación, sino en la comunicación” (subrayado mío);

luego, el “sálvese quien pueda” habría que matizarlo con ese concepto de “comunicación”; y yo agregaría con los de: reconciliación, negociación, tolerancia, para así ligarlo con nuestra discusión de hoy.

Tolerancia e inconsecuencia.

Concluyo, brevemente, con la “tolerancia” que debe prevalecer, hoy en el diálogo interno y después en el diálogo general con el país, con todo el país. Ser tolerante no es renunciar a valores y principios o a la coherencia que debe existir en el pensamiento y en la acción, entre los principios y su aplicación. Ser tolerante lo identifico más con las ideas de otro filósofo, esta vez el polaco Leszek Kolakowski, marxista en su juventud, devino en un gran crítico del marxismo, del totalitarismo y fue un acérrimo y lúcido defensor de la democracia y la filosofía positiva. Siempre admire su agudeza en un corto artículo, “El Elogio a la Inconsecuencia”, parte de su libro: “El hombre sin alternativa”. (Alianza Editorial, Madrid, 1970) que ya otra vez he citado en algún artículo, pero que calza perfectamente con el espíritu que debemos mantener ahora en la discusión sobre la candidatura unitaria; pues, como él, me considero perteneciente a:

“…La raza de los irresolutos y de los débiles, la raza de los inconsecuentes, es decir, precisamente aquellos a quienes les gusta comer filetes al mediodía, pero a los que les resulta imposible degollar un pollo… en una palabra, la raza de los inconsecuentes continua siendo una de las fuentes principales de esperanza de que el género humano siga viviendo… Digámoslo de otro modo: la consecuencia total se identifica en la praxis con el fanatismo; la inconsecuencia es, en cambio, la fuente de la tolerancia… la inconsecuencia es sencillamente la conciencia secreta de la contradicción que existe en el mundo… el sentimiento permanente del propio error; y si no del propio error, sí de la posibilidad de que el contrario tenga razón.”

Conclusión.

Como conclusión y corolario, afirmo como Kolakowski, que es esa “inconsecuencia” de la que él nos habla y describe, la que salvará al mundo, pues es la fuente de la “tolerancia”; lo que no implica, como ya dije, renunciar a principios ni valores, sino afirmar lo que también dijo Gandhi alguna vez, con más o menos estas palabras: “Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”.

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