Nelson
Freitez
@nefreitez
Toda sociedad va
generando históricamente en su proceso de constitución como conglomerado humano
en un determinado territorio, una identidad básica de sus integrantes, un
Estado como contrato de relaciones entre estos y unos grupos sociales e
individuos que por su determinada posición social, motivaciones, actitudes,
asumen roles de orientadores y dinamizadores del conjunto de sectores que la
constituyen.
Suelen captar o
motivar necesidades y aspiraciones generales, procesarlas y presentarlas al
conjunto social como objetivos compartidos por los distintos sectores sociales,
por los cuales merece hacerse, en conjunto como sociedad, todos los esfuerzos
hasta alcanzarlos. De estos grupos tienden a emerger los liderazgos de una
sociedad, los cuales se van legitimando en la medida que sus discursos,
propuestas y actuaciones se van correspondiendo con tales necesidades y
aspiraciones y se van consolidando en tanto pueden contribuir a orientar y
viabilizar el logro de esos objetivos compartidos.
La sociedad larense
ha experimentado dos momentos históricos en los cuales la existencia de tales
grupos e individuos y la dinámica que le imprimieron al desarrollo de la
entidad, contribuyeron enormemente a la jerarquía económica, social y
administrativa que la entidad alcanzó en el siglo XX. El primer momento, se
despliega con la construcción y puesta en funcionamiento de un ramal del
´Ferrocarril Bolívar´ que conectó a la ciudad con los puertos marítimos y con
el comercio internacional. Con el enorme incentivo de la vía férrea los grupos
vinculados al capital comercial y a la importante producción cafetalera de la
región, impulsaron una vital transformación de la ciudad expresada en la
localización de grandes casas comerciales, la ampliación y mejora tecnológica
de sus servicios públicos y en el crecimiento de su población. Barquisimeto
incrementó su incidencia en la región centrooccidental, convirtiéndose en un
´nodo de redistribución comercial´ exportando productos generados en sus zonas
aledañas, especialmente el café y, recibiendo importaciones para la
distribución y comercialización en sus áreas de influencia. Este ´impulso
decisivo´ en el desarrollo de la ciudad tuvo expresiones en la educación, en el
arte y, en la ciencia, entre otras con los aportes de los Hermanos de La Salle
a la arqueología y la antropología en la entidad.
Un segundo momento,
en el que los grupos e individuos posicionados estratégicamente frente a las
aspiraciones y necesidades de la población, impulsan importantes iniciativas y
proyectos que potencian a la sociedad regional, experimentándose importantes
transformaciones de la ciudad entre mediados del siglo XX y en la dos décadas
siguientes (décadas años 50 y 70). Despuntó con las iniciativas promotoras de
la cincuentenaria para ese entonces Cámara de Comercio del Estado Lara, desde
la cual se incentiva el surgimiento de la Sociedad Amigos de Barquisimeto (SAB)
en consonancia con relevantes campañas por la construcción de infraestructuras
viales y la ampliación y transformación de servicios públicos de perentoria
necesidad colectiva.
Esta plataforma de
convergencia ciudadana (SAB) llega a convertirse en una ´fuerza motriz´ en la
promoción y movilización de distintos grupos de la población, interpretando e
incentivando aspiraciones colectivas y convirtiéndolas en objetivos,
iniciativas y proyectos que llegaron a generar enormes movilizaciones
ciudadanas de todos sus grupos sociales, hasta alcanzar propósitos muy
sentidos, entre otros muy significativos, como el logro en los primeros años de
la década de los años 60 de la construcción y puesta en marcha de 2
instituciones de educación universitaria, las hoy Universidad Centroccidental
Lisandro Alvarado y el Instituto Universitario Politécnico de Barquisimeto,
después de casi una década de esfuerzos sistemáticos y crecientes.
Las lecciones que se
derivan de ambos momentos históricos para un liderazgo ciudadano del presente
pueden ser: adecuación entre las aspiraciones colectivas y los objetivos que se
propongan tales grupos de promoción y liderazgo; la legitimidad que van
alcanzando en la medida en que trabajan promoviendo la mayor amplitud,
participación y consenso entre sus distintos grupos de la población; la
credibilidad del núcleo promotor dado su compromiso, constancia y transparencia
refrendada por los logros que el colectivo ciudadano puede ir alcanzando con la
gestión ciudadana compartida y; la eficacia de sus campañas de promoción
utilizando apropiadamente un repertorio diverso de acciones, provenientes
precisamente de la iniciativa y creatividad de los distintos grupos de la
población que se incentivan.
En Lara, se ha ido
gestando históricamente un importante saber en distintos grupos de la población
para orientar las bregas ciudadanas por aspiraciones colectivas y objetivos
compartidos. Hoy en este siglo XXI, en medio de las emergencias,
desarticulaciones y extravíos del presente es más necesario que nunca la
emergencia de tales ´fuerzas motrices ciudadanas´ para orientar, promover y
contribuir a gestar un futuro deseable, compartido y sustentable para la región
y el país.
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