Negociación y Tareas
Opositoras
Parte 1
La oposición democrática ha
decidido, sabiamente en mi opinión, participar en las elecciones presidenciales
de 2024 y a través de la Plataforma Unitaria, presentar un candidato que será
seleccionado mediante un proceso de elecciones primarias, a llevarse a cabo en
2023, que ojalá fuera este mismo año.
Llegar a esas primarias y a la
elección presidencial, en la actual coyuntura política, no es un tema trivial,
tiene varias complejidades estratégicas, donde paradójicamente la elección del
candidato es lo más simple. Llegar −con alguna probabilidad de triunfo− supone
desarrollar una estrategia que permita fortalecer a la oposición y garantizar
que esas elecciones reúnan mínimas condiciones para participar y que se
respeten sus resultados, en caso de triunfo.
En mi opinión, la estrategia
opositora, en lo inmediato, supone dos cosas: lograr un proceso de negociación
con el régimen y preparar una estrategia electoral; veamos primero el tema de
la negociación y lo que eso supone. Para ello voy a resumir lo que plantee la
semana pasada (https://bit.ly/3lQXNHv) que
me servirá de contexto, para evaluar el tema de la preparación para las
elecciones de 2024. Disculpen lo repetitivo, sé que es un trago amargo, pero
precisamente por eso hay que insistir, las veces que sea necesario, para que se
vaya asimilando.
“Lo que, probablemente,
vendrá: unas negociaciones, donde la oposición, con la anuencia de USA, tendrá
que aceptar el levantamiento de las sanciones personales y la concesión de
inmunidad, al estilo de Chile con Pinochet…[porque] esas sanciones fueron
creadas, para luego ser negociadas”; yo no lo dije de esa manera en mí ya
referido artículo; esa es la interpretación de un amigo con respecto al mismo;
pero lo pude haber dicho así, exactamente así, porque creo que esa
interpretación es correcta.
Lo que no sé y lo que sé.
No sé si se reanudará la
negociación suspendida en México, mediada por el Reino de Noruega, pues se dice
que hay algún reparo, no oficial, por parte del régimen; tampoco sé si esa
negociación será inmediata; pero, hay cosas que sí las sé:
- La primera y más importante
es que sé que de este mal paso en la vida republicana de Venezuela, solo
saldremos después de una negociación, en México o donde sea y con la mediación
de quien sea: Noruega, El Vaticano, un grupo ad hoc de países, etc.
- Sé que dicha negociación
inevitablemente nos llevará a un proceso electoral, que deberá ser supervisado
internacionalmente, ojalá que respaldado por una vigorosa fuerza interna
opositora y −seguramente− con apoyo de la amenaza de represalias
internacionales contra el régimen y sus funcionarios, si no se celebran
elecciones libres y si no se respetan los resultados; sin eso cualquier
negociación perderá sentido.
- Otras cosas que sé, es que
no habrá una “graciosa” renuncia de este régimen al poder que de modo omnímodo
ejerce, pues, precisamente, con todo el poder y recursos que maneja, no lo
entregará, ni se dejará conducir mansamente a la cárcel a pagar sus culpas,
como algunos piensan.
- Sé también, y lo que está
ocurriendo en Ucrania me lo confirma, que no habrá una intervención armada,
militar, externa, en Venezuela que venga a poner “orden” en el país y a
restablecernos la democracia;
- También sé que, al menos por
el momento, no tenemos la fuerza interna que debilite al bloque
político-militar, hegemónico, en el poder y lo obligue a sentarse a negociar su
salida.
- Pero sé que en toda
negociación hay que llegar a acuerdos; es decir, habrá que ceder,
probablemente, en levantar sanciones personales, pues entre otras cosas, al
régimen lo tiene sin cuidado las sanciones generales, económicas, por más que
digan que son la causa de todos nuestros males y también lo tiene sin cuidado
si afectan al pueblo; lo único que le preocupa son las sanciones personales que
les impiden o podrían impedir a ellos, sus amigos y familiares, viajar por el
mundo, adquiriendo propiedades y disfrutando de sus fortunas; el levantamiento
de las sanciones personales, probablemente, será la solicitud del régimen, para
ellos a cambio ceder en la realización de elecciones justas y libres
- Y, por último, como también
sé que al final habrá un proceso electoral, cuanto antes nos montemos en ese
esquema y empecemos a discutir sus consecuencias y posibilidades, mejor será;
así nos podremos dedicar a organizar ese proceso y estar en condiciones de
preparar estrategias alternativas.
Reflexión necesaria.
Ese es, en el fondo, el
planteamiento de mi artículo de la semana pasada: Ponernos a reflexionar en
torno a ese tema, para romper el fangoso marasmo en el que nos encontramos, de
críticas a todo, a los partidos, al gobierno interino, a los líderes
opositores, al proceso unitario, a la decisión organizativa de la llamada
Plataforma Unitaria, al tema de si realizar o no primarias y de qué manera,
etc.
Seguramente muchos se rasgarán
las vestiduras ante esta perspectiva, ¡“Negociar”, que horror!; algunos hasta
la consideran una “mala palabra” y se aferran a unos “principios” que, vista la
realidad que tenemos, no pasan de ser “principios abstractos” de un orden que
no existe, para un país que solo está en la mente de unos pocos, que lo
recubren de filosofía, de argumentos morales y éticos, de sentimentalismo, pero
en el fondo, no es más que una disipación de la realidad, como dicen los versos
de Andrés Eloy Blanco: “…vapores de la fantasía / son ficciones que a veces dan
a lo inaccesible / una proximidad de lejanía”.
Cerradas muchas de las
fantasiosas vías, la electoral es la vía natural que nos va quedando y a ella
se debe llegar tras una negociación.
Negociar, no conceder, no
celebrar.
Tomar la decisión de negociar
y estar conscientes de que es un paso ineludible y necesario, no implica
adelantarse a hacer concesiones en discusiones públicas, por la prensa o redes
sociales, guardemos eso para la mesa de negociación. Mucho menos implica
adoptar el lenguaje del régimen, su agenda de discusión y de “justificación” y
“disculpas” por haber llevado al país a la ruina. En otras palabras, asumir la
decisión de negociar y reconocer que hay una “mejoría” en indicadores
económicos en el país, no implica “celebrarle” al régimen la supuesta apertura
económica −aun cuando, repito, algunos indicadores de “mejoría” sean reales−;
mientras esa “mejoría” solo alcance a un porcentaje ínfimo de la población y
más del 85% del país siga sumido en la miseria, sin servicios públicos, sin
seguridad social, ni personal, sin hospitales, sin empleo, etc. la tal
“mejoría” es solo una efímera ilusión.
No celebrar tampoco significa
que vamos a hacernos los ciegos con algunas de las transformaciones que se
producen; por el contrario, vamos a exigir que se continue en esa línea de
acción. No celebrar no significa que los empresarios dejen pasar oportunidades
y sus gremios se desgasten enfrentando al gobierno como si fueran partidos
políticos opositores. No celebrar tampoco implica que el pueblo deje de estar
atento a los cambios que lo favorezcan, ni dejar de aprovechar los que alivien
o le traigan cierto bienestar. Significa que eso no nos va a adormecer en el
objetivo fundamental de salir de este régimen de oprobio.
Desde luego que tampoco
implica celebrarle al régimen actos “magnánimos” con respecto a unos pocos
presos políticos, mientras mantenga cientos en las cárceles y continue la
persecución de los líderes opositores.
Tampoco hay que obnubilarse o
engañarse con sus llamados de “amplitud” de incorporar en las negociaciones a
la “oposición” que ha “domesticado”, mientras mantiene el secuestro de los
legítimos partidos de oposición, sus símbolos y el desconocimiento “judicial”
de sus genuinas autoridades.
También debemos recordar,
antes de celebrar, que ahora el régimen pretende aprobar en su “asamblea
nacional” leyes para esquilmar los recursos de las oenegés e intimidar a sus
dirigentes, aliados y controlar el aporte internacional de los recursos para
ayuda humanitaria o hacerla pasar como una “obra” suya, práctica que ya ha
desarrollado otras veces.
Este es el contexto en el cual
hay que evaluar las tareas que tiene por delante la oposición democrática −ante
la inminente elección presidencial del 2024, o antes− y que desarrollaré la
próxima semana.
https://ismaelperezvigil.wordpress.com/
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