Tomado
del Boletín 119 del 31/03/2019
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Facultad de Arquitectura y Ciudad
¿SABÍA USTED…
… que el 19 de marzo de 1954, hace ya
65 años, fue inaugurada la Concha Acústica de Bello Monte, Caracas?
Cuando se acomete desde 1949 la urbanización de
los terrenos ubicados hacia el sureste del casco central de Caracas,
antiguamente ocupados por la Hacienda Bello Monte (donde se alojó Humboldt
durante su estancia en 1799), que se extendían a ambos lados del rio Guaire, se
hace en dos etapas: la primera consistente en la lotificación de las áreas
planas de los sembradíos agrícolas donde se desarrolló la urbanización Bello
Monte en la Parroquia El Recreo, a cargo de la familia Casanova-Hernández,
dueños de las tierras; y la segunda, poco tiempo después, cuando Juan Vicente
Casanova-Ibarra y Antonio J. Casanova le proponen a Inocente Palacios y Luis
Albero Pocaterra el desarrollo de los terrenos más inclinados cuya extensión
alcanzaba aproximadamente 1.700.000 m2. Esta escarpada zona, localizada al sur,
daría origen a lo que se conoce como Colinas de Bello Monte, donde Palacios
(quien conseguiría apoyo del Banco Obrero ya como presidente de C.A.
Urbanización Colinas de Bello Monte) terminó gestando un suburbio con alto
sentido especulativo que se convirtió en la primera conquista por parte del
crecimiento formal de la ciudad de lo que en otro contexto sería calificado como
un “cerro”.
Palacios, quien sumaba a su actividad
empresarial y urbanizadora la de ser promotor cultural y musicólogo (sin
olvidar que tuvo que ver con la creación de la Escuela de Arte de la UCV),
buscaba, entre otras cosas convertir Colinas de Bello Monte (promocionada, dada
su espectacular condición escénica, con el lema “Una terraza sobre el Ávila”)
en un nuevo “corazón de Caracas” y en el epicentro de un movimiento cultural
que tenía dos importantes pilares: la posibilidad de proyectar al borde de una
pequeña colina el futuro Museo de Arte Moderno de Caracas (que se le encarga,
luego de la declinación de Mies van der Rohe, a Oscar Niemeyer), y el diseño en
un pequeño valle de un espacio al aire libre cuyas condiciones eran
inmejorables para disfrutar de la música y celebrar festivales (el cual se pone
en manos del arquitecto argentino residenciado en el país Julio César Volante)
y se conocerá como "la Concha Acústica". Si interesa, también
podríamos sumar a ello la casa-pinacoteca del propio Palacios llamada
“Caurimare”, proyectada por el profesional italiano Antonio Lombardini (llamado
"el arquitecto de Colinas") tan “absurdamente grande” que en ella se
podía, dada su escala, hacer “conciertos de hasta cuarenta músicos”, como
revelara Palacios en una entrevista que le hicieran Hannia Gómez y William Niño
en 1989.
Así, la empresa C.A. Urbanización Colinas de
Bello Monte, a instancias de su presidente, dona el terreno de 18.000 m2
ubicado en la Calle Caurimare con Calle Chaure de la citada urbanización, para
la construcción de la Concha Acústica, llamada a ser sede artística de la
Orquesta Sinfónica Venezuela (OSV). El proyecto desarrollado por Volante
(graduado en la Universidad de Buenos Aires donde fue profesor de Acústica y
Master of Science de la Universidad de Columbia, EE.UU. Reválida FAU UCV
promoción 16F/1967, profesor de Composición Arquitectónica y luego Jefe de
Taller en la FAU UCV), que rememora los anfiteatros de la antigüedad clásica y
aprovecha las cualidades acústicas y estéticas que ofrece la topografía del
lugar, será construido por un consorcio integrado por las firmas Técnica
Constructora, S.A., TEC, S.A. y Gil Rangel Baquero, S.A. y se convertirá en la
primera instalación de este tipo en la ciudad.
Luego de tan sólo 45 días de construcción (entre
el 15 de enero y el 1º de marzo), este espacio cultural, que tiene un aforo de
8.000 puestos, conocido también como Anfiteatro “José Ángel Lamas”, se concluyó
siendo inaugurado el 19 de marzo de 1954 (en el marco de la X Conferencia
Interamericana rindiendo honores a los delegados a la mencionada conferencia y,
pese a la negativa manifestada por Vicente Emilio Sojo, también al entonces
Presidente de la República, Marcos Pérez Jiménez y su señora Doña Flor
Chalbaud), con la celebración de un concierto cuya primera parte, dedicada a
música sacra venezolana (compuesta por José Ángel Lamas y José Antonio Caro de
Boesi ), estuvo a cargo del Orfeón Lamas bajo la dirección del maestro Sojo,
director a su vez de la OSV. La segunda parte, con la orqueta conducida por
maestro alemán Wilhelm Furtwängler, estuvo conformada por obras de Georg
Friedrich Händel, Richard Strauss y Richard Wagner.
El arquitecto Volante le dio una moderna forma
geométrica a la “concha” que, a modo de altavoz, contiene el escenario de la
“José Ángel Lamas”, logrando que los sonidos de los instrumentos tuvieran
reflexiones nítidas y uniformes audibles hasta a los 87 metros, distancia a la
cual se encuentra la última grada de asientos, dispuestos en forma de caparazón
marino siguiendo las curvas de nivel del terreno. Las gradas convergen en el
escenario teniendo al foso de la orquesta como espacio de transición.
Para colaborar en el acondicionamiento acústico
del conjunto, la “concha” fue construida, luego de la realización de los
cálculos necesarios, buscando hacer entrar en vibración los planos de reflexión
y dispersión, recubriendo el interior con un delgado friso aplicado sobre metal
desplegado, capaz de producir la vibración deseada a la vez de reflejar en toda
su pureza cualquier nota musical. Las paredes laterales encajonan en 20 metros
los sonidos evitando el eco. A ambos lados de su parte externa, mirando hacia la
gradería, fueron ubicadas dos obras o “colorritmos” del pintor y escultor
venezolano Alejandro Otero.
El piso del escenario es una losa de concreto
que asemeja una caja sonora y que cubre los camerinos ubicados debajo. Las
gradas están apoyadas sobre columnas y vigas, ya que, por ser el terreno un
relleno, no se pudieron asentar directamente.
La Concha Acústica “José Ángel Lamas” contaba
con sanitarios, una cabina de control, iluminación, juego de luces para el
escenario, dispositivos para radio y televisión y posibilidad de grabación de
sonido.
En su momento se decía que Wilhelm Furtwängler,
luego de dirigir en la “José Ángel Lamas” había dicho “Acústica Perfecta”.
También se sabe que el maestro Furtwängler luego de la inauguración del 19 de
marzo se quedó en Caracas unos días más celebrándose un segundo concierto el 21
bajo su sola dirección cuando se grabó un disco en vivo con la OSV desde el
espacio que hoy nos ocupa incluyéndose en el repertorio las obras Don
Juan de Strauss, Concerto
Gross Op. 6 N°10 de Händel y la Sinfonía N° 1 Op. 68 de Brahms.
Pocos meses después de inaugurada, entre los
días 22 de noviembre y el 7 de diciembre, se celebró allí el 1º Festival
Latinoamericano de Música de Caracas, organizado por Inocente Palacios, los
Maestros Enrique de Los Rios y Pedro Antonio Rios Reyna y el escritor cubano
Alejo Carpentier, estando todo el programa a cargo de la OSV. Se tocaron piezas
de los latinoamericanos Alberto Ginastera, Héctor Tosar y Carlos Chávez, y de
los venezolanos Inocente Carreño, Juan Bautista Plaza y Evencio Castellanos. En
1957 se realizó el segundo festival y el tercero en 1966.
Alejo Carpentier, también musicólogo, quien por
aquellos años residía en Venezuela y colaboraba semanalmente escribiendo la
columna “Letra y Solfa” que aparecía en el diario El Nacional, comenta en el
artículo “El micrófono y la música”, aparecido el 21 de noviembre de 1953, una
vez que expone el nefasto uso del micrófono en conciertos sinfónicos o
presentaciones de música lírica, comenta sobre las diferencias existentes entre
la conocida Sala Pleyel (ubicada en París) y sus dificultades para poder ser
adaptada acústicamente y “el magnífico éxito logrado por el doctor Julio César
Volante, arquitecto del Anfiteatro de Bello Monte, cuya Concha Acústica ha sido
sometida a las primeras pruebas el sábado pasado, en horas del mediodía, con el
concurso de varios profesores de la Orquesta Sinfónica Venezuela. (…) La
audición resultaba extraordinariamente pura y nítida para observadores situados
en todos los extremos del espacio que ocupará el graderío. (…) La prueba fue
conclusiva, por lo totalmente satisfactoria: el Anfiteatro de Bello Monte es un
logro. Llenará su finalidad de modo espléndido. Debemos felicitar, pues, al
doctor Julio César Volante por la aportación de su pericia técnica al éxito de
la obra…”.
Concebida como escenario para que la primera
orquesta sinfónica profesional del país se luciera en espectáculos de gran
factura y al alcance de un público que gustaba de las bellas artes, en la
Concha Acústica de Bello Monte se registran 51 presentaciones de la OSV entre
1954 y 1983.
Actualmente, no sin haber sufrido en el tiempo
los avatares del descuido, la falta de mantenimiento y de sucesivas
intervenciones, los efectos del aumento de densidad en sus alrededores y las
amenazas de su cambio de uso, la Concha Acústica de Bello Monte, sirve como un
espacio para la cultura local y es la sede de la Orquesta Sinfónica Municipal
de Baruta y se constituye en el sitio ideal para que aún hoy se disfrute en sus
instalaciones del teatro, el cine, la música y hasta de actividades deportivas
y recreativas de todo tipo.
Para ver el Boletín 119 de FAC, pulse aquí:
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