Por Rafael Hernández
Cuando nos acercamos a los
planteamientos promovidos por el Plan País: el programa de acción y políticas
que acompaña el proceso liderado por Juan Guaidó, nunca hacemos una
diferenciación, nunca tratamos de hablar en concreto para los sectores
populares y la (cada vez menos) clase media venezolana.
Qué cosas son, en concreto,
esos asuntos importantes para los más pobres del país.
Muchas veces hemos leído
entrevistas y artículos de personas que han participado en el Plan País.
Algunos nos hablan de las cuestiones claves para combatir la hiperinflación,
promover la inversión, elevar la competitividad del país, etc.
Pero, algunos de nuestros
dirigentes, olvidan hablar desde y para las mayorías del país. No es que
estemos intoxicados de madurismo, no es que hay que sacarlos por odiosos o
feos.
Lo central del discurso para
las mayorías debe de estar basado en que un tipo de visión del país, su
economía, su organización social, y muchas otras cosas experimentadas en estos
últimos veinte años ha fracasado. No lo han hecho bien. Lo han hecho… muy mal.
Tenemos menos trabajo, menos
abastecimiento, no hay agua, no hay electricidad, qué desastre de los
teléfonos, ni hablar del internet nacional. Las calles de Venezuela se vacían
cuando comienza la oscuridad, por si nos asaltan, roban, violan o matan.
Cuál turismo va a venir a
Venezuela para que los asalten, roben, sin los servicios básicos al turista:
alquiler de carros, excursiones a distintos lugares, cómodos autobuses. Ni
hablar de cómo ir de un lugar a otro con más de la mitad de los transportistas
de las líneas que ya no están o se fueron de la actividad.
Un discurso para los
sectores del campo, menos hectáreas sembradas, menos producción, sin agroisleña
con una agropatria que no hace ni un pequeño porcentaje para los agricultores.
Y la situación en las escuelas, convertidas día a día en una caricatura de lo
que fue la educación venezolana, hasta Cuba fuimos a enseñarles de curriculum,
de programas, de cómo acabar con el analfabetismo. No hablemos de los centros
de salud, ni algodón, ni antibióticos, ni con qué coser una herida, ni
seguridad en las instalaciones para los trabajadores de la salud.
Por eso, hay que llamar la
atención. Lo que estamos viviendo ha llevado a cinco millones de compatriotas a
irse, a promover vida y trabajo en muchos lugares del mundo y en muchos sitios,
haciéndolo muy bien.
Una visión incorrecta nos ha
llevado a un país que comienza a estar en las listas de los más pobres de
América Latina, en la lista de los funcionarios más corrompidos del mundo, en
las listas de las ciudades más violentas del mundo.
Y de eso tenemos hoy una
esperanza, una propuesta, un Plan País, que promueve alternativas para la
sociedad venezolana.
Alternativas para que
tengamos una sociedad donde podamos vivir todos con esa alegría de los
venezolanos que siempre nos caracterizó.
23-04-19
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