Por Nelson Freitez
Este podría ser el título de
un largometraje que documente la actual coyuntura venezolana. Sin embargo, la
complejidad venezolana por la diversidad de intereses en juego y la
multiplicidad de actores con injerencia en nuestro contexto, impiden predecir
con algún grado de certeza cuándo y cómo se van a producir “los días finales”
del actual régimen político-militar en el poder. De todas maneras, la semana
que concluye ofrece un conjunto de nuevos elementos para evaluar los grados de
consistencia y cohesión de los bloques de poder en disputa por la hegemonía en
el sistema político venezolano.
En primer lugar, acerca de
la real cohesión de las FANB y de la lealtad a sus mandos superiores y a su
ilegítimo “Comandante en Jefe”, lo que todo el país presenció el 30A puede ser
un indicador de cómo están las contradicciones al interior de esa “caja negra”,
otrora institución militar con sus distintos componentes. Si bien ninguna de
las guarniciones militares de los estados del país se sumó al desconocimiento
del Presidente Ilegítimo, tampoco le ratificaron públicamente su adhesión.
A pesar del escaso volumen
de oficiales y tropa que se incorporó a la desafiante acción frente a la Base
Área Libertador en la ciudad capital, el hecho que estuviera presente tanto el
preso político emblemático de la dominación del régimen, Leopoldo López, y su
principal carcelero el General Cristopher Figuera, Director General del Servicio
Bolivariano de Inteligencia (Sebin), nombrado en ese determinante cargo como
oficial de altísima confianza del ilegítimo gobernante, nos da una idea de la
magnitud de la fisura interna que atraviesa la “institución militar”.
Debemos recordar que el
Gral. Cristopher Figuera fue designado por el gobernante ilegítimo en noviembre
2018 al ser ruidosamente destituido el Mayor General Gustavo González López,
supuestamente por ordenar la detención de la caravana presidencial a fines de
ese mes del año pasado. La escasamente explicable restitución actual de
este Mayor Gral. en el vital cargo de la inteligencia del Estado, pareciera una
de las puntas del iceberg de las profundas contradicciones que surcan el
conjunto de las FANB dadas las muy reiteradas lealtades de este oficial
con el Presidente del PSUV, muy diferentes a las sostenidas por el ilegítimo
Presidente.
En segundo término, las
marchas del 1ro de mayo además de congregar volúmenes significativos de la
población en 22 entidades federales del país, pusieron en evidencia que más
allá de la percepción sobre los resultados del pronunciamiento del 30A, la
población mantuvo en alto la esperanza y la voluntad de cambio que viene
manifestando aún en forma creciente desde las primeras semanas de enero. Además
de plantarse con mucha firmeza frente la intensa represión, diversos grupos de
la población vienen afianzando algunas actitudes y comportamientos favorables a
enfrentar por métodos no violentos la represión que sufren. Sin embargo, el
incremento de la represión puede estimular el despliegue de acciones y métodos
“foquistas” de grupos de la llamada “Resistencia” con escasa incidencia y
repercusiones negativas sobre los mismos vecindarios que luchan.
Un tercer elemento
significativo que se constató esta semana, guarda relación con la intensidad y
magnitud de la represión ejercida por cuerpos militares y bandas paramilitares,
caracterizada por el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza y las
brutales agresiones a las personas detenidas, además de la letalidad expresada
en el número de jóvenes asesinados. Nos recuerda las semanas más violentas de
abril-julio del año 2017 en el marco del muy violento, letal e ilegal “Plan
Zamora” y parece evidenciar la voluntad político-militar en la cúpula de poder,
de buscar la estabilización de la actual coyuntura con base en la más cruenta
represión.
Además, la intensificación
de la represión también incentiva las posturas proclives a la exigencia de una
intervención militar muy próxima que logre neutralizar y someter a los mandos,
tropas y grupos de civiles armados que agreden, torturan y asesinan a la
población
De manera, que la semana
transcurrida a fin de abril desnudó, quizás como ninguna otra reciente, algunas
de contradicciones más acentuadas en el bloque en el poder, el cual se debilita
sistemáticamente y comienza a escindirse, aunque aun lentamente. Del lado
de las fuerzas opositoras, la unidad de las distintas agrupaciones que las
constituyen se mantiene con serias limitaciones de organicidad, comunicación y
estrategia, más allá del propio Guaidó.
El anhelo de cambio es tan
denso y confeso que la disposición a la movilización no cesará y la represión,
por lo que vimos esta semana, más que contenerla podría más bien
acicatearla. Los “días finales” aunque nadie puede saber cuándo
sobrevendrán, podría decirse que están más cerca que lejos. Será cuestión de
juegos geoestratégicos de múltiples actores y diversos escenarios. Amanecerá y
veremos
10-05-19
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