Por Saúl Jiménez Beiza
Desde cuando tengo uso de
razón he oído que en Venezuela la corrupción es un elemento clave en la
administración pública donde los funcionarios de alto rango “se pagaban y se
daban el vuelto”, es decir que administraban y tienen acceso a los bienes
públicos y ellos lo movían a su antojo, esa situación fue conllevando a que
cada vez se buscaban mecanismos que permitieran el control de los recursos
públicos y que se evitara la corrupción, Eleazar López Contreras hizo la
propuesta de la creación de la Contraloría General de la República y fue en
1938 se promulga la Ley Orgánica de la Hacienda Pública y como órgano ejecutor
la Contraloría General, Ley muy moderna para la época y que permitió, en cierta
forma, adecentar la administración pública, es decir se modernizó la bodega.
Los funcionarios públicos
buscaban diversos mecanismos para evadir la Ley y lograr ponerle la mano a
algunos recursos del estado, llegó la época de las dictaduras e indudablemente
el discurso era el bien administrar los recursos públicos y los castigos
ejemplares que pudieran haber y bla, bla ,bla.
Sin embargo la corrupción
campeaba e indudablemente la mano en las arcas las metían quienes tenían su
bendición, de esa forma vimos muchos funcionarios de alto rango con un
enriquecimiento desmesurado, incluyendo al mismo dictador que en su huida en la
madrugada del 23 de enero dejó varias maletas abandonadas llenas de billetes
verdes y quien tuvo una vida de opulencia en su “exilio” dorado sin que nunca
se le pidiera cuenta de los bienes mal habidos y su reintegro a la nación para
resarcir los daños ocasionados.
Después viene la larga lista
de presidencias de la democracia donde varios Presidentes realmente vivieron en
austeridad y fallecieron sin que se les conociera bienes de fortuna a ellos o
su familia, (Ej: Rómulo Betancourt, Leoni, Caldera, Herrera Campins) sin
embargo los funcionarios públicos de alto rango de sus épocas luego de pasar
por esos ministerios más nunca se les vio ejerciendo sus profesiones o buscando
trabajo, ya tenían para vivir su vida en una forma muy cómoda y con el
agravante que en estos períodos se empezó a dar una nueva experiencia que es la
corrupción aguas abajo.
Allí no sólo se corrompía el
ministro sino que cada funcionario a su nivel se iba llevando los suministros
de oficina, recibía dinero por favores realizados a los ciudadanos que
requerían de sus servicios, en los tribunales en la época de los
sesenta-setenta era muy común oír la frase: “El impulso procesar” no era más
que el dinero entregado a la Secretaria del despacho para que le llegara al
Juez y este pudiera tomar la “decisión acertada” o que aligerara el proceso que
estaba llevando a cabo.
Chávez propició su golpe de
estado en aras de denunciar la corrupción en la administración pública donde
fueron denunciando la corrupción que existía en la época por los trabajos de
reingeniería que le habían realizado a los tanques de guerra, los arreglos de
los aviones de la aviación militar y toda esa crisis de valores que se había
enquistado en el gobierno y que no permitía que los recursos del estado fueran
invertir en forma correcta y para beneficio de los ciudadanos, en eso se
basó su campaña, discurso que fue comprado por la mayoría del pueblo venezolano
y le permitió por los votos y un sistema electoral que respetó los resultados
llegar a la Presidencia.
Pero pareciera que fue “peor
el remedio que la enfermedad”, en el año 2000 surgió el programa “Bolívar
2000” que coordinó un Teniente Coronel de apellido Weffer con poderes
plenipotenciarios, en esos años se veían a militares en carros oficiales llegar
a las ferreterías a comprar de todo en efectivo y que les dieran facturas con
sobreprecio, no dejaban huellas, ese se llevó hasta las piedras de las obras,
no se supo más nunca de él aunque fue enjuiciado, creo que ha sido uno de los
pocos casos donde hubo un juicio por actos de corrupción.
Así llegamos al año 2020
donde ya no existe periódico, ni emisoras de radio, televisoras que se atrevan
a denunciar la corrupción para no meterse en problemas con el gobierno, cuando
es público y notorio como se ha incrementado la corrupción sin que exista
ningún órgano que busque frenarla, historias van y vienen lo cual ha permitido
ir documentando, verificando y validando las informaciones con el apoyo de
organismos internacionales e investigadores nacionales, con precisión de dinero
mal habido e incautado en el exterior, personas enjuiciadas en otros países por
no poder justificar los recursos depositados en bancos.
Además de eso vemos como
Venezuela progresivamente se ha venido deteriorando todos los servicios
producto de esas prácticas, ejemplos sobran: El tercer puente sobre el Caroní,
el segundo puente sobre el Lago de Maracaibo, el sistema eléctrico para el Zulia
que estuvieran autoabasteciendo a la región, el sistema de ferrocarril nacional
que no tiene ningún tramo en funcionamiento, excepto el Tuy Caracas, el
deterioro de todo el sistema interconectado eléctrico.
Ya hoy los venezolanos
podemos decir que no quedan recursos para continuar la corrupción y sin embargo
se agota la gasolina, no hay como comprar en el exterior, las reservas del
combustible están casi en cero y se decide, con el argumento del covid-19
suspender el suministro de gasolina y colocan a la GNB, PNB y en algunos casos
a oficiales y militares del ejército a administrar las bombas de gasolina para
despachar a las áreas prioritarias y se destapa la gran corrupción aguas abajo.
Las pimpinas de 20 litros de
gasolina se empezaron a negociar a 20$ en forma pública y notoria, los carros
que podían entrar a las bombas son los que cancelan 20$, los patrulleros
sacando la gasolina a las unidades para negociarlas, eso con fotos, denuncias,
reclamos en los mismos sitios, oficiales detenidos que al siguiente salen
libres y de nuevo para el negocio, es decir el derrape total.
Nos tenemos que poner serios
y denunciar la corrupción esté donde esté porque es lo que nos puede garantizar
nuestra subsistencia en un país en quiebra.
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