Un
hilo sobre Participación electoral
Ismael Pérez Vigil. Politólogo
A la memoria de Miguel Rodríguez Mendoza (1948-2021)
gran venezolano, mejor amigo.
La discusión acerca de participar o no en las próximas elecciones de gobernadores es un tema político aún en discusión. Para reflexionar al respecto me voy a valer de un tuit y su respectivo “hilo”, publicado en días pasados por Jesús Seguías, periodista, analista político y presidente de Datincorp, empresa de estudios y diagnósticos organizacionales.
Se trata de uno de sus acostumbrados tuits o artículos, en el cual analiza algunos de los aspectos políticos del país. No hay nada nuevo o distinto en los planteamientos de este asesor en esta última entrega (https://bit.ly/3gHRhSd), en el sentido de que él ha sido siempre uno de los grandes defensores de la vía electoral −o detractores de la abstención, que es lo mismo− y así lo reafirma ahora.
Los tuits y artículos de Seguías, polémicos, son usualmente bien fundamentados, con argumentos, que suelen ser muy buenos y contundentes y con los cuales coincido, excepto cuando denigra y le carga la mano a la oposición, a los políticos y a los partidos; pero, en éste que hoy comento, hay que reconocer que no lo hace. (Quizás es porque quedó escaldado por su discusión reciente con la también periodista y analista Elizabeth Fuentes. Ver: https://bit.ly/3dZSnXE y https://bit.ly/3u3yNze) Veamos ahora punto por punto los argumentos de este analista:
Es cierto, el fraude contra Andrés Velásquez es uno de los fraudes electorales comprobados en Venezuela; en las elecciones de gobernador de 2017, en el Estado Bolívar, se desconoció el resultado de la votación electrónica o de las máquinas y se “inventó” un conteo y actas manuales con las que se le arrebató el triunfo a Velásquez. Pero no comparto tanto eso de que a Andrés Velásquez “lo dejaron solo en sus reclamos”; no creo que haya sido así y recuerdo el apoyo de varios partidos e incluso algunos dirigentes, que sin creer o haber participado en el proceso electoral, se desplazaron al estado Bolívar para apoyarlo. Más bien creo que Andrés Velásquez no fue lo suficientemente enfático y contundente en su reclamo, que era en su región, en su bastión político, donde él tenía más fuerza. A lo mejor fue por eso que dice Seguías que la diferencia entre los candidatos era menor de 5 puntos y por eso Velásquez desistió. No lo sé. Pero no creo que haya sido por falta de apoyo de la oposición.
Totalmente de acuerdo con que la no juramentación de Juan Pablo Guanipa en el Zulia ese mismo año fue un error político; Guanipa ganó, como dice Seguías, en el estado “de mayor relevancia estratégica del país” y luego él, Guanipa, con su partido, Primero Justicia (PJ), tomaron una decisión política, para la que tenían sus razones, pero dejaron en la estacada a la gente que había votado por ellos; la gente votó para que Guanipa fuera gobernador, no para que mantuviera posiciones de principios, que para la gente suelen ser abstractas; de ese error, por cierto, a PJ y Guanipa en el Zulia les costará recobrarse.
Sabemos que no basta ganar en las elecciones, que también es necesario defender el voto y además lograr que el voto sea “eficaz”, es decir que las personas que se elijan ocupen los cargos para los que fueron electos. Comparto lo que dice Seguías que por los momentos es imposible “hacer un buen gobierno” por lo que lo importante “no es tanto el poder que se gana sino el poder que se le arrebata al adversario”. Pero, no creo que eso sea lo que entiende la gente que vota por un candidato; a la gente no le basta con lo de “la recuperación de espacios”, eso es para los políticos; la gente podría estar dispuesta a apoyar y defender el voto, sí le dicen cómo −y si es factible hacerlo− pero, para que el candidato que elija ejerza su cargo y resuelva los problemas que lo afectan. Si eso no va a ser así, hay que explicarlo políticamente, con antelación y durante el proceso electoral, algo que no ocurre. La figura del “protector” es un fraude más, contra el que hay que luchar políticamente.
También estoy de acuerdo con lo que dice Seguías que “… el CNE ha reconocido todos los resultados donde la oposición ha ganado”; es cierto, pero hay que matizar esa afirmación. El CNE y el gobierno reconocen los resultados electorales, pero ya sabemos que el triunfo se desconoce de muchas maneras: se nombran “protectores”, se le arrebatan funciones, se le niega recursos presupuestarios, y un sinfín más de artimañas del régimen para desconocer el voto popular cuando no los favorece. Y esos son temas que nunca están claramente definidos en la agenda de lucha política; los partidos y las organizaciones de la sociedad civil involucradas en los temas políticos, nos limitamos a lo electoral. Lo que no comparto en este punto es la afirmación de Seguías, con respecto a que a Capriles se le hizo fraude en 2013. En ese proceso se hicieron muchas trampas −fraudes− de varios tipos, pero no creo que se haya alterado el resultado de la votación, aun cuando la diferencia fue muy estrecha; al menos, eso nadie lo ha podido probar. Lo de ese fraude creo que es una fantasía, en la que el propio Capriles al final también cayó y ahora anda diciendo que no reclamó ese resultado como una actitud responsable para evitar un baño de sangre; me parece que eso es alentar un mito: Capriles alentando un mito que lo favorece y otros alientan ese mito porque favorece su posición abstencionista o concuerda con su posición anti partidos y anti líderes opositores.
En las elecciones de 2017 el CNE hizo también todos los fraudes a los que nos tiene acostumbrados −que no voy a repetir una vez más− pero ciertamente la oposición no perdió por eso; se perdió, como dice Seguías, por los errores cometidos, porque el exceso de confianza hizo que la oposición bajara la guardia y porque la gente se abstuvo masivamente. La abstención creo que fue la causa principal de que perdiéramos una cantidad considerable de gobernaciones que se hubieran podido ganar. ¿Por qué se abstuvo la gente?, ese es otro problema; ¿Fue por los errores? ¿Por la falta de unidad en algunas regiones? ¿Por la decepción de la “fracasada insurrección”, como la denomina Seguías en su tuit? ¿Por la decepción porque no se hiciera nada con los contundentes resultados de la consulta popular del 2017? ¿Por una mezcla de todos esos factores?, esto último es lo más probable; lo cierto es que la abstención fue muy alta.
Por supuesto comparto la afirmación final de Seguías, de que la “imperfecta ruta electoral” es la vía y cualquier otra es “realismo mágico” y abstenerse no es una opción útil, mucho menos si es una abstención pasiva como las que hemos tenido. Tras el fracaso o la abstención en las elecciones regionales de 2017, se llamó a la abstención en las elecciones municipales de diciembre de 2017, en las presidenciales de 2018 y en las de Asamblea Nacional en 2020; y por los vientos que soplan, tras los últimos documentos, el de los 40 partidos y el de la Asamblea Nacional 2015 (https://bit.ly/3eLwkTT), posiblemente se llamará a la abstención en las regionales de 2021.
Recuperar ahora la confianza en el voto y en la vía electoral resulta una tarea ciclópea, que como dice un amigo: “por ciclópea que sea, habrá que insistir”.
https://ismaelperezvigil.wordpress.com/
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