Resultados Electorales
en USA
Aunque
aún –al viernes 6 de noviembre– no tenemos los resultados definitivos de las
elecciones de los EEUU del pasado martes 3, según todos los indicadores que se
tienen a este momento, el candidato demócrata, Joe Biden, sería el ganador;
pero, para que se concrete ese triunfo hacen falta algo más que votos populares
y “colegios electorales”, pues probablemente deberá sortear una aguda batalla
judicial, incierta en sus resultados y en su duración.
Donald
Trump y su equipo de campaña habían anunciado de diversas maneras que se
preparaban para “denunciar”” y combatir judicialmente un fraude electoral que
seguramente los demócratas estaban preparando; la estrategia de Trump y su
equipo –no me atrevo a decir que es una estrategia republicana– se basa en algo
que para nosotros resulta tan extraño como lo es eso del “voto anticipado” y
del “voto por correo”, con unas boletas que serían forjadas por millones e
introducidas en el conteo de votos. Sin entrar a juzgar al respecto, debo decir
que resulta extraña esa “anticipación” del tema por parte del equipo de Trump;
y más extraño aún que el supuesto fraude solo afecta los votos presidenciales,
no a los votos para representantes y senadores, que se emiten en la misma
boleta. Pero en fin, de prosperar esa intención de demanda del fraude –todavía
es posible que no se concrete– habrá que esperar la decisión judicial, sin
ponerse a especular al respecto.
La
esperanza, al menos la que yo tengo, es que esa denuncia del fraude no sea una
mera estrategia electoral pues de ser así, se estaría sembrando la desconfianza
y jugando con la solidez de una institución fundamental, el voto, que es el
instrumento de la democracia para formar gobierno, dirimir las diferencias e
impedir que la barbarie y la fuerza sea lo que se imponga. Los venezolanos
sabemos bien, por haberlo vivido, el daño que se hace a la democracia, a la
libertad, a la convivencia, sembrando dudas y desconfianza en el voto y en los
procesos electorales, que ha sido una estrategia fundamental reiterada del
régimen que sufrimos desde hace más de 20 años.
Este
proceso electoral que concluyó esta semana en los EEUU, su fogosidad y dureza,
según los entendidos, no es muy diferente a otros procesos que han tenido a lo
largo de su historia republicana y democrática; solo que, en particular éste,
sin duda generó grandes expectativas a nivel mundial por la polarización que se
ha agudizado en ese país y especialmente por la posibilidad de la reelección o
no del actual presidente, Donald Trump, tras su polémico y controversial
mandato presidencial.
Particularmente
en Venezuela seguimos muy de cerca lo ocurrido, como si por una ironía e
inversión del destino fueran los EEUU, lo que ellos siempre nos han considerado
a nosotros: nuestro “patio trasero”. Aquí nos batimos, en redes sociales, de
manera muy ácida y violenta, como ya es nuestra costumbre cada vez que hay
cualquier disputa política. Nuestra propia polarización –hablo de la interna de
la oposición– nos lleva rápidamente a las descalificaciones e insultos; basta
con que alguien tenga alguna idea distinta a la nuestra, o alguna de las partes
sospeche un atisbo de “progresismo”, izquierdismo o socialismo para que se
irrite el otro bando, y entramos entonces con falso y pretendido espíritu
“cosmopolita y mundano”, ese sentirnos “ciudadanos del mundo” que no se detiene
en fronteras, a mostrar nuestro escaso “talante democrático” y baja tolerancia,
y la disposición a sacarnos las entrañas y los ojos, por la causa que sea,
aunque el tema no nos afecte directamente.
No
estoy diciendo que el que acaba de pasar, las elecciones en los EEUU, no nos
afecta; solo digo que no era necesario que nos despedazáramos amargamente por
él. Como bien dice un amigo: “Ya casi no se puede intercambiar o discutir con
muchas personas por la grave inhibición de su raciocinio.”
Pero,
antes de abordar el tema del posible impacto del resultado electoral en los
EEUU, también hay que decir, si somos justos y objetivos –dos elementos que
cada vez están más ausentes en las discusiones políticas en Venezuela– que esa
expectativa que se generó en nuestro país es probable que no vaya más allá de
la clase media alta, profesional, intelectual y académica, los que nos
desenvolvemos en redes sociales, en las cuales desarrollamos una amarga
“gimnasia” y nos demolimos en disputas
verbales por uno u otro candidato.
Aunque
no sepamos aún el ganador definitivo, se puede decir que está encendida la
expectativa en cuanto a dos temas: su impacto sobre la situación política
interna en los EEUU y su impacto sobre la situación política venezolana.
Sobre
el impacto en la política interna de los EEUU, en la que no soy especialista,
me voy a permitir “plagiar” a un buen amigo, que me hizo llegar sus reflexiones
al respecto:
“El
panorama de hoy aquí apunta a que vamos a tener problemas de varias clases con
los conteos...Pero viendo los números que se están asentando percibo que tanto
el radicalismo de derecha como el de izquierda están perdiendo las
elecciones... afortunadamente...Y ayer (jueves 5) Wall Street lo
reflejó...Simplemente la gente está cansada y al votar reaccionó...Eso se ve
primero en las dos cámaras del congreso donde los demócratas en neto están
perdiendo representación...Aunque retienen la mayoría en la cámara baja, la
brecha que había se redujo considerablemente...Ya a lo interno hay discusiones
en el partido (demócrata) en cuanto a que la posición agresiva “progresista”
asumida por muchos candidatos convirtió lo que pudo ser una victoria que los
llevara a una “blue wave” genuina, en una derrota...Este hecho tranquilizó e
inclusive entusiasmó a Wall Street ayer (jueves 5)...En el senado los
republicanos aún retienen el control...Pero también el radicalismo de derecha
que acompaña a Trump perdió muchísimo terreno y eso se refleja en lo que parece
ser la derrota del presidente...La gente no le compró el discurso a las mujeres
del “squad” lideradas por Alejandra Ocasio-Cortes... pero tampoco se lo compró
a Trump...Cosa que alivia enormemente a Wall Street...La gente está harta de
los dos discursos...El radicalismo de la gente de Trump está manifestándose
algo peligroso al tratar de hacer lo que haya que hacer para no perder una
elección presidencial que está ya perdida...”
No
creo que los comentarios de mi amigo necesiten añadidos y mayores
explicaciones, son una buena interpretación del clima político que deja esta
refriega en ambos partidos.
Con
respecto a la situación en Venezuela, algunos temen que la derrota de Donald
Trump signifique un retroceso en cuanto a la presión de los EEUU sobre el país,
que sin duda fue uno de los temas de la campaña de Trump para atraer los votos
latinos, sobre todo de La Florida, que se consideraba un estado clave. Para los
que así piensan, un triunfo de Joe Biden significaría entonces un “regreso” a
la política menos proactiva de Barak Obama.
Ya
he dicho en otra ocasión
(https://ismaelperezvigil.wordpress.com/2020/10/09/biden-o-trump-falso-dilema/) que no creo que vaya a haber diferencias de
fondo en cuanto a la política hacia Venezuela, cualquiera que sea el resultado
final de las elecciones en los EEUU. Ciertamente son de agradecer algunos
gestos de Trump hacia Venezuela y especialmente hacia Juan Guaidó con ocasión
de su discurso ante el Congreso y que profundizara algunas de las sanciones
–tema polémico, que no voy a tratar– pero también hay que recordar que las
primeras sanciones contra el régimen venezolano las tomó la administración
Obama, donde Joe Biden era vicepresidente y activo en política internacional; y
las primeras medidas que tomó Trump estuvieron basadas en una orden ejecutiva
que dejó Barak Obama a su salida de la presidencia.
Las
cosas han variado algo desde Obama para acá; por ejemplo, cuando Obama era
presidente no existía Juan Guaidó al frente de un Gobierno Interino, no había
el apoyo a ese gobierno de la Unión Europea, ni existía el Grupo de Lima, ni el
Grupo Internacional de Contacto. No había sido elegido Maduro presidente en una
elección ilegítima, no reconocida por una buena cantidad de países occidentales
democráticos. No habían fracasado varios intentos de diálogo y negociación en República
Dominicana y Barbados. Ya no hay duda tampoco sobre el tema de los crímenes de
lesa humanidad y la violación de DDHH en Venezuela, y ahora reforzados con el
pronunciamiento de esta semana de la Fiscal Fatou Bensouda de la Corte Penal
Internacional, acerca de que en Venezuela se habrían cometido delitos que son
competencia de dicha Corte. ¿Qué hubiera hecho Barak Obama ante todos esos
hechos?, es algo que nunca lo vamos a saber, solo nos queda especular, pero al
menos ahora podremos saber qué actitud tomará el que fue su vicepresidente. Son
cambios importantes los que se han producido que un gobierno norteamericano, de
cualquier signo, no puede continuar ignorando.
En
buena parte lo que pase para resolver la crisis política de nuestro país se
deberá sin duda a la presión internacional, pero sobre todo a lo que logremos
hacer internamente en cuanto a movilización popular. Debemos estar conscientes
que en la comunidad internacional cercana a Venezuela, cada país está más
concentrado en sus propios problemas con la COVID-19 y las secuelas que dejará
sobre sus propios países.
E
internamente, ahora mismo, las cosas no pintan bien en Venezuela; hay mucho
desánimo, la crisis es muy fuerte y la represión cada día más intensa; pero esa
es la realidad con la que nos toca lidiar. Las condiciones no son las mejores,
pero al menos ahora que contamos con mejor reconocimiento de la comunidad
internacional, nos toca jugar bien el partido.
https://ismaelperezvigil.wordpress.com/
Quienquiera que sea presidente de los Estados Unidos, generalmente se convierte en el único político que todavía merece algo de respeto o credibilidad en Venezuela. Nuestra moneda de facto es el dólar. ¿Cuántos votos electorales daríamos a demócratas o republicanos en caso de solicitar la anexión?
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