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domingo, 31 de diciembre de 2017

365 días consumidos por el hambre

   Foto REUTERS


Francisco Rincón / Maracaibo / noticias@laverdad.com


El año que está por finalizar quedará marcado en el recuerdo, en los estómagos y en la vida de los venezolanos. La incapacidad de adquirir los alimentos y no encontrarlos, terminó pasándoles facturas desde los físico hasta lo mental.

En 2017 la inseguridad alimentaria penetró todos los sectores de la sociedad dejando a su paso coletazos de hambre, sufrimiento, angustia y muerte. Padres y madres “alimentaron” a sus pequeños con agüita de tubérculos y buena parte de la población modificó su tradición culinaria para adaptarse a la disponibilidad del entorno.

La yuca, auyama, ocumo, ñame, plátano y maíz, utilizados en otrora como acompañantes, se transformaron en protagonistas en los platos; igual que mangos, nísperos, cambures o melones. “Desaparecieron” las proteínas económicas, en su momento, como el huevo y el queso, y la carne, pollo o pescado quedaron solo en el recuerdo. El pan nuestro, ya no es de cada día en Venezuela por sus altos precios y la dieta se redujo negativamente. Es “monótona y poco balanceada”, según Marianella Herrera, directora del Observatorio Venezolano de la Salud (OVS).

La crisis alimentaria ocasionó, y día tras día aumenta esta tendencia, dificultades para que los niños entiendan lo que leen y que los adultos descuiden enfermedades que padecen, por atender otras de resiente data vinculadas a lo que comen o dejan de consumir.

La ingesta de calorías se fue a pique y algunos grupos ingieren menos de 500 al día cuando lo normal son aproximadamente dos mil 300. Otros consumen entre mil y mil 200 calorías al día, mientras un grupo reducido supera las dos mil.

Holocausto venezolano 

En medio de la falta de disponibilidad y acceso a los alimentos, además de la alteración de su utilización, aumentó desproporcionadamente la mortalidad por diabetes y enfermedades cardiovasculares.

También se elevaron las posibilidades de que los niños sufran patologías a futuro y de acuerdo a especialistas, “la mayoría de los venezolanos tendrán problemas de malnutrición”.

Todos los indicadores “dramáticos” del año pasado incrementaron, como la cantidad de hogares venezolanos en los que existe inseguridad alimentaria que era 93,3 por ciento y el número de personas que ingieren dos o menos comidas al día que en 2016 casi alcanzó los 10 millones, “sin que se tomaran acciones”.

Estefanía Mendoza, Coordinadora de Planificación de la ONG Mulier, comentó que el escenario venezolano es “nefasto” y afecta especialmente a las madres debido a que les cuesta conseguir trabajos cuando tienen hijos que cuidar.

Las consideran “vagas” si se quedan en casa para hacerlo y “malas madres” si salen a laborar para asegurarles los alimentos a sus pequeños. Mendoza detalla que es “muy fuerte” asimilar que el niño ya no pueda llevar para el kínder una galletica o tenga que desayunarse una arepa sola.

“Como la sociedad asume que cuidar a los hijos es tarea de la madre, sobre ella recae el estigma social de lo que tenga sus hijos y no sobre los padres que dejan de aportar o abandonan a sus familias”.

Más allá de daños físicos, la inseguridad alimentaria trastocó la salud mental de los venezolanos y gradualmente modificó sus actitudes y lo que sintieron. La psicóloga Irma Peña explica que la población se conectó con la situación de carencia y sentir que no pueden adquirir los alimentos, ocasionó angustias existenciales, malestar, e incluso miedo. “Se sienten malos padres. Emplean energías buscando comida y se agotan, pero lo peor es cuando caen en cuenta de que no obtienen resultados pese a todo lo que hacen. Luego aparece la desesperanza aprendida  que es un estado en el que se siente indefensos, creen que no tienen control sobre la situación y piensa que cualquier cosa que hagan será inútil”.

 

Mujeres al límite 

Cómo las afecta: 

*Obesidad asociada a la inseguridad alimentaria

*Complicaciones en el embarazo y el parto

*Intolerancia a la glucosa

*Postergación de sus necesidades básicas y de supervivencia como la alimentación en favor de sus hijos

*Presión al no poder cumplir las expectativas de los pequeños

*Sobre ellas recae el estigma social de ser “mala madre” al estar sus hijos desnutridos o enfermos por no alimentarse adecuadamente

*Postergación de su bienestar

Fuente: Susana Raffalli (Nutricionista)

Violencia alimentaria 

*Disturbios

*Saqueos

*Maltrato infantil por la escasez de comida

Fuente: Susana Raffalli (Nutricionista)

Efectos de la crisis (psicológicos)

*Deterioro de la autoestima.

*Angustia existencial

*Malestar

*Preocupación

*Miedo

*Desesperanza

*Depresión

El hambre enferma 

(Patologías 2017)

*Desnutrición Crónica y retardo del crecimiento

*Desnutrición aguda

*Recrudecimiento de los casos de diabetes y enfermedades cardiovasculares

*Gastritis

*Dificultades de aprendizaje y óptimo desempeño de las habilidades motoras

Fuente: Marianella Herrera (OVS)

Desnutrición en Venezuela 

La desnutrición en Venezuela pasó de 19 por ciento a 30 por ciento entre 2016 y 2017, según la Fundación Bengoa

En un hogar con dos ingresos mínimos apenas alcanza para comprar un mercado para siete días.

21,5 salarios mínimos requería en noviembre una familia para cubrir sus gastos básicos en alimentación

127 mil 404 bolívares mínimos necesitaba diariamente un trabajador en noviembre para alimentar a su familia

95.4 por ciento de la canasta alimentaria no puede adquirirse con el salario mínimo

Fuente: Centro de Documentación y Análisis para los trabajadores (Cenda)

Inmersas en la crisis 

15 tipos de alimentos consumen los hombres, las damas 12. Ellos los de mayor valor nutricional, mientras que ellas los de menor aporte de nutrientes

33 por ciento de los hogares reportaron que las mujeres dejaron de comer para rendir los alimentos familiares

Fuente: Cepaz, Avesa, Mujeres en Línea, Freya. Informe “Mujeres al límite. El peso de la emergencia humanitaria”

Posibles soluciones 

Atender urgentemente a las personas que están en riesgo y  a quienes están en condiciones normales

Reforzar los programas educativos

Cambiar la manera de obtener los alimentos y dignificar el salario

Garantizar una cesta de alimentos básicos para proteger del hambre y sus efectos

Derogar leyes regresivas y políticas que dislocaron el sistema agroalimentario

Restaurar la inversión tecnológica y el sistema estadístico. Recuperar y normalizar el sistema


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