DEPRESION,
PARANOIA, CRISIS MORAL.
Por: Dr. Walter Boza.
Al momento de escribir estas
notas, supe la noticia de la detención arbitraria del politólogo y comunicador
social Nicmer Evans, le aplicaron la ley del odio, un adefesio jurídico que
utiliza la dictadura para perseguir, amedrentar y encarcelar a quien se le
antoje, sólo por tener una posición crítica frente al fracaso rotundo de este
régimen; exijo respeto a su integridad física y su inmediata libertad, así como
de los centenares de presos políticos civiles y militares.
Cómo psiquiatra y luchador
social comprometido con la justicia, la democracia y la libertad, observo con
preocupación la dolorosa situación en que nos encontramos los Venezolanos,
oscura, tenebrosa sin precedentes en nuestra historia. Siempre vale la pena insistir en la descripción de esta realidad que
nos abruma, para elevar el nivel de conciencia y para contribuir a esclarecer
la visión de aquellos ciudadanos que aún están confundidos.
La depresión es un trastorno
mental grave y profundo, es el más común de los trastornos mentales, se calcula
que hay más de trescientos millones de personas diagnosticadas de depresión en
el mundo, se puede deducir fácilmente que haya más del doble de personas que
sufren de depresión y no están diagnosticadas. La depresión no
sólo es un estado de tristeza, también incluye, perdida de interés en la vida,
pérdida de la capacidad de disfrutar, de sentimientos de culpa, disminución de
la auto estima, disminución del sueño y del apetito, sensación de permanente
cansancio y fatigabilidad, disminución de la concentración, disminución del
curso del pensamiento con un contenido negativo; la depresión también genera
estados de ansiedad y en casos extremos conduce al suicidio.
En Venezuela hay una depresión
colectiva , generada por la inhumana condición de vida de su población,
demasiadas son las causas sociales que producen este grave trastorno; familias
desintegradas y destruidas por el éxodo de millones de compatriotas que han
huído de este desastre tratando de conseguir una mejor calidad de vida para
ellos y para sus hijos, además de los que se han ido por razones de persecución
política, quedan niños , adolescentes y personas de la tercera edad, totalmente
desasistidos, sin acceso a la salud y a la educación, sin ningún tipo de
protección social y con un salario menor a dos dólares al mes; en un país en
donde ha aumentado la pobreza crítica, han reaparecido enfermedades como la
tuberculosis y el paludismo que habían sido erradicadas desde hace muchos años.
Una juventud sin valores, sin estudios, con una familia destruida siendo presa
fácil del consumo de drogas y copiando valores de violencia, sobre todo en los
sectores populares, aumento significativo del embarazo precoz
irresponsablemente estimulado desde el gobierno, con ello multiplicando el
círculo infernal de la pobreza.
Hay razones para estar
deprimido, añadiéndole la incertidumbre, no saber cuánto tiempo durará esta
situación y sintiendo en carne propia la trágica situación que cada día empeora
su vida, hoy para combatir y derrotar a la depresión y la paranoia y recuperar
la salud mental del Venezolano es necesario un cambio de rumbo, de gobierno y
de modelo y luchar todos, mucho más allá de las cúpulas partidistas, para
constituir un gobierno de emergencia nacional e iniciar la reconstrucción de
esta patria engañada y herida.
La asistencia psiquiátrica peor
no puede estar, los hospitales psiquiátricos sin medicinas y sin comida y con
muy poco personal; los fármacos antidepresivos son costosos, inalcanzables para
la mayoría de la población, todo esto ha traído cómo trágica consecuencia un
aumento alarmante de suicidios. Toda esta dantesca situación está
agravada con la pandemia del coronavirus y con el aumento brutal del número de
ciudadanos contagiados y fallecidos, hasta el día de hoy hay más de 10 colegas
que han muerto por este virus.
El enfoque que le ha dado este
gobierno al tema de la pandemia ha sido muy poco profesional , ha sido un
tratamiento más bien policial represivo , que un enfoque epidemiológico serio ;
ocultan la verdad , no se sabe a ciencia cierta cuantos contagiados realmente
hay y el mal trato que reciben esos ciudadanos contagiados es no sólo
humillante sino que son expuestos al escarnio público tratándolos cómo
terroristas biológicos y traidores a la patria , valdría la pena preguntarse si
en este caso no es aplicable la ley del odio.
Hay razones entonces para que
en Venezuela haya una alarmante depresión colectiva y el responsable directo es
el gobierno.
Si a todo lo anterior le añadimos la represión
policial, la persecución y encarcelamiento de periodistas y médicos por decir
la verdad nos encontramos en una dantesca situación inimaginable, en una
tragedia social sin precedentes.
El tratamiento para esta
depresión colectiva del Venezolano , el verdadero antidepresivo, es salir de
esta macabra situación , es devolverle al pueblo la esperanza , la luz , el
agua , el gas , la gasolina , mejorar sustancialmente su calidad de vida , el
retorno de los que se han ido para recomponer la familia , que el Venezolano
recupere el derecho al trabajo , el derecho a la salud y a la educación, en fin
el derecho a una vida digna.
La paranoia es otro componente
importante de la psiquis del venezolano hoy. La paranoia se define como una
desconfianza extrema hacia los otros , sentirse perseguido , acosado con temor
a ser agredido , es vivir con miedo a que le hagan daño ; este trastorno mental
también es inducido por el estado de inseguridad e indefensión que vive nuestra
sociedad , no sólo por la brutalidad de los cuerpos policiales , sino que es
estimulado y dirigido por quienes hoy detentan el poder con frases altamente
amenazantes cómo la "operación tún tún", que significa que tu casa va
a ser allanada por las malas, sin orden judicial y que iras preso arbitrariamente
sin derecho; la mención sistemática de los patriotas cooperantes que no es más
que incitación a la delación de tú vecino, de tu amigo y hasta de
tu propia familia o la aberración llamada ley del odio, aprobada por una ANC
inconstitucional , no reconocida por los Venezolanos ni por la comunidad
internacional y es utilizada para perseguir y encarcelar a Venezolanos
inocentes porque un juez sumiso y vergonzante, sin ningún autonomía emite una
orden judicial para privar de libertad a quien le dé la gana al gobierno.
También hay razones para estar
paranoico, sin contar con las agresiones y amedrentamiento de bandas armadas
conocidas cómo colectivos. Tanto la depresión cómo la paranoia
tienen un común denominador que es el miedo, miedo inducido para provocar desconcierto
y desmovilización en la población.
Para combatir y derrotar a la
depresión y la paranoia y recuperar la salud mental del venezolano es necesario
un cambio de rumbo, de gobierno y de modelo y luchar todos, mucho más allá de
las cúpulas partidistas, para constituir un gobierno de emergencia nacional e
iniciar la reconstrucción de esta patria engañada y herida.
Tan gravé o más que la pandemia
de Covid-19, es la profunda y desgarradora crisis moral y espiritual que
ensombrece al país, se han invertido los valores, campea la ley del más fuerte
sin escrúpulos, hay un intento gigantesco por envilecer la vida del Venezolano
en todos los ámbitos, ya es normal que un grupo de diputados se vendan sin
ningún rubor y se conviertan en cómplices de esta degradación moral, tantos los
que se venden cómo quienes los compran merecen el repudio público. Mientras
miles de venezolanos padecen hambre y miseria, un grupito se enriquece
salvajemente, mientras hay centenares de presos políticos violándosele todos
sus derechos, el gobierno gasta millones en la defensa de Saab y reclama por
sus derechos. Todo es oscuro, la mentira, el engaño sistemático y la represión
son sus armas.
A pesar de este panorama
desolador, la gran mayoría del pueblo Venezolano tiene las suficientes reservas
morales, tiene los anticuerpos necesarios, tiene una historia de forjador de
libertades y abundante fortaleza espiritual para resistir y vencer a aquellos
que sobre nosotros sólo tiene una superioridad, la fuerza. Esta crisis será superada y volveremos a ser un pueblo alegre,
optimista, solidario y cantáremos juntos canciones de libertad y democracia,
para no perderla más nunca.
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