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domingo, 30 de agosto de 2020

Ponencia 2DO Encuentro Nacional Virtual. RED JOVEN VENEZUELA. "LA RECONCILIACIÒN COMO PUNTO DE ENCUENTRO".Foro Chat WhatsApp. Ponente: Lic. Gorka Carnevali. Activista Ciudadano. Director del Foro Hatillano. Coordinador Político-Electoral de Caracas Ciudad Plural. Viernes 21 de Agosto de 2020.

LA RECONCILIACIÒN COMO PUNTO DE ENCUENTRO

Por: Marianela Escalona Montesinos.


Ponente: Lic. Gorka Carnevali. Activista Ciudadano. Director del Foro Hatillano. Coordinador Político-Electoral de Caracas Ciudad Plural.

Nuevamente invitado al evento más importante de la Red Joven Venezuela, El Lic. Gorka Carnevali disertó acerca del tema de la Reconciliación dirigido a los jóvenes participantes en el evento.

 

Contexto

  La realidad social de Venezuela se vincula directamente a la crisis y el trauma que estamos padeciendo los ciudadanos en lo político,  lo económico, lo social, lo moral y hasta en lo psicológico. Desde hace años hemos observado el detrimento de nuestras propias condiciones personales: agua, electricidad, transporte público, gasolina, destrucción del medio ambiente, delincuencia desatada, la violencia, el desmedro de la salud, los catastróficos efectos de la pandemia generada por el COVID19, han afectado dramáticamente la realidad de nuestro país. Esto ha marcado una diferencia abismal y la fuerte hiperinflación ha aumentado la pobreza de manera dramática, con la reaparición de enfermedades erradicadas años atrás gracias a los avances de la medicina y de nuestros médicos venezolanos, muy bien formados, que han sido ejemplo en la humanidad. El sistema de salud venezolano era referencia a nivel mundial.

  Esto, aunado al incremento de la mortalidad, ha traído como resultado la emigración masiva de más de 5 millones de compatriotas que han buscado alivio en otros países. No obstante, es imperativo coadyuvar a ubicar medios que nos conduzcan a vislumbrar un sendero que sirva como punto de partida para el encuentro y la concertación nacional. De allí la importancia de la reconciliación de nuestros ciudadanos como punto de partida para la salida de esta dura situación que nos agobia y es urgente resolver y será determinante la manera cómo nosotros la afrontemos.

El Gran Reto.

 De allí que la transición más difícil para Venezuela será la reconciliación entre nosotros los venezolanos, indistintamente de nuestra condición social, de dónde vengamos o dónde vivimos, dónde estudiamos, quiénes son nuestros familiares y amigos y cuál es nuestro entorno. Para Gorka Carnevali, uno de los primeros retos es el encuentro de 2 bandos radicalmente polarizados que si bien  varía  el  grueso  de sus  respectivas  filas  según  el momento el tamaño o cantidad, son una constante en nuestra sociedad. Al final, 2 mitades no hacen un país.

 La polarización se vive en picos de intensidad, en curvas, en "lugares comunes", en la indagatoria y la conversación cotidiana, en el cafecito que solíamos compartir hasta hace no tanto. Casi todos los venezolanos cargamos en nuestras espaldas una historia de dolor, de rabia; hay un drama presente. El rencor nos desconecta del otro. Lamentablemente, lo ajeno se hace lejano.

 Nuestro país está pasando por tiempos difíciles y dolorosos y es por eso que queremos y debemos apostarle al futuro, y ese futuro tiene que comenzar desde el presente...y el presente es Hoy!

 La pedagogía ciudadana, el rescate del trabajo como valor fundamental para hacer sociedad son imprescindibles. Somos una sociedad que trabaja con mucha responsabilidad; el venezolano se levanta temprano, hace sus oficios y quehaceres, se compromete con la vida. Estos aspectos debemos  respaldarlos con formación ciudadana, y el estudio y la investigación tienen que ser el epicentro, como eje fundamental, que ayudará a transformar al individuo y su entorno. Debemos ver con nuevos ojos y construir un futuro diferente, sobre todo, éticamente responsable, decente y honesto.

 Por eso es menester potenciar siempre el cambio desde la comunidad como factor primario y poder lograr desafíos. El Gran Reto comienza de inmediato...es YA! y comienza en nuestra vereda, en la escalinata, en la barriada, los caseríos, el edificio, nuestros sectores, las urbanizaciones, como espacio mínimo primario de contacto , articulación, vinculación, formación y construcción de la sociedad. Es en nuestra casa, con el vecino, el amigo, el familiar.

 Por eso es que es obligatoria esta oportunidad que tenemos hoy y es ineludible el vernos, escucharnos, conocer nuestras historias, saber de dónde venimos, quiénes somos, qué nos acompaña. Tenemos necesariamente que entendernos y sobre todo, aceptarnos; comprender qué nos afecta individual y colectivamente, que nos preocupa, que te ocupa. Pero lo más importante es lo que estoy dispuesto a cambiar en mi para poder dar lo que me corresponde sin prejuicios, sin señalar al otro, sin reclamar. Es asumir lo que me toca y mucho más. El cambio debe comenzar en la familia, en el hogar.

 Con la firme convicción de que vamos a salir de esta situación, es necesario preguntarnos ¿Dónde estamos en este momento?

 Somos una sociedad cansada, castigada, fustigada, que vive al límite con la sensación de otro día que transcurrió con una carga, un gran peso, con mucha angustia y con la expectativa incierta del mañana; otro día más y se verá. A veces con la filosofía de" como vaya viniendo, vamos viendo". Entre  angustia, hambre, miedo y el terror generado por un aparato criminal que disminuye sistemáticamente las posibilidades de soñar, de poder hacer, de crear, transformar y progresar.

 El despertar de una sociedad es requisito obligatorio y la historia nos exige asumir lo que corresponda para salir adelante y sobre todo encontrar asidero en medio de este naufragio. Debemos convertirnos en un barco que enrumbe hacia el horizonte, hacia el futuro, hacia el pensar y poder diseñar una fórmula para poder lograr los cambios que necesitamos.

 Cada día que pasa no solo aumenta la polarización, también se nota el desgano, la duda, la entrega, la apatía de la gente, la sumisión y, mucho peor, la propia indiferencia entre nosotros mismos. Es un sistema que ha venido confiscando diariamente nuestros derechos fundamentales, donde los servicios públicos se han ido disminuyendo en la mayoría de los casos, y en otros, donde ni siquiera llegan ya sea gas, transporte, electricidad, agua, y en resumen, todos los servicios básicos prioritarios que deben estar allí, que en algún momento tuvimos y funcionaron y que hoy lamentablemente no están. Eso debemos rescatarlo.

 Tenemos un Estado que ha fallado en la consecución de resolver los problemas de la gente. Un Estado ausente, desmantelado que, de manera deliberada, se ha amparado en la corrupción, el atropello, la persecución y hasta en la muerte. Esto ha afectado y aumentado los niveles de violencia; somos un país violento, un país que vive la fragilidad de la persecución. Nuestra sociedad se ha ido fragmentando y políticamente se ha ido confundiendo, sintiendo mucha desconfianza, vulnerabilidad y por tanto, se ha convertido en asidero de la incertidumbre. Nuestra sociedad está disuelta, ahuecada, confundida y en lo cotidiano, se percibe que hay mucho dolor y rabia, decepción y sobre todo desilusión en un, complicado y oscuro panorama de ver cómo se mueven y cómo se confunden nuestras emociones, nuestros propios sentimientos, nuestros sentidos.

 No es fácil entender, efectivamente, quien defiende a quien o quien no en el ejercicio político. Se ha convertido esto en una tribuna de revancha donde se azota y persigue al que lo ve distinto. No tenemos claro cuáles son nuestros deberes y derechos. Lo esencial, lo básico, el respeto a la Constitución y las leyes de la República. ¿Dónde queda nuestra carta magna, el pacto social, el contrato entre nosotros? Por eso en lo social hemos perdido sensibilidad, nos hemos apartado radicalmente de lo esencial, del otro. ¿En qué momento dejaron de importarnos los demás?

 Tiene que haber una reflexión profunda de por qué no nos acercamos al otro, por qué no tratamos de entenderlo. Políticamente nos hemos disuelto, la esperanza está muy afectada. Gorka Carnevali considera que el país debe perdonarse y reconciliarse, tiene que encontrarse.

 Es bueno aclarar que el perdón no es impunidad. La justicia tiene que prevalecer en el espíritu de una nueva sociedad. El delito deberá castigarse severamente; pero definitivamente, debemos avanzar.

 La reconciliación es un proceso que toma tiempo: meses, años décadas y hasta siglos. Las preguntas son ¿Cuándo comenzamos? ¿Cómo lo lograremos? y ¿A qué costo?. Es un proceso largo al que hay que dedicarle tiempo, comprensión, formación, estudio y entendimiento. Nunca es igual que antes, los días pasan, el ayer no es igual al hoy y el hoy será diferente al mañana. Además, hay heridas que son difíciles de curar, las cicatrices perduran en el tiempo, en nuestra memoria y nuestros corazones, porque han causado dolor, indignación y rabia. ¿Cuánto daño nos ha hecho este discurso agresivo, irresponsable, descalificador y violento de pretender pulverizar al otro? ¡Ya basta!

 Aquí  hay  una  herida  que  se  ha  zanjado  durante   20 años  profundizándose, lamentablemente, en los últimos 5 años con una radicalización perversa, donde lo emocional, lo visceral, está a flor de piel. Nos hemos convertido en sujetos susceptibles. ¿Qué ha pasado con el venezolano?  Poco queda de la comprensión, la reflexión, el debate de  las ideas y del entendimiento. Las Redes Sociales se han convertido en un paredón implacable en donde se lincha al que piense distinto. ¿Dónde quedaron la tolerancia, el respeto mutuo, la diversidad? El proceso, de forma deliberada, ha enfrentado al país y no solo en lo político si no también en lo social, cultural, con nuestra propia idiosincrasia. Se han dividido familias, amigos, vecinos y han generado la mayor diáspora de la historia de la humanidad; son coterráneos buscando refugio y la posibilidad, en otras latitudes, de tener una vida más digna en donde 1 vaso de agua en condiciones salubres no sea un imposible.

 Un sector minúsculo pero muy poderoso, desvergonzado, protegido por el uso y la administración de la violencia, el odio, la avaricia desmedida, la indolencia, la corruptela, apoyados en sus armas, son hoy "los de arriba", y el resto mayoritario, donde estamos tu y yo, donde nos reflejamos según la última Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (ENCOVI), donde el 96% de los habitantes de este país estamos empobrecidos y de este grupo, 76% bajo el yugo inclemente de la pobreza extrema. Es el país mayoritario; nosotros somos los de abajo y este sistema nos ha venido depauperando. ¿Hasta cuándo el discurso separatista que nos enfrenta? ¿Cuánto daño nos ha causado el radicalismo exacerbado? Pretender pasar facturas sencillamente por no aceptar que hay otros que ven la vida diferente.

 Es muy inocente pensar que los que han recibido algún subsidio son los partidarios del régimen; hay gente convencida ideológicamente y que cree en el proceso. A ellos también se los margina y mucho, con una mirada de desprecio por su penuria, por su ignorancia, por su apariencia y hasta por su propia condición social. Es vergonzoso ver al otro de esa manera.¿En qué momento haremos un acto de contrición y reflejemos bondad, acercamiento y entendimiento? Esa mirada ausente que ha estado de este lado nos obliga a ver con sinceridad dónde hemos fallado, con quién debemos disculparnos. Hay que rectificar, cambiar y, sobre todo, avanzar.

 Debemos transformar la realidad individual para poder cambiar el entorno más inmediato y que sirva de efecto multiplicador. Esto tiene que ser como la energía: tiene que contagiarse y propagarse. Seamos portadores de luz, de paz, progreso y esperanza.

 Estamos ante el desafío de quedarnos en la "caverna" de Platón o salir y lograr un salto cuántico en lo cultural, en lo evolutivo y lo espiritual. Carnevali está convencido de que el venezolano tiene con qué!

 El régimen ha utilizado las mentiras, él descrédito, el rumor, la propaganda, como estrategias de poder direccionadas para fragmentar la confianza y la convivencia que ha ido desvalijando, controlando y dominando la psique del venezolano.

 Llegó la hora de cambiar! no podemos perder la esperanza de que la reconciliación se dé, cueste lo que cueste, con el esfuerzo que debamos realizar, con dedicación, trabajo sostenido y convencimiento.

 Es urgente un replanteamiento político, moral y ético y es necesario aprender a coexistir; hay otros con derechos que ven las cosas distintas. Esto es un elemento fundamental para la reconciliación. Debemos generar respeto desde nuestras diferencias y la diversidad, porque se ha alimentado el odio en la sociedad y ha fragmentado la posibilidad de buscar espacios de entendimiento y sobre todo, de encuentro.

 La reconciliación requiere reconocer al otro, producir relaciones de confianza, convivir e interactuar, establecer acuerdos para generar mejores condiciones de vida, llegar a la verdad, reparar y perdonar; no es olvidar pero si castigar, con todo el peso de la ley, la impunidad, las injusticias, los delitos atroces de lesa humanidad y especialmente, la arbitrariedad. Tiene que ser la justicia la que se encargue de investigar, enjuiciar y sentenciar; nosotros no somos los jueces. Debemos buscar reconectar y reconstruir la institucionalidad del Estado. El cambio político es necesario para  que la reconciliación sea una política pública, y de allí que la reconstrucción del tejido social debe buscar el rescate de los servicios y espacios públicos.

 A lo largo de estos años, se ha promovido deliberadamente el deterioro y la desidia como factores de desmovilización social para alejarnos; por eso es importante actuar en comunidad. El país debe realizar un trabajo inmediato y constante para recuperar la belleza pública y la atención al ciudadano y del ciudadano, para que pueda colaborar en la propuesta de lo que tiene que ser una reconstrucción del país y para entender que el Estado debe cumplirle a sus requerimientos. Esto tiene que movilizar nuestro espíritu de pertenencia. Ante el amedrentamiento, debemos impulsar la rehabilitación social de la esperanza y este cambio comienza en la comunidad.

 Nelson Mandela decía que "...la reconciliación significa trabajar juntos para corregir el legado de una injusta pasada".   Así que comencemos a trabajar!!

 Venezuela se encuentra en una dramática situación de Emergencia Humanitaria Compleja que nos afecta en lo interno y de la que no se escapa, inclusive, la región, por la migración galopante. No podemos debatir la ayuda hacia las personas más vulnerables en el territorio nacional. La muerte no tiene color ideológico preferido. Las secuelas de la polarización están en todas partes.

 La fuerte polarización política de los últimos 20 años ha sacudido al país. La vida social, económica, política, siente y resiente los residuos de esta catástrofe de carácter sociológico y politológico. El Estado fue permeado en su funcionamiento. Es la delincuencia voraz, el "cuanto hay para eso", la inhumanidad y el hampa en funciones de gobierno que durante todos estos años socavo y destruyó a la sociedad entera. Más grave aún ha sido el impacto social provocado por el exacerbado odio y visceralidad humanas que ha afectado severamente la convivencia democrática. Frente a ello, para que la recuperación del país es necesario e indispensable la reconciliación, más allá de los ataques despiadados que se dirigen desde un laboratorio social que experimenta con el individuo, con el ser humano, y la agresión desmedida, incentivada en las Redes Sociales diariamente. Es apremiante dar inicio y fomentar un debate donde el espacio genere y permita ordenar y consensuar las ideas y los puntos donde existan más coincidencias, minimizando las diferencias que han caracterizado a la población. Es tarea de todos restablecer y relanzar la convivencia ciudadana y democrática.

 Existe un retroceso significativo en la calidad de la democracia, la personalización del poder en desmedro de las instituciones, el culto a la personalidad de un caudillo que ha desmontado la institucionalidad del Estado hasta su desaparición, que se ha diluido en la distribución del poder público concentrando toda su fuerza en un hombre o un grupo, un "cogollo", una élite, causando el descalabro de toda una sociedad. Se fueron deslegitimando los mecanismos constitucionales y legales para convivir de acuerdo a la norma establecida, la norma de la delincuencia.

 La Reconciliación como proyecto nacional es tarea de todos y es urgente para salir de la crisis. Tenemos que rearticular el Tejido Societal para darle sustentabilidad a esta nueva fase política y econòmica.  Las iglesias con todas sus organizaciones, las ONG, gremios, sindicatos, universidades, estudiantes, empresarios, partidos políticos, la sociedad civil en su conjunto con todos sus miembros y todo aquel que quiera aportar su granito de arena para reconstruir y relanzar la convivencia ciudadana y la calidad de la democracia en Venezuela, serán los factores determinantes y claves para propiciar el encuentro y dibujar , con la participación de las mayorías, un horizonte compartido que configure una nueva legitimidad política y social. Es ver el futuro actuado desde el presente.

 Hay que construir una nueva narrativa pública e institucional apoyada por los medios de comunicación tradicionales, digitales, el  boca-oído. Llevar el mensaje en la comunidad, en los puntos de congregación que tiene que privilegiar el encuentro y la reconciliación. Es tiempo de minimizar el odio esparcido y esto tiene que convertirse en una caja de resonancia de los puntos en común por encima de las diferencias.

 La identidad nacional tiene que ser nuestra bandera; el rescate de nuestras costumbres, tradiciones, gastronomía, música, el variado folklore venezolano que es tan rico y hermoso. Somos un país con la gracia de Dios y eso tenemos que rescatarlo y ponerlo de nuevo como un elemento que nos une a través del orgullo y la impronta del pasado que tiene que regresar con fuerza y vigor.

 Es indiscutiblemente necesario enfocarnos en lo que podemos y en lo que debemos hacer y no anclarnos en el pasado; no se trata de olvidar ni de que haya impunidad, si no el regreso de la justicia y la institucionalidad. Este aprendizaje tiene que servirnos para no volver a cometer los errores que nos trajeron a esta penuria. Es el momento de sembrar en esta "tierra arrasada" la esperanza y proyectar al futuro. Venezuela tiene que ser un ejemplo de ello hacia lo interno y un reflejo hacia lo externo.

 Debemos allanar el camino de la Reconciliación porque sin ella no habrá manera de alcanzar el desarrollo de las instituciones y del país.

 Estemos conscientes que desde la impunidad no hay paz y que nuestra lucha debe ser incesante por la justicia y, en el momento que podamos alcanzarla, avanzaremos como país y como nación. El reencuentro en la reconstrucción del tejido social es nuestro norte, es la piedra angular. Tenemos un compromiso de construir una Venezuela distinta sobre la base de un proyecto de país compartido y anhelado por todos, y de concretar una ruta de acción que permita movilizarnos con mucha disciplina, orden y  organización; articularnos para el cambio en positivo. Que se emprenda la reconstrucción de esta hermosa tierra, cuna de libertades, siendo indispensable la inclusión, el trabajo por el bien común y el acatamiento de nuestra constitución, que es nuestro pacto de convivencia nacional. Tenemos que detener el colapso del país respetando al Estado y éste, a su vez, debe ser fiel garante de los Derechos Humanos de los venezolanos.

 Para reconciliarnos tenemos que lograr la paz que es un bien preciso al que debe aspirar toda la humanidad. La paz es una actitud humana que contiene una tensión existencial y de este modo cualquier situación difícil se puede dirimir y aceptar, si lleva hacia una meta. Carnevali cree que esa meta se puede lograr, a pesar de lo grande que resulta. Por eso tenemos que buscar los mecanismos para que con el esfuerzo cotidiano, de la mano de la esperanza que tiene que ser nuestro combustible y  nos dará alas para avanzar. Cuando los obstáculos parecen insuperables y cuando pareciera que no hay salida a los problemas, no debemos perder la fe y la esperanza.

 Se sabe que los conflictos por lo general, comienzan por la intolerancia a la diversidad del otro, lo que fomenta el deseo de posesión y la voluntad de dominio; nace en el corazón del hombre por el egoísmo, la soberbia, el odio que instiga a destruir, a encerrar al otro,  creando una imagen negativa y perversa para excluirlo y eliminarlo. El conflicto se nutre de la perversión de las relaciones, de las ambiciones hegemónicas, de los abusos de poder, del miedo al otro, y de la diferencia vista como un obstáculo.

 Estamos en la obligación de encontrarnos, el momento histórico lo reclama y Venezuela lo merece. Hay que abrir y trazar un camino de paz, a pesar de lo complejo del desafío. Son muchos los intereses que están en juego en las relaciones entre personas, comunidades, relaciones de poder, relaciones entre naciones. Son múltiples y a veces contradictorias. De allí que se hace necesario apelar a la conciencia moral, a la voluntad personal y a la política. La paz brota con fuerza de las profundidades del corazón humano y la voluntad política siempre necesita rehabilitación y revitalización para abrir unos procesos que reconcilien y unan a las personas y a las comunidades.

 El reto es construir desde la comunidad. Por eso el trabajo paciente, basado en el poder de la palabra, la justicia, la equidad, la honestidad y la verdad, pueden despertar en las personas la capacidad de compasión y solidaridad creativa para avanzar.

 La reconciliación es también escuchar y contemplar el mundo con la participación responsable y activa de cada uno. Es un cambio en las convicciones y en la mirada que nos abra más al encuentro con el otro para que, desde la diversidad, se celebre y reciba la vida, recibirla y compartirla, preocuparse por las condiciones y modelos de sociedad que favorecen el florecimiento y la permanencia de la vida en el futuro.

 Hay que ocuparse del futuro, del medio ambiente, de la propia vida. Y también hay que incrementar el bien común de toda familia humana.

 ¿Cuando iniciamos este maravilloso viaje con nosotros mismos y con los demás? ¡Ese viaje comienza hoy!

 Para finalizar, Gorka Carnevali opina que Venezuela sigue siendo un país de oportunidades, y que la recuperación de la libertad y la democracia es tarea de todos, y es impostergable. El anhelo de tener un país normal tiene que ser una realidad. Un país en el que funcionen los servicios públicos, donde podamos trabajar y progresar, donde imperen el respeto y la tolerancia, apego a la norma. Donde crezcan nuestros hijos sanos y con educaciòn de calidad, en paz, seguros. Donde nuestras necesidades básicas sean atendidas. Sin pobreza ni violencia. Con posibilidades de realización personal y comunitaria.

 Hay que construir el país posible, en el que envejezcamos y dejemos huella, descendencia y sobre todo, trascendencia.

 Se trata de tener un país que con el esfuerzo y trabajo de todos nos sintamos orgullosos de ser venezolanos. ¿Hay que levantar el tricolor! ¿Volemos y cantemos alto como el turpial! Es momento de poner la mirada en el futuro. Asumamos nuestra responsabilidad; Venezuela nos necesita y vamos a recuperarla.

 Juan Pablo II decía: "La verdadera reconciliación entre los hombres enfrentados y enemistados solo es posible si se dejan reconciliar al mismo tiempo con Dios".

 Fe y Esperanza...vamos a salir de esto!  Con  trabajo cotidiano, responsabilidad, compromiso y  honestidad nos encontraremos, para arar en tierra fértil donde el progreso y la paz sean el norte de cada venezolano.

 

 

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