Por Eduardo Matute A.
En Costa Rica, su
presidente Carlos Alvarado y la primera dama, Claudia Dobles, ambos de 41 años,
reciben la primera dosis de la vacuna anticovid, una vez que la comisión de
vacunas autoriza que se proceda a administrarlas al grupo de prioridad 5, con
edades entre 40 a 58 años y ambos son citados a un centro sanitario.
Sectores de oposición
han reclamado, desde diciembre del pasado año, que se procediera a la vacunación
del mandatario, «por razones de Estado», cuestión que el Ejecutivo no ha
aceptado por respeto a la institucionalidad y a la ciudadanía. Igual ha
sucedido con la vacunación de ministros y diputados, que han debido esperar a
su grupo de prioridad, de acuerdo a sus personales factores de riesgo.
Adicionalmente, las únicas fotografías de esa vacunación fueron publicadas por
el presidente y la primera dama, en sus cuentas personales. La explicación dada
por el presidente fue: «Lo importante del día es que hoy se administrarán
50.000 vacunas, no dos”.
El presidente y la
primera dama recibieron esta primera dosis en el centro más cercano a su
domicilio, gestionado por la Cooperativa Coopesana, en Santa Ana, cantón
colindante con San José, la capital y es una de las cuatro cooperativas
autogestionarias (constituidas por médicos y personal sanitario) que presta
servicios a unos 700.000 asegurados de la Caja Costarricense del Seguro Social
(La Caja, como se le llama en el lenguaje diario), a través de 113 Ebais,
distribuidos fundamentalmente en el Gran Área Metropolitana de la ciudad de San
José.
En el año 1987, la Caja
transformó sus mecanismos de atención primaria, creando los Equipos Básicos de
Atención Integral de Salud (Ebais), con los cuales ha logrado descentralizar
eficientemente sus servicios. El primero de ellos inició sus operaciones a
través de un convenio de operaciones con la recién constituida Coopesalud, en
el popular distrito de Pavas, en la prefiera de la ciudad de San José.
Con cada una de las
cuatro cooperativas se establece un pacto para una producción de servicios y
atención determinada y se acuerda el universo de comunidades a atender.
De acuerdo con la
población estimada se les cancela un monto por cada persona (per cápita) y por
los servicios efectivamente prestados. La Caja es la responsable del servicio
de salud prestado y las cooperativas utilizan la infraestructura que estas les
provee, encargándose del mantenimiento, reparación y adquisición de nuevos
equipos, pago de servicios públicos y del personal a cargo del centro. En la
actualidad, las cuatro cooperativas emplean a 900 personas asociadas.
En el año 2019, estos
113 centros atendidos por las cooperativas alcanzaron notas superiores a
90/100ç, según el último Informe de Resultados de Evaluación de Prestación de
Servicios de Salud de la Caja. Esta ha sido la tendencia histórica de estas
organizaciones en las zonas de influencia donde prestan sus servicios.
«Estas altas
calificaciones se traducen en que los procedimientos que se están llevando a
cabo en cada consultorio, laboratorio, farmacia y de la atención primaria se
hacen con el más estricto control de calidad para que lo encomendado por la
Caja se cumpla a cabalidad, de esta forma el asegurado puede tener la certeza
que el servicio que se le está dando es el óptimo», explicó Oscar Abellán,
gerente general de Coopesiba R.L., una de estas cooperativas.
El crecimiento de la
población atendida, las críticas al modelo de la gestión de aseguramiento de la
Caja y el volcamiento de la estructura sanitaria del país a la atención a la
pandemia del covid-19, han impactado a la gestión de estas cooperativas, que
deben ahora, en el proceso pospandemia, adecuarse a las nuevas realidades, con
nuevos procedimientos, en los cuales la participación de las comunidades
atendidas y los medios digitales, deberán ser prioritarios.
El banner colocado a la
vera del presidente Alvarado en la foto comentada, permite subrayar la
importancia de las cooperativas en la prestación de los servicios sanitarios
costarricenses.
Eduardo Matute es
cooperativista.
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