Por Enrique Alí González
Tiene razón el Gobierno
cuando caracteriza la actual situación política en Venezuela como una GPP4G, es
decir; una «guerra popular prolongada de cuarta generación», pues durante estos
casi 23 años ha sido una guerra feroz e implacable del Estado contra la
sociedad; del Gobierno contra el ciudadano. Una de las maneras como intenta
asegurarse el triunfo es generando la desesperanza, lo que en términos
militares sería quebrar la moral del enemigo.
Para poder entender
esta estrategia es necesario volver al significado del concepto esperanza.
Esperanza viene de espera, de esperar con alegría el futuro que no ha llegado,
pero por intuir que es bueno, el futuro será promisor y ayudará a superar
cualesquiera de los males que nos acogotan. ¿Qué sucede cuando nos invade la
desesperanza? Pensamos, sin duda alguna, que el futuro será tan malo o peor que
el presente, por lo que nuestra alegría, optimismo y ganas de vivir se diluyen
en la convicción de que nada bueno nos espera. Esa es la vacuna política, que
los líderes del GPP4G quieren inyectar en el pueblo venezolano.
Ahora bien, en ambos
casos la esperanza y la desesperanza se refieren al futuro, por lo tanto nos
remiten a hechos que no han sucedido, por lo que cualquiera de las opciones que
se tome no es racional, no atañe al campo de la razón sino al campo de la fe
(la certeza de lo que no se ve).
Por lo tanto, usted
puede tener fe en la esperanza o en la desesperanza, la que mejor le convenga,
es asunto suyo. En mi caso, yo asumo por el medio de la calle y con vítores, la
esperanza de que Venezuela volverá a ser una república civil democrática.
Y quisiera ahora traer
a colación uno de los grandes ejemplos de mantener la esperanza en una
situación catastrófica: los bombardeos a Londres durante la Segunda Guerra
Mundial.
Londres sufría
diariamente el acoso de Hitler y el nazismo, a través de permanentes bombardeos
que fueron reduciendo a escombros a la ciudad capital. Y una de las medidas que
tomó el Gobierno de Churchill fue nombrar un comité de expertos para planificar
la futura reconstrucción de Londres. Es decir, que luego de terminado el
bombardeo diario se reunía el comité de expertos a evaluar los daños y ajustar
la planificación para la reconstrucción urbana. Esa actitud, es a la que
llamamos esperanza activa. El comité de expertos era sostenido por
dos bases: un Estado milenario dispuesto a subsistir y un Gobierno responsable.
Aunque en Venezuela no
existan esas dos bases, tal situación no es excusa para no desarrollar una
actitud de esperanza activa. Y aquí entramos en Caracas.
¿Piensan que sería
exagerado o pedagógicamente útil, comparar la destrucción de Londres por los
bombardeos nazis con la pauperización y estado ruinoso de Caracas, ocasionado
en estos 23 años?
Quienes hemos nacido o
vivido en Caracas antes de 1999 podemos dar fe de la destrucción sistemática a
la que ha sido expuesta. Por eso planteamos la necesidad de seguir
desarrollando la esperanza activa y crear numerosos comités de expertos a nivel
del Área Metropolitana, por parroquia, por urbanización, por cada comunidad
vecinal, para hacer planes con todos los detalles posibles para la futura
reconstrucción de Caracas en una república civil democrática de Venezuela.
Y hablamos de comités
de expertos por urbanización y comunidad vecinal, que sean capaces de detectar
una casa con arquitectura significativa que está actualmente en ruinas; de
intentar guardar un enrejado laborioso que yace en el olvido como escombro; de
guardar una placa que marca el viejo nombre de la calle o la urbanización.
Se trata de librar una
gigantesca lucha por la memoria de Caracas, a la manera como se han librado las
grandes batallas urbanas: casa por casa, calle por calle.
Se trata de una lucha
por nuestros recuerdos, por la ciudad bella que fue y para eso hay que
reconstruirla con todos los materiales originales posibles.
Berlín luego recibió el
castigo que le habían infligido a Londres. Y los berlineses, parisinos y
londinenses salvaron muchos ladrillos originales y recrearon su modo de vida.
Caracas vale el
esfuerzo. Una esperanza activa por nuestra ciudad.
enagor@gmail.com
Enrique Alí González es
profesor titular de la UCV, UCAB. Dr. CSoc, filósofo, teólogo, sociólogo,
coordinador de la Cátedra de Pensamiento Latinoamericano
UCV/1990-2010. Ciscuve.
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