Por: Marianela Escalona Montesinos.
Ponente: Lic. Nancy Hernández de Martín. Directora
de la Federación Nacional de Sociedades de Padres y Representantes FENASOPADRES.
La pandemia por el COVID 19 es la causa de la suspensión de clases
presenciales del todo el sistema educativo, al menos durante este año
escolar. Maestros, padres, representantes y estudiantes luchan por
adaptarse y reinventar el proceso educativo.
Para afrontar esta situación, el Ministerio de Educaciòn implemento
un programa de Educaciòn a Distancia llamado "Cada Familia Una
Escuela", dirigido básicamente a la educaciòn Básica, Media y
Diversificada.
Con una asistencia de 257 participantes, la Lic. Hernández comienza su análisis resaltando que la Educación es un
Derecho Humano fundamental, consagrado en la Constitución y en otras normativas
supraconstitucionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos,
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, entre
otros.
Este derecho está siendo vulnerado en nuestro país, ya que el Estado
venezolano no garantiza el ejercicio de este derecho, y cercena el derecho
preferente de los padres a decidir el tipo de educaciòn que recibirán sus
hijos.
En los últimos 20 años ha habido no menos de 20 intentos por desmantelar
la educación en Venezuela. Además de implementar una nueva
Historia de Venezuela oficial, se ha tratado de convertir a la educación en una
fuente de adoctrinamiento político y de pensamiento único a través de
diferentes programas como Manos a la Siembra, la Constituyente Educativa, etc.
Con respecto a la calidad, las diferentes transformaciones curriculares
no han elevado la calidad educativa. Uno de los tantos problemas que afronta la
Educación en Venezuela, es la deserción, tanto de alumnos como de docentes, por
variadas razones tales como la migración, fallas en los servicios básicos,
problemas de infraestructura y dotación de la escuela, fallas en el Programa de
Alimentación Escolar etc. Esta situación es más grave en los planteles públicos.
El resultado
es un total abandono de la Escuela venezolana, que tiene consecuencias nefastas
para nuestra sociedad.
Ante la decisión ministerial de implementar un modelo de Educaciòn
a Distancia, Hernández se cuestiona si estamos preparados para esto. Es
importante recordar que Venezuela tiene la peor conectividad a internet de América
y la penúltima del mundo, que el costo
de la tecnología es alto para la mayoría. Además, el sistema educativo
venezolano está diseñado para ser presencial.
Particularmente en los primeros grados de primaria, es importante
el acompañamiento del docente en el proceso educativo para la instauración y adquisición
de hábitos. Por otra parte, no existen docentes especialmente preparados para
impartir Educación a Distancia.
Esta modalidad es útil cuando el hábito de estudio está instaurado
(Educaciòn para adultos) y no suplen el 100% de los contenidos programáticos.
Los programas radiales (caso Fe y Alegría) sirven para reforzar contenidos
dados en el aula.
En conclusión, a juicio de Nancy Hernández, nuestra escuela (pública o
privada) NO está preparada para la Educación a Distancia.
La propuesta del Ministerio de Educación a través del Programa
"Cada familia Una Escuela" en sus tres vertientes a saber: Programas
televisivos y radiales, Redes Sociales y Portafolio, no educan. Lo que
presentan es Información (de dudosa calidad) pero no abordan el proceso
formativo. Las tareas escolares sirven para reforzar un conocimiento adquirido
en la Escuela, por lo que esta propuesta no puede ser un sustituto de la
Escuela Venezolana, ni es un programa bien concebido ni planificado, aunado al
hecho de que existen limitaciones lógicas de los Padres y Representantes
para asumir el rol de docentes. La casa no es Escuela y los padres no son
maestros.
¿Qué hacer? La Comunidad Educativa debe
exigir la reprogramación del año escolar 2019-2020, no sin antes hacer un diagnóstico
de la situación de cada Comunidad Educativa. No podemos conformarnos con una pobre Educación que profundizará la
Pobreza.
La Escuela Venezolana continuará con el esquema presencial que debe ser
sujeto de una profunda reforma, desde los contenidos programáticos, la dotación
y la preparación del docente, entre muchos otros aspectos.
Es imprescindible comprometernos con el
proyecto educativo de nuestros hijos...no es una responsabilidad única y
exclusiva de la escuela y el maestro.