ESPACIO PLURAL #134 Toma El Control: El Juego de la Participación
Scroll Bar
miércoles, 31 de enero de 2024
Espacio Plural #134. Toma El Control: El Juego de la Participación
domingo, 28 de enero de 2024
Nuevamente, contra la Sociedad Civil. Ismael Pérez Vigil. Politólogo. 27 de enero de 2024
Nuevamente, contra la Sociedad Civil
Ismael Pérez Vigil
Hace exactamente un año, el 28 de enero de 2023, publiqué un artículo titulado: “Contra la Sociedad Civil, otra vez” (https://bit.ly/3kPqCab) , en el cual me refería a las dos últimas amenazas contra la sociedad civil (SC) o las oenegés que se dedican a la actividad de defensa de derechos políticos, derechos humanos, asistencia humanitaria, etc. o simplemente a denunciar y tratar de mejorar las condiciones de vida, salud, trabajo, educación, de los venezolanos.
Hoy estamos en presencia de una nueva amenaza, la Ley de Fiscalización, Regularización, Actuación y Financiamiento de las Organizaciones No Gubernamentales y Afines (la Ley, de ahora en adelante), aprobada ya en primera discusión en la Asamblea Nacional (AN) y sometida a consulta pública; tanto la Ley como la consulta han sido denunciadas por diversas organizaciones y asociaciones civiles, nacionales e internacionales.
Amenazas y reacciones.
En los últimos tres años ha estado presente esta amenaza contra la Sociedad Civil (SC), que además de los intentos de criminalización de sus actividades, con diversos proyectos de ley sometidos a la discusión de la AN, se pretende regular las actividades −y sobre todo el financiamiento internacional− de las oenegés; con el Proyecto de Ley actual, al igual que los anteriores, la AN nuevamente viene por sus fueros −otro proyecto, pero el mismo propósito− y no es de esperar que el mismo tenga ninguna buena intención o pretenda la solución de algún problema; se trata, simplemente del control de la actividad.
Como mencioné, contra este nuevo intento han reaccionado diversas organizaciones de la SC que han dado a conocer de manera clara su posición y las objeciones y peligros que encierra esta Ley. Los interesados en profundizar el tema pueden consultar un documento, dado a conocer por más de doscientas organizaciones representativas de la SC venezolana, en el siguiente vínculo: https://bit.ly/3SvmZ7t.
Pero este no es más que un nuevo intento, de lo que ha sido una política del gobierno venezolano durante muchos años. El intento actual, como los dos anteriores, son bien conocidos y mejor explicados y expuestos por algunos de los especialistas en la materia, no tiene caso que yo intente resumirlo. Vale más la pena hacer algo de historia, para que quienes no conocen los antecedentes, o para que quienes lo conocemos no olvidemos lo que ha rodeado y rodea el menoscabo de los derechos ciudadanos durante los últimos 23 años. Para ello me remonto a principios de este siglo, cuando se materializaron las primeras amenazas en contra de la SC venezolana.
Los inicios
Posiblemente muchos recordamos que en el año 1999 el entonces recién juramentado Presidente, Hugo Chávez Frías, promovió un referendo consultivo, de dudosa legalidad, pero “avalado” por la entonces Corte Suprema de Justicia; siguió a esa “consulta” la elección de una Asamblea Constituyente, la de 1999, que se encargó después de aprobar y proponer una nueva Constitución, la hoy vigente. Corría para la época el paroxismo contra los partidos y los lideres políticos –“enfermedad” que aún no hemos superado−, el hartazgo de la política y las loas a granel y exaltación extrema de las oenegés ciudadanas, del “ciudadano empoderado”; y por eso, para la elección de los integrantes de dicha “Constituyente” no se permitió la postulación de candidatos provenientes de los partidos políticos, sino que debían de ser propuestos por la entonces mítica Sociedad Civil.
Como dije, al igual que hoy en buena medida, eran frecuentes las críticas a los partidos y a los políticos y las alabanzas a la participación ciudadana, que estimulaba el novel “gobierno”; pero, cuando se hizo evidente el papel protagónico que podía tener la sociedad civil en materia política, cuando se dejó la retórica, comenzaron las agresiones, desde el propio Gobierno. Duró poco la “luna de miel” e incluso la “intención del legislador”, en la Constitución Bolivariana de 1999, en cuanto al papel que le atribuye a la sociedad civil, se fue “desfigurando”, al irse confiscando o menoscabando sus funciones.
Todos recordarán aquella famosa e infeliz frase del entonces poderoso Ministro Luis Miquilena, para entonces máximo vocero del Poder Ejecutivo, cuando preguntaba con que se “comía” eso de la sociedad civil. Lejos estaba de pensar, en ese momento, que la incapacidad del CNE de la época lo obligaría a llamar a esa sociedad civil “incomestible” para que se sentara en una Mesa de Dialogo a buscar candidatos que permitieran integrar un CNE capaz de realizar unas elecciones, las del año 2000.
Sociedad Civil y TSJ.
Pero las agresiones a la SC no se limitaron a las declaraciones de un Ministro poderoso. El Tribunal Supremo de Justicia, TSJ, dictó varias sentencias que, en criterio de los entendidos, claramente menoscaban el concepto de SC que contenía la entonces nueva Constitución, aún vigente. Las sentencias del TSJ prepararon el camino para lo que hoy estamos viviendo, un total desconocimiento del ciudadano y la SC por parte de los poderes del Estado. Lo que comenzó siendo una tendencia, clara, en el Gobierno, se ha convertido en una realidad, que ahora abarca todos los poderes del Estado.
Las sentencias a las que aludo, todas de la Sala Constitucional, y que hoy podríamos llamar históricas, son las siguientes:
1) La N° 656, expediente N° 00-1728, del 30 de Junio de 2000, en el caso de la Defensora del Pueblo contra la Comisión Legislativa Nacional.
2) La N° 1050, expediente N° 00-2378, del 23 de agosto de 2000, en el caso del Habeas Data de la Red de Veedores de la UCAB.
Esas sentencias tienen varios elementos en común: en las tres el magistrado ponente fue el mismo, Jesús Eduardo Cabrera Romero; en las tres se rechaza la solicitud de los demandantes y a todos ellos se les desconoció su “legitimación” de actuar por no haber sido “electos” para la representación que se atribuían. Caso emblemático, el de la Red de Veedores de la UCAB, cuyo recurso de “habeas data”, contemplado en el artículo 28 de la nueva Constitución, fue declarado “inadmisible” y por lo tanto ni siquiera pudieron alegar sus argumentos en el Tribunal, como ciudadanos, parte de la sociedad civil, que en calidad de tales acudieron al Tribunal en busca de un amparo, aunque nadie los había elegido para ello. Y la otra “coincidencia” en las sentencias, es que a pesar de que el recurso se declaraba inadmisible, el TSJ se pronunciaba y legislaba sobre la materia de fondo, pero sin permitir los alegatos o argumentos de los demandantes
Tal como expliqué en el artículo de enero de 2023, hasta el momento las sentencias del TSJ, las mencionadas y otras posteriores, en realidad, no restringen, ni prohíben la posibilidad de actuar o de constituir oenegés o que la sociedad civil se organice u obtenga financiamiento interno o externo. Pero sí limitan las posibilidades de actuar en el contexto de la Constitución Bolivariana; lo que no es poca cosa, pues eso abre la puerta para declararlas ilegales en cualquier momento y así impedir, entre otras cosas, que puedan actuar en alguno de los comités o actividades señaladas en la Constitución en los que se necesite para ello la calificación de organización de la SC. Es decir, como se señala más arriba, se trata de la confiscación legal o el menoscabo de un derecho por una interpretación del TSJ; pero, hasta el momento no se trataba de señalar que su actividad era ilegal, ni su organización, ni su financiamiento. Las organizaciones de la sociedad civil y quienes las apoyan podían seguir en su empeño y luchas por los derechos humanos y continuar contando con el apoyo financiero para ellas. Por lo menos, por ahora.
“Nueva” Ley y los intentos en 2021 y 2022.
Pero la arremetida actual, de concretarse la Ley aprobada en primera discusión el pasado 23 de enero y que está sometida a “consulta popular”, va mucho más allá de las arremetidas del TSJ y las anteriores de la AN contra la sociedad civil. En anteriores oportunidades la AN limitó algunas actividades y participación a la sociedad civil; pero, la tentativa actual pretende corregir, mediante una ley, el intento de control del Gobierno electo en el año 2018, con aquellas dos providencias administrativas, de marzo y mayo de 2021; se recordará que en esa oportunidad la Oficina Nacional Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo, con base en la Ley Orgánica que lo crea −sin ninguna justificación legal− creó un Registro Unificado de Sujetos Obligados ante la Oficina Nacional Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo (RUSO-ONCDOFT), por el cual se pretendió, el establecimiento de un registro, en el que debían figurar, entre otros, los objetivos, actividades, aliados, directivos y personal de las mismas.
Desde luego, en esa oportunidad la reacción de las oenegés afectadas fue contundente, denunciando la ilegalidad de la providencia ante organismos internacionales, la opinión pública nacional, el propio Gobierno y el TSJ; se declararon en rebeldía frente a esta disposición y manifestaron que no procederían a hacer el mencionado registro que, hasta la fecha, no ha podido establecerse y el Gobierno no ha hecho intentos por forzar su aplicación. Lo anterior no quiere decir que el gobierno se cruzó de brazos, pues bien sabemos de los intentos de criminalización de la actividad de las oenegés, que no voy a repetir ahora. Quienes quieran revisar las funciones que la Constitución le atribuye a la sociedad civil y como se han disminuido, confiscado o menoscabado estas funciones en las sentencias del TSJ, los invito a verlo en el siguiente vinculo: “La Sociedad Civil Resiste” en https://bit.ly/3mWlhuM
Conclusión.
No sabemos si se trata de un intento más de intimidación, un nuevo “trapo rojo” para distraer la atención; pero, hay que entender que la amenaza contra las organizaciones de la SC sigue pendiente y −como ya hemos visto− ahora se activa de nuevo con esta Ley de Fiscalización que está en consulta y con la que se pretende regular los recursos y el financiamiento de las oenegés. Pero, lo más importante es que la vida sigue y a los ríos no se les puede contener artificialmente porque terminan por desbordarse y arrasar lo que encuentran en su lecho.
miércoles, 24 de enero de 2024
Espacio Plural #133. Educadores, Trabajadores, Jubilados y Pensionados, desamparados por el Estado
ESPACIO PLURAL #133 Educadores, Trabajadores, Jubilados y Pensionados, desamparados por el Estado
lunes, 22 de enero de 2024
Foro Hatillano#279. LA MENTIRA COMO POLÍTICA DE ESTADO. Foro Chat Via Whatsapp. 22 de Enero de 2024.
LA MENTIRA COMO POLÍTICA DE ESTADO
POR MARIANELA ESCALONA MONTESINOS.
Ponente: Dra. Mirla Pérez.
Doctora en Ciencias Sociales.
Profesora titular UCV de pregrado y postgrado.
Directora del Observatorio CONVIVIUM. Directora de Investigaciones del Centro de Investigaciones Populares.
Articulista e Investigadora.
Aunque es un tema difícil de explorar, lo más importante son las consecuencias de lo que esconde esta práctica a plena conciencia. Se trata del tema de la mentira como política de Estado para que el gobierno pueda mantenerse en el poder ya que le sería muy difícil hacerlo si se basa en la verdad.
Los autoritarismos se mantienen en su posición de poder precisamente gracias a la mentira y al terror, sin los cuales no podría sostenerse. Por otra parte, la verdad es todo aquello con lo que la gente lidia en su vida cotidiana y en sus distintas maneras de abordar la realidad, esa es su verdad, y el sistema va contra ella, contra la cotidianidad, montando sobre ellas un discurso basado en la mentira que la cubra.
A través de la mentira el sistema va canalizando diferentes aspectos y relativizándolos alrededor del mal lo que ha traído como consecuencia desplazamiento, muerte por hambre y por falta de oportunidades médicas, porque no se puede sostener la vida que resulta muy costosa y no hay trabajo. Esta es la verdad con la que la población lidia permanentemente. Sobre esta verdad el sistema tiene que mentir reiteradamente y afirmar que no es cierta, dibujando un país que supuestamente está arrancando, que tiene zonas económicas en desarrollo, que ofrece bienestar, etc. Se usa la mentira porque no tienen otro recurso con el que poder simular algo que no existe.
Esta práctica busca el apaciguamiento, el sometimiento de la población, producir desesperanza y que la gente siga huyendo del país, pues en lugar de enfrentar el problema, lo tapan con propaganda y con un discurso falso que termina no sosteniéndose en la realidad, porque la vida de la gente va caminando por otro sendero.
La mentira termina siendo un "exquisito plato" que se prepara con los distintos sistemas y subsistemas que le sostienen. Por ejemplo, los sistemas propios de los sistemas comunales que son, por naturaleza, estructuras asentadas en la mentira y en la ilusión de que se está siendo favorecido; los llamados "beneficios" son vistos, en primera instancia, como un mecanismo de protección pero en la medida que el sistema avanza y todo el conjunto de "beneficios" se va descubriendo en cuanto a la naturaleza en la cual se sostiene, vale decir, el dominio, el sometimiento, la imposibilidad de ser autónomo y de poder elegir, para generar un sujeto dependiente que carezca de toda autonomía.
Esta es la verdad del sistema que somete y no produce ningún tipo de bienestar, y que se esconde tras un discurso falso de supuesto bienestar. Existe tensión entre lo que el sistema dice y lo que la realidad plantea a través de lo que se vive dentro de las comunidades y la familia. Esta es la verdad pero el sistema coloca la propaganda basada en la mentira que al final no termina teniendo raíz de sustento dentro de la realidad.
El tema de la mentira es la "sangre" que circula en las venas de todo el Estado en todas sus esferas: la mentira que circula dentro del sistema comunal, la mentira que circula dentro del sistema educativo, etc. Ante la verdad, el sistema dice una mentira que va perfilando su manera de actuar, tratando de tapar la realidad pero "la mentira tiene patas cortas"... Al contraponer la mentira con la verdad de la realidad que se vive, es evidente la gran dimensión de destrucción de los actuales momentos.
El sistema miente siempre y se dibuja a sí mismo como un sistema que tiene mucho poder, que tiene el control absoluto de la sociedad y de lo que la gente puede pensar y diseñar, pues esta es la función de la mentira: hacer que lo minúsculo parezca enorme. Ahora bien, cuando la sociedad se da cuenta que eso minúsculo que se esconde tras la apariencia de algo muy poderoso, es capaz de ver esa pequeñez a través del poder de la verdad.
El sistema es como una burbuja muy débil porque aparenta ser muy grande pero cuando la sociedad comienza a ver las debilidades tras esa apariencia que pretende someter a la sociedad (pues tienen la fuerza militar) se dan cuenta de que carecen de la fuerza de la convicción de la ciudadanía. Las personas son capaces de ver que el otro miente y que ellos tienen la posibilidad de reconocerse junto con el otro, de comenzar a reactivar vínculos o profundizarlos. Reconocerse junto con el otro es reconocerse también como un "poder" frente al sistema y de la población que el Estado ha sometido, ha ocupado a las comunidades y sus realidades, y en esa medida la sociedad será capaz de desobedecerle y de reconocerse a sí misma en la Libertad.
El reconocimiento de la Libertad es un aspecto muy profundo que viven los venezolanos dentro y fuera del país. La decisión de migrar y huir de las condiciones de vida en las que se está es un primer paso de reconocimiento de la mentira del sistema, pues nadie que tenga condiciones favorables de prosperidad, justicia, paz, esperanza, huye de la manera como viene huyendo el venezolano.
La gente se va dando cuenta de que es en la vinculación, en la huida, en la convivencia, en la solidaridad que se van reconociendo como comunidad con poder y al mismo tiempo se rompe la mentira del sistema que se presenta a sí misma como "el gran poder".
Alexander Solzhenitsin afirmó: "...Sabemos que nos mienten. Saben que nos mienten. Saben que sabemos que nos mienten. Sabemos que saben que sabemos que nos mienten. Y aun así, nos mienten." ¿Por qué siguen mintiendo? porque tienen el poder de las armas y saben que aunque haya reacción de parte de la población por la mentira, porque ya la han descubierto, ellos tienen la capacidad de apaciguar con represión; por eso no les importa si la población sabe que están mintiendo. Este hecho va quitando esperanza de la gente porque se saben poderosos y que pueden limitar a la población en todo momento y sin embargo, los ciudadanos continúan denunciándolo y descubriendo la mentira que los sostiene, pues a la larga se va creando una experiencia de organización libre y democrática no provista por el Estado sino por la propia comunidad a través de la realidad social que va tejiendo una estructura paralela que va tomando poder y termina creando lazos entre sus miembros y que en algún momento podrá reactivarse ante el Estado y hacerle frente.
Por eso es muy importante que siempre se tenga claro la naturaleza del sistema y hacia dónde nos puede llevar, porque ellos se sostienen en la falsedad y en la posibilidad de imponer debilidad a los ciudadanos, aunque verdaderamente el poder reside en la ciudadanía.
Otra cita de Solzhenitsin dice "...La mentira constante, al igual que la traición, se convierte en la única forma de vivir sin peligro. El menor movimiento de la lengua puede ser oído por alguien; la menor expresión del rostro ser observada por alguien. Por eso cada palabra sin tener que ser necesariamente mentira declarada, al menos no debe contradecir la mentira general." Este es precisamente el modo como se sostiene el sistema y donde reside su poder: en la mentira y la traición.
La comunidad es capaz de ver ese poder desnudo y es ese el momento preciso para actuar. La sociedad venezolana está en ese punto entre incredulidad y hartazgo por tanta mentira y un ejemplo de ello es la reacción sin precedentes del pueblo el pasado 22 de octubre decidiendo, en medio de un sistema no democrático, un camino democrático, autónomo, conseguido por su propio esfuerzo y lleno de esperanza; además, lo hace público con una voz clara y contundente. Fue una elección que apostó a la Libertad y un acto plenamente ciudadano. Esto demuestra, a juicio de Mirla Pérez, que en la vinculación y la solidaridad se van abriendo caminos que pueden conducir al rescate de la Democracia y de la Libertad a pesar de la mentira, que es la estructura fundamental de este sistema.
"La verdad os hará libres" y frente a la mentira, cuando se piensa la verdad y se actúa en consecuencia, hay una gran posibilidad de poder lograr la recuperación de la Democracia.
Este es el gran desafío de la sociedad venezolana. "El rey está desnudo"...el sistema está desnudo y agotado pues se diseñó para suplantar a la comunidad, a la Democracia y suprimir la Libertad, sin tomar en cuenta a las fuerzas vivas de la comunidad; he aquí su debilidad.
La importancia del tema explica la nutrida participación de 307 ciudadanos a través de un chat de WhatsApp, en esta Edición No. 279 del Foro Hatillano.
Enlace para ver la presentación:
EL FORO HATILLANO NO SE HACE RESPONSABLE POR LAS OPINIONES EMITIDAS POR EL PONENTE.
domingo, 21 de enero de 2024
Lo que vimos y lo que no vimos. Ismael Pérez Vigil. Politólogo, 20 de enero de 2024
Lo que vimos y lo que no vimos
Ismael Pérez Vigil
Sobre los resultados y las consecuencias de la elección Primaria de 2023 se pueden hacer múltiples reflexiones; hoy los invito a hacerlo sobre tres temas: lo que vimos el 22 de octubre y no vimos −título de este artículo− el 3 de diciembre; la candidatura unitaria y el candidato “único” del gobierno y los números de la Primaria proyectados hacia la elección del 2024.
Lo que vimos y lo que no vimos.
Podemos decir que en materia de análisis político es tan importante lo que se ve como lo que no se ve. El 22 de octubre a pesar de todas las circunstancias adversas, ataques e intimidaciones que rodearon a ese evento −y a pesar de la lluvia pertinaz en algunas zonas del país− vimos multitudes en los centros de votación; vimos entusiasmo, vimos a la gente venciendo dificultades para votar, a los miembros y el personal electoral resolviendo con decisión e ingenio los problemas que se le presentaban por el saboteo en algunas zonas al abastecimiento de toldos, mesas y sillas, etc.; en síntesis ese entusiasmo que vimos aún bajo la lluvia o sol inclemente, votando en precarias condiciones, se reflejó en los resultados electorales. Y se prolongó después en la alegría por los resultados, más allá de lo numérico, y en el renacer de una esperanza, aún en personas que concurrieron a la votación sin mucho entusiasmo o con algo de escepticismo.
Y los números y los resultados están allí para demostrarlo. Todas las Juntas Regionales en cada Estado tienen los resultados de su Estado, de sus municipios, de sus parroquias, de sus centros de votación; nadie les podrá decir que no es cierto lo que vieron y que les ratifican los números que tienen en la mano. Los factores sociales, oenegés y los partidos políticos que participaron en el evento, saben dónde están esos votos y dónde está la población electoral que tienen que cuidar y multiplicar de ahora en adelante.
Nada de eso vimos el 3 de diciembre. Ni las multitudes arremolinadas alrededor de los centros de votación, a pesar de que eran muchos más que en la Primaria, ni el entusiasmo de la gente por ir a votar y esperar los resultados; resultados que, por cierto, no conocemos porque nunca fueron publicados, salvo un cifra general pues los resultados por Centro y por Mesa no se conocen, ni se han publicado como suele hacer el CNE en la mayoría de las elecciones; salvo, por ejemplo, en la elección de la llamada Asamblea Nacional Constituyente del año 2017, cuyos resultados nunca conocimos.
La candidatura unitaria.
La elección de una candidatura unitaria para participar por la oposición democrática en la elección presidencial del 2024 es un resultado importante; es la culminación de una aspiración política de millones de venezolanos que hemos venido luchando por que los candidatos a las diferentes posiciones políticas sean electos en procesos democráticos, como además establece la Constitución, en los cuales participe la mayor cantidad posible de electores.
Pero éste no es el único resultado importante, para mí hay otro que es tan importante como ese. Y es que la elección Primaria ayudó a definir la “cerca” que rodea y contiene a la oposición democrática. Todas las organizaciones civiles y sociales, partidos políticos, que propusieron o no un candidato, pero que participaron y apoyaron la elección Primaria están dentro de esa “cerca”, claramente delimitada y definida.
Afuera quedó un segmento, reducido, de algunos radicales, muy ruidosos, que no creen en la vía electoral para la solución de la crisis del país, o que no creen en procesos de Primaria, que son grupos que sin duda podemos llamar opositores, pero no sé si les cuadra el calificativo de democráticos. Igualmente quedan por fuera de esa “cerca” un segmento algo más numeroso que el anterior e igualmente ruidoso, algunos de los cuales podríamos calificar de democráticos pero seguramente no de opositores y que forman parte de esa oposición ad hoc que se ha agenciado el gobierno; que sirve para crear confusión, restarle algunos votos a la oposición democrática y simular ante la comunidad internacional que aquí hay una “oposición” que participa en procesos electorales, pero que lo que realmente logra es hacerle el juego al gobierno.
La candidatura unitaria es un logro importante, como ya dije, aunque no sepamos si será “única”; seguramente, no; pues, seguramente aparecerán dos o tres candidatos de esa oposición ad hoc, que contará con recursos para la campaña electoral, pero que hoy podemos afirmar que no logrará arrebatarle ni siquiera el 2% de los votos a la candidatura de la oposición democrática.
El camino para la candidatura unitaria no está despejado, pues como sabemos la candidata electa debe vencer el problema de la inhabilitación, que nos permita concretar la aspiración de los millones de venezolanos que en las urnas la eligieron como candidata unitaria para la elección presidencial de 2024. Ese es sin duda un primer reto importante; un segundo reto es lograr la organización que permita que se doble o triplique la votación obtenida en la Primaria y que defiendan esos resultados; y un tercer reto, por supuesto, es entusiasmar al país, a la población electoral, para que acuda a votar en las elecciones presidenciales. No tengo dudas acerca del potencial emocional de esa candidatura, de su capacidad para levantar entusiasmo; pero es también indispensable que la opción que presente la oposición democrática sea una opción política y electoralmente viable.
Como ya dije, es probable que la oposición democrática se enfrente a varios candidatos supuestamente opositores, que esperamos que ninguno sea de su propia “cerca”; pero el más importante y significativo candidato a enfrentar es el candidato “único” del gobierno. Ese si será un candidato “único”, hegemónico, indiscutible e indisputable, que no tendrá resistencias importantes a lo interno del gobierno y su bloque de poder, por convicción o temor de perder el poder o enfrentar graves consecuencias personales y que contará, como ya hemos visto en el pasado, con acceso a medios de comunicación, redes sociales y todos los recursos del Estado para hacer su campaña.
Por eso, llegado a este punto, cobra importancia analizar las posibilidades de las candidaturas desde el punto de vista numérico, especulando un poco con los resultados de la elección Primaria del 2023 y su proyección hacia el 2024.
Los números electorales.
No cabe duda que una participación mayor del 12% en una elección primaria es un logro importante en cualquier parte del mundo, que como ya sabemos en estos eventos no participan más de un 8 o 10 % de la población. Esos números ratifican también que el entusiasmo que vimos el 22 de octubre y que ya hemos comentado, tienen una base real; como real es la base que tiene la esperanza de un resultado electoral favorable en el 2024, si hacemos las cosas como es debido.
Ese porcentaje de participación tiene más importancia si lo analizamos tomando en cuenta que la población electoral, en Venezuela, no fueron los 20 millones del Registro Electoral (RE). A esa cifra habría que restarle unos cuatro y medio millones de electores venezolanos que se calcula que están en el Exterior y que solo una parte, muy pequeña, pudo actualizar sus datos y votar en la elección del 22 de octubre y que difícilmente lo podrán hacer en el 2024. Si hacemos esa resta al RE utilizado el 22 de octubre, el porcentaje de participación sube al 16% en Venezuela. Si ahora hacemos un ejercicio imaginario y calculamos ese porcentaje sobre el último RE publicado el 23 de octubre de este año por el CNE −que no fue el que se utilizó en la Primaria y que, seguramente, el que se utilizará en la elección presidencial será algo mayor−, y hacemos ese cálculo nos daría una población electoral de 3 millones 360 mil votantes por la oposición, que sin duda alguna es una base de cálculo muy importante; pero, no es suficiente para ganar.
Para ganar se requiere que esa cifra se multiplique al menos, si no más, por 2 y ½, a partir de los votantes que están en Venezuela. Por varias razones; la primera es porque esos millones de venezolanos que están en el Exterior no van a estar para votar en Venezuela y seguramente no lo podrán hacer en el Exterior, pues sabemos por varios años de historia electoral que el gobierno no tiene ningún interés en que se cuentan los votos en el Exterior y que en cambio el RE se mantenga en la exigua cifra de menos de 108 mil votantes, número inmutable por más de 12 años. No tiene ningún interés en que los votantes en el Exterior actualicen su registro para votar en donde ahora residen; a pesar de que en la Primaria con el esfuerzo limitado que hicimos, demostramos que es posible actualizar ese registro telemáticamente y en un solo mes, logramos que más de medio millón de venezolanos en el Exterior intentaran hacerlo, que lo lograran unos 400 mil y que de esos votaran el 37%.
También sabemos que en Venezuela hay más de millón y medio de “desplazados”, que ya no votan en el lugar en donde residen, porque han migrado por el país en busca de condiciones sociales y económicas más dignas para vivir −eso sin contar con los que el CNE ha “desplazado” o reubicado en lugares diferentes a los que les corresponde y sin consultar a los electores−. Sabemos también que hay varios millones de jóvenes en Venezuela y en el Exterior que no se han podido inscribir en el RE, porque los centros de inscripción son escasos y los pocos que están abiertos no funcionan regularmente. En el Exterior funcionan muy pocos, por no decir ninguno. Nosotros sabemos eso, y el gobierno también lo sabe, y el gobierno sabe al igual que nosotros que los que logren actualizar su RE en el Exterior, o en Venezuela, o registrarse en Venezuela o en el Exterior, la gran mayoría de ellos no van a votar por el gobierno.
De manera pues que ese 12% o 16% de venezolanos que se movilizaron a votar en la Primaria tenemos que multiplicarlo por 2 y ½ o 3, si queremos ganar la elección de una manera clara y holgada… y ver qué pasa. Obtener un total de votantes que permita defender los resultados y demostrar, claramente, cuál es la voluntad de los venezolanos.
Conclusión,
No es una tarea sencilla, doblar, casi triplicar esa votación, para llevarla a una cifra cercana a los 8 millones, sabiendo que el caudal de votos que hay en el Exterior se pierde, al igual que el caudal que se pierde en Venezuela por migraciones internas y los votos con los que no se cuenta por no estar inscritos en el RE; si además a eso le sumamos el 30% de los que usual e históricamente se abstienen de participar en procesos electorales; y le sumamos un 15% entre partidarios del gobierno y de su “oposición ad hoc”, la situación es ajustada y comprometida.
Esa cifra de casi 8 millones de votos es una cifra compleja, no fácil de alcanzar, representa casi el 43% de los electores que están en Venezuela. Hemos escuchado de porcentajes superiores al 80% de venezolanos descontentos con la situación actual del país, dispuestos a un cambio político; pero, eso no quiere decir que ese porcentaje esté dispuesto a participar y votar por la oposición democrática y allí, que incrementar de los 2,5 millones de electores que participaron en la Primaria, hasta llevarlo a casi 8 millones, es donde debe estar el esfuerzo de la oposición democrática para la elección presidencial del 2024. Sobre este tema y como alcanzar esa cifra que nos de seguridad de triunfo, tenemos que seguir reflexionando.
https://ismaelperezvigil.