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viernes, 30 de abril de 2021

El poder judicial como negación del derecho, la civilidad y la transformación digital [1]



El ordenamiento jurídico de una sociedad es fiel reflejo de su civilidad, de como el Estado y sus poderes públicos consideran a sus ciudadanos y el respeto que tiene de sus derechos humanos, pero la noción de ordenamiento jurídico no puede quedarse en la simple enunciación de lo que sus ciudadanos o de los que sus “autoridades” pretendan considerar como tal, tiene que responder a formas en que válida, vigente y efectivamente atienda a la protección de tales derechos y que la idea de derecho vaya más allá de la legislación como fuente de derecho y se reconozcan otras tan o más importantes fuentes, como lo es contrato; así como otras vitales prestaciones como el estricto cumplimiento del proceso de formación de la ley y evitar ocurrir a típicas fórmulas propias de aquellos regímenes con poca vocación democráticas de legislación excepcional, de emergencia, de urgencia o habilitada, como suele verificarse en casos extremos de despotismo.

Además de esa compresión de derecho como mera existencia en el ordenamiento jurídico y la percepción de los ciudadanos de sentirse asistidos del mismo, todo ello resulta estéril si a pesar de que existiendo excelentes funcionarios judiciales, no existe un efectivo sistema global de administración de justicia, en el sentido de que no se desvíe de resolver controversias y que por el contrario sea utilizada como instrumento de instauración de proyectos políticos y de opresión de los ciudadanos.

En los últimos tiempos ha sido cada vez más común en el foro jurídico venezolano tener conocimiento de “sentencias” provenientes de las más variados “tribunales” y más aún de las “altas instancias”,en las que lejos de constituir manifestaciones de un genuino estado de derecho, un estado constitucional de derecho, se presentan como muestra inequívoca de lo conocido como estado de cosas inconstitucional, en la que la idea de ley y de constitución no son más que viles instrumentos a favor de agentes del despotismo tanto para su sostenimiento, generación de situaciones de abyección en los que se apoyan sus seguidores, así como de herramienta de expolio mediante la cual le meten la mano directamente en los bolsillos a los ciudadanos y sus empresas para tomar todo su patrimonio.

En la comunidad jurídica no es en modo alguno complicado ubicar “decisiones judiciales” que confirmen la inexistencia material del estado de derecho pese a que pueda señalarse que existen “leyes” penales, laborales, mercantiles, administrativas, del contencioso administrativo, civiles, procesal civil, constitucional, entre muchas otras en las que la noción de derecho no significa más que la pretensión de absoluta de la “autoridad” de sumisión de los ciudadanos a su la voluntad, cuando debe ser todo lo contrario; es decir, el Estado, los poderes públicos y los funcionarios como empleados públicos que son, los principales sujetos pasivos en un verdadero estado constitucional de derecho.

Como si lo dicho fuera poco y no fuera suficiente oprobio, más recientemente aún aparece como nueva forma de abyección la implementación de un llamado “despacho virtual”, “justicia virtual”, “justicia digital” o como a bien se tenga denominársele, en la que haciéndose uso de determinadas tecnologías como la de remisión de correos, celebración de sesiones telemáticas mediante Zoom, se tenga tales actuaciones como si se estuviera ante una modernización, o mejor dicho una digitalización del proceso judicial, prácticas que incluso se habría comentado formarían parte de una eventual reforma del Código Procesal Civil.

A primera vista pudiera pensarse que la utilización de tales herramientas tecnológicas de correos electrónicos, mensajería de texto y sesiones telemáticas serían un gran avance como el que se anuncia incluso a través de los perfiles de Instagram del poder judicial, pero cuando se avanza en el estudio de los detalles de tal implementación, causan, por decir lo menos, la extrañeza de aquellos medianamente conocedores de digitalización y automatización de procesos, quienes no se han limitado en afirmar que se está ante un absoluto despropósito y no ante un verdadero fenómeno de digitalización del proceso judicial.

Desde referirse a que las direcciones “oficiales” de los juzgados en “Gmail” –en cuyos servidores estarían los datos, además de que se pone en duda que sean cuentas institucionales-, a las que deben remitirse los correos con los archivos PDF, que luego han de ser consignados impresos en la oportunidad que se fije so pena de tenerse como no presentados tempestivamente, o que las partes participantes muestren en la toma de las sesiones de las audiencias documentos físicos cuando bien pudieron ser digitales de ser el caso, que se pretenda desconocer instrumentos otorgados digitalmente o que se desconozca que las partes puedan tener ejemplar certificado de esa audiencia que forme parte de un verdadero expediente digital, es cuando menos lo que en otras ocasiones he referido como gatopardismo digital. Y no es que no sea bienvenida la adopción de la digitalización del proceso judicial como se observa que otros Estados se ha adelantado, pero en el caso de la digitalización a la venezolana es evidente que no obedece a los principios que inspiran a la transformación digital; muestra de ello es que teniendo como en efecto existe en nuestro ordenamiento jurídico normas como las de Infogobierno y la de Firma Electrónica y mensaje de datos, las mismas no se han implementado de la manera que la pretendida digitalización exige, y en la que empezar por la certificación de las firmas electrónicas de los funcionaros judiciales como jueces y secretarios, así como la implantación de un expediente digital son esenciales y para lo cual en modo es necesario contar con nuevos textos legislativos, ya que los existentes resultan suficientes.

Al hacerse referencia a la transformación judicial existe la tendencia a pensar que se está ante una situación de eminente adopción e incorporación de tecnología como lo serían servidores, conexión a Internet, terminales, y como estamos en un entorno como lo es el jurídico, sería imposible dejar de imaginar “escaners” e impresoras, ante lo cual es necesario desde ya advertir que si bien la incorporación de tecnología es importante, la transformación digital tiene como su principal finalidad y su centro el ser humano, por lo que en el caso del proceso judicial debe ser el justiciable, el ciudadano y la protección de sus derechos, el propósito de esta transformación, en la que también debe advertirse que ello nos obliga a repensar y superar no solo importantes principios del proceso así como muchas instituciones procesales, en especial las relativas a los actos y lapsos procesales.

A primera vista pudiera pensarse que la utilización de tales herramientas tecnológicas de correos electrónicos, mensajería de texto y sesiones telemáticas serían un gran avance como el que se anuncia incluso a través de los perfiles de Instagram del poder judicial, pero cuando se avanza en el estudio de los detalles de tal implementación, causan, por decir lo menos, la extrañeza de aquellos medianamente conocedores de digitalización y automatización de procesos, quienes no se han limitado en afirmar que se está ante un absoluto despropósito y no ante un verdadero fenómeno de digitalización del proceso judicial.

Desde referirse a que las direcciones “oficiales” de los juzgados en “Gmail” –en cuyos servidores estarían los datos, además de que se pone en duda que sean cuentas institucionales-, a las que deben remitirse los correos con los archivos PDF, que luego han de ser consignados impresos en la oportunidad que se fije so pena de tenerse como no presentados tempestivamente, o que las partes participantes muestren en la toma de las sesiones de las audiencias documentos físicos cuando bien pudieron ser digitales de ser el caso, que se pretenda desconocer instrumentos otorgados digitalmente o que se desconozca que las partes puedan tener ejemplar certificado de esa audiencia que forme parte de un verdadero expediente digital, es cuando menos lo que en otras ocasiones he referido como gatopardismo digital. Y no es que no sea bienvenida la adopción de la digitalización del proceso judicial como se observa que otros Estados se ha adelantado, pero en el caso de la digitalización a la venezolana es evidente que no obedece a los principios que inspiran a la transformación digital; muestra de ello es que teniendo como en efecto existe en nuestro ordenamiento jurídico normas como las de Infogobierno y la de Firma Electrónica y mensaje de datos, las mismas no se han implementado de la manera que la pretendida digitalización exige, y en la que empezar por la certificación de las firmas electrónicas de los funcionaros judiciales como jueces y secretarios, así como la implantación de un expediente digital son esenciales y para lo cual en modo es necesario contar con nuevos textos legislativos, ya que los existentes resultan suficientes.

Al hacerse referencia a la transformación judicial existe la tendencia a pensar que se está ante una situación de eminente adopción e incorporación de tecnología como lo serían servidores, conexión a Internet, terminales, y como estamos en un entorno como lo es el jurídico, sería imposible dejar de imaginar “escaners” e impresoras, ante lo cual es necesario desde ya advertir que si bien la incorporación de tecnología es importante, la transformación digital tiene como su principal finalidad y su centro el ser humano, por lo que en el caso del proceso judicial debe ser el justiciable, el ciudadano y la protección de sus derechos, el propósito de esta transformación, en la que también debe advertirse que ello nos obliga a repensar y superar no solo importantes principios del proceso así como muchas instituciones procesales, en especial las relativas a los actos y lapsos procesales.

Con la implementación de un “expediente digital” como aspecto esencial de la transformación digital del proceso judicial y en el que incluso la adopción de recientes tecnologías como la cadena de bloques o Blockchain puede desempeñar un papel importante[2], los sujetos procesales, principalmente las partes, bien directamente o sus representantes judiciales, pero también los funcionarios judiciales que conocen la causa, deberían poder en cualquier momento revisar el expediente y sus actuaciones, así como remitir nuevas actuaciones y solicitudes, las cuales serían consideradas a cualquier hora todos los días del año, salvo que se trate de actuaciones como las audiencias que habrían de fijarse en oportunidades específicas.

Merece aquí destacar lo expuesto por Arturo Muente Kunigami, investigador y consultor del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo quien en su presentación sobre “La Transformación Digital en el Sector Justicia”, afirma:(i) No es solo la digitalización de procesos o servicios, es un cambio profundo en la manera de hacer las cosas, habilitado por el surgimiento de nuevas tecnologías exponenciales, (ii) Cambios cada vez más rápidos que afectan a todos los sectores, niveles de gobierno y segmentos de la sociedad, y (iii) Gran potencial para cerrar brechas, pero también riesgo de ampliarlas.

Concluyendo en lo que denomina “Justicia: Visión 2030” que esta transformación ha de atender a:

  • Ciudadanos gestionando sus trámites judiciales digitalmente.
  • Cero papel en los juzgados.
  • Fallos más expeditos.
  • 100% de trazabilidad de los expedientes judiciales
  • Seguridad y protección de datos.
  • Justicia más accesible a los ciudadanos.
  • Mayor legitimidad y confianza en la justicia.

Es indudable que resulta necesaria la trasformación del proceso judicial en Venezuela, y si bien tal misión no deja de ser un tema cuya complejidad particular del país supera el de la adopción de soluciones tecnológicas, ya que nos encontramos ante graves situaciones de falta de transparencia, corrupción, falta de autonomía de los jueces, inexistencia material de carrera judicial, deplorables condiciones laborales en las que han de desempeñarse los funcionarios judiciales, remuneración que bien puede considerase indigna y muchas otras dolencias, con la implementación de un sistema, una plataforma, un portal de procesos judiciales, no solo se estaría atendiendo a la trasformación digital de la función jurisdiccional en cuanto al acceso a la justicia y tutela judicial efectiva como derecho de los ciudadanos, sino que también tal plataforma colaboraría con la solución de otros tantos problemas como los enumerados.

La transformación es menester, la tecnología existe, el proceso judicial, acceso a la justicia, el debido proceso, la obtención de una tutela judicial efectiva son derechos fundamentales y  la tecnología actual puede transformarlos de una utopía, de la ciencia ficción a una realidad no ya “material” sino “digital”, en la que el poder judicial vuelva a ser la afirmación del derecho y la civilidad.

ortografía tomada de:https://bloqueconstitucional.com/despacho-virtual-judicial-civil-en-venezuela/

[1] Adecuación del artículo “El proceso judicial venezolano y la negación de la transformación digital del proceso judicial. Otro caso de error inexcusable o más bien ignorancia inexcusable, ahora en digital.” disponible en: https://culturajuridica.org/el-proceso-judicial-venezolano-y-la-negacion-de-la-transformacion-digital-del-proceso-judicial-otro-caso-de-error-inexcusable-o-mas-bien-ignorancia-inexcusable-ahora-en-digital/

Beatificación de Jose Gregorio Hernández

Hay cosas que pueden demorar, pero la luz de las buenas acciones siempre encontrarán paso para mostrarse abiertamente al mundo. 

Hoy nuestro país y el mundo somos testigos de la Beatificación de quién en vida fue un excelente ciudadano.

Que el nuevo Beato sea inspiración para juntos construir la reconciliación, tender puentes de  coexistencia, de respeto a las diferencias y que en estas últimas nos encontremos para juntos superar estos tiempos de merma. Este milagro solo es posible con la participación de cada uno de nosotros. 

Hermosa la  ceremonia que se  ha desarrollado en su honor.

#BeatoDelPueblo
#BeatificaciónJGH
#BeatoJoseGregorioHernandez 
#LaSalle 

miércoles, 28 de abril de 2021

Llegamos al Foro Hatillano #200. GRACIAS A USTEDES!

 

UN SUEÑO PARA VENEZUELA

Por: Marianela Escalona Montesinos

 Ponente: Roberto Casanova. Escritor. Consultor y Profesor de la UNIMET. Economista (UCV) con estudios de Maestría en Historia de las Américas (UCAB)

 En las circunstancias tan trágicas y duras como las que vivimos, quizá alguien pueda preguntarse si tiene algún sentido hablar de un sueño para nuestro país. Al hablar de sueño realmente hablamos de esperanza, por lo que la pregunta adecuada sería ¿Es posible para cualquiera de nosotros sobreponernos? ¿Es posible perseverar y emprender si no tenemos esperanza? Cuando se habla de esperanza no se habla de ilusiones o un compendio de buenos deseos, sino de la esperanza como una energía transformadora, como emoción creadora.

  En el libro "Un sueño para Venezuela", escrito por Roberto Casanova y Gerver Torres, (ya en su segunda edición) se trata de extraer del pasado lecciones que ayuden a pensar en el futuro que queremos construir; además, los autores intentan describir de manera realista y hasta cruda nuestra terrible realidad, tratando de identificar oportunidades que se presentan, capacidades y activos con los cuales contar.

 Roberto Casanova está convencido que, tener esperanza en Venezuela, permitirá aglutinarnos y movilizarnos; una esperanza en Venezuela sacará lo mejor de los venezolanos, nuestro lado más creativo y generoso. Se trata de pensar en el pasado, presente y futuro de libertad y justicia que podemos forjarnos y que todos soñamos.

 UN DOBLE DESAFÌO

 Los tiempos que corren son, sin duda, nuestros peores tiempos y paradójicamente pueden ser también los mejores. Nuestra situación hoy se parece a la de un país que sufre una guerra; somos bombardeados diariamente por un régimen que quiere derrotarnos, doblegarnos y someternos. Reconociendo esta terrible realidad, y poniendo por un momento nuestra atención en las oportunidades que se están gestando y en las fortalezas que hemos ido adquiriendo, se puede decir que en estos tiempos nos hemos "curtido" para vivir la más increíble liberación transformadora de nuestra historia.

 Estos años pueden representar el final de la revolución socialista: una época de errores, soberbia, violencia y corrupción; ha sido como un río que arrasa con todo pero cuando pase, como habrá de pasar, tendremos la posibilidad de cosechar los frutos de lo que hemos sembrado en medio de tantas dificultades. Pero debemos tener cuidado al pensar al país como algo que está fuera de nosotros; Venezuela, al fin y al cabo, somos nosotros, los venezolanos dondequiera que estemos.

 Por eso es que estos tiempos exigen también tomar conciencia de cómo lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros nos condujo a este presente y también cómo nos está ayudando a salir de él. La lucha que damos en contra de la dictadura y a favor de nuestra transformación es también una lucha interna. Necesitamos desarrollar lo que un autor llamó hace mucho la "imaginación sociológica" que es la conciencia de la estrecha conexión que existe entre mi vida y el devenir de la historia del mundo, además de lo que esa conexión significa para el ser humano en el que nos vamos convirtiendo y en la clase de actividad histórica de la que puedo formar parte.

 En este momento, en nuestra historia, tenemos planteado un desafío con 2 caras: por una parte liberarnos de la tiranía para poder transformar a Venezuela en un mejor país, y además liberarnos de nuestras peores actitudes, ideas y sentimientos para transformarnos en los mejores venezolanos que podamos ser. Nuestra liberación y nuestra transformación deben en definitiva, ser doble: tanto social como personal.

 LECCIONES DE NUESTRA HISTORIA

 Nuestra transformación como sociedad supone conocer, ante todo, qué es lo que queremos transformar y para ello debemos volver la vista y comprender el camino que nos condujo hasta aquí. Sin conciencia histórica no lograremos una auténtica conciencia de lo que podemos ser. Los logros alcanzados por Venezuela entre los años `20 y `80 del siglo pasado fueron diversos y muy significativos.

 El ingreso fiscal petrolero sirvió para promover grandes transformaciones: Venezuela creció de manera continua, se urbanizó aceleradamente, se expandió la educaciòn, se mejoraron notablemente los índices de salud, se desarrolló una de las mejores infraestructuras de América Latina, se comenzó a establecer un parque industrial moderno y se creó y fortaleció la Democracia. No fue una historia lineal de progreso, hubo avances y retrocesos pero el balance, al cabo de casi 6 décadas de habernos convertido en una nación petrolera, era claramente positivo.

 Sin embargo, la dinámica que impulsó con tanta fuerza y éxito ese desarrollo económico y social, contenía las semillas de su propia destrucción. En efecto, los crecientes ingresos fiscales, en un contexto institucional precario, nos convirtieron en una "petronaciòn" cuyo rasgo primario es que en ella el Estado ejerce el control de la actividad petrolera y de la renta que ésta genera, permitiéndole funcionar y desarrollarse sin necesitar demasiado los impuestos internos; de esta manera la relación normal entre el Estado y los ciudadanos se invierte y en vez de ser los ciudadanos quienes financian al Estado es éste quien financia a aquellos.

 En una "petronaciòn" las organizaciones civiles, el empresariado y los ciudadanos en general son muy débiles ante el peso del Estado. Pero esta es solo la mitad de la historia. El Estado es poderoso porque puede controlar a la economía en la sociedad pero su presencia sobreextendida lo hace fácilmente capturable por intereses de grupos y sectores de todo tipo. Estamos entonces ante un proceso de doble vía: el Estado invade al sector privado pero ese, a su vez, invade al Estado convirtiéndolo en botín y la sociedad en depredadora.

 No pudimos entonces desarrollar a cabalidad instituciones que sirvieran realmente al interés general. La burocracia y el gasto gubernamental se expandieron hasta quedar fuera de control. El sector privado se fue haciendo progresivamente menos eficiente y más dependiente de la protección y el apoyo estatal. Amplios sectores de la sociedad fueron quedando al margen de esa dinámica de reparto. En definitiva no se logró crear una economía productiva, diversificada e incluyente.

 Las reformas económicas y políticas de comienzo de los años `90 no pudieron convocar el apoyo de la mayoría potencialmente beneficiaria de tales reformas y estas fueron anuladas, en buena medida, por la resistencia ejercida por diversos grupos de poder. El país quedó sin una visión compartida de un futuro deseable, un futuro factible.

 La llamada "revolución bolivariana" vino a capitalizar el deseo de cambio de muchos sectores, aunque pronto demostró su naturaleza antirrepublicana y antidemocrática, además de despilfarrar en medio de una terrible ineficiencia y una corrupción generalizada, no solo los enormes ingresos petroleros sino también los derivados de un endeudamiento público completamente descontrolado.

 Nuestros problemas de fondo no fueron resueltos y, de hecho, se agravaron, surgiendo además unos nuevos. Como nunca antes, la miseria se ha expandido en nuestro país, como nunca antes se ha apuntalado la opresión y la represión política. Hoy ya no es cierto que los venezolanos estamos divididos entre chavistas y opositores; hoy tenemos 2 países en 1: el de los poderosos y enchufados por una parte y el de la gran mayoría humillada y empobrecida por la otra.

 Nuestra estrategia de reconstrucción debe tomar debida nota de los males que en el pasado nos impidieron avanzar sostenidamente por la ruta del desarrollo. El intervencionismo estatal y la dependencia petrolera, la creación de privilegios y la exclusión social, el proteccionismo y la escasa competencia, la indisciplina fiscal y la precariedad institucional son algunos de tales males y no es exagerado sostener que en grado importante, el socialismo del siglo XXI terminó siendo la fase superior de todos ellos.

 UN INVENTARIO DE OPORTUNIDADES

 Nuestro presente es trágico. Si se lo describe en cifras, son simplemente inconcebibles. Venezuela encabeza la lista de indicadores de mal desempeño no solo a nivel de la región, sino también a nivel mundial en algunos casos. Pero esas cifras, con todo lo impactante que resultan, no reflejan el dolor y la desesperación de muchos venezolanos. Haber pasado de un país de inmigrantes a otro de emigrantes es, tal vez, el mejor indicador del colapso nacional causado por la revolución socialista.

 Pero otra mirada sobre nuestra realidad es posible: la inteligencia creadora es el gran recurso de cada persona y también de la sociedad que conforman. Esta realidad, entre otras cosas, nos permite descubrir y crear oportunidades en nuestro entorno, así como capacidades en nosotros para aprovecharlas.

 En tal sentido, el proyecto de transformar a Venezuela nos plantea desde ahora la tarea de inventariarnos como país para reinventarnos. Los venezolanos tenemos en nuestro pasado, en nuestra geografía, en nuestro presente, activos y oportunidades en los cuales podemos apoyarnos para salir adelante, aunque esto por sí solo no nos garantizará el éxito en la tarea, pero son una excelente base para intentarlo, sobre todo cuando examinamos la experiencia de otros países que han logrado superar situaciones también muy adversas.

 En una rápida búsqueda de oportunidades y activos podríamos encontrar cosas como las siguientes: los venezolanos supimos y aún sabemos cómo progresar materialmente, la actitud emprendedora se ha ido ampliando y consolidando en muchos sectores, la libertad, el respeto a la propiedad privada, la solidaridad, etc, son hoy valores ampliamente compartidos por la ciudadanía. Somos una sociedad igualitaria y abierta, sin conflictos étnicos o religiosos, la mayoría de los venezolanos está en plena edad reproductiva, la diáspora, a pesar de la pérdida que supone, también amplía nuestro potencial productivo y nuestro radio de acción. Contamos con una ubicación geográfica muy ventajosa, nuestro territorio es de baja propensión a riesgos naturales, poseemos abundantes recursos naturales, podemos apoyarnos en varios de los logros de la región, podemos atraer abundantes capitales venezolanos en el exterior, contamos aún con una planta industrial con gran capacidad ociosa, hemos preservado nuestra cultura democrática.

 El colapso del Estado distribuidor nos obliga a hacernos directamente responsables de nuestro porvenir. Finalmente tenemos, aunque no lo hayamos buscado, la oportunidad de construir muchas cosas desde "cero".

 Algunos de estos activos y oportunidades son resultado de nuestras acciones, otros son legados de la naturaleza, otros se derivan de la situación y las tendencias de la economía y la política a nivel mundial, así como de nuestra propia situación actual, con todo lo grave y calamitosa que es.

 Hay activos y oportunidades que son de larga duración, mientras otros pueden desperdiciarse si no actuamos a tiempo para aprovecharlos. Inventariar de esta manera nuestro país es una tarea que, si se realiza con la perspectiva resuelta de los reconstructores, puede convertirse en una gran fuente de esperanza colectiva.

 EL SUEÑO

 Hoy luchamos por vivir en una verdadera república justa y democrática dentro de la cual podamos desarrollar libremente nuestras capacidades y disfrutar de oportunidades para progresar espiritual y materialmente.

 En este país por construir, nuestras inevitables diferencias y las acciones desleales de minorías antidemocráticas de cualquier signo, serán enfrentadas decididamente en el marco del Estado de Derecho. En ese país futuro, el Estado responderá verdaderamente al interés general y no tendrá "tomacorrientes" para evitar que nuevamente una casta de enchufados pretenda prosperar mediante el tráfico de influencias y la corrupción. Dejaremos atrás el rentismo.

 Nuestros servicios públicos y especialmente la salud y la seguridad personal, funcionarán eficientemente; nuestra educaciòn será la mejor posible y todos tendrán acceso a ella. Nuestros ambientes serán saludables y disfrutaremos de una excelente calidad de vida.

 Nuestro potencial será desarrollado en empleos productivos y gratificantes y nuestro talento nos hará emprender actividades generadoras de bienes socialmente valorados. Nuestra capacidad de consumo se expandirá constantemente ante una oferta variada y accesible de productos y servicios; nuestra creatividad artística, intelectual y deportiva florecerá como nunca.

 Los recursos que legítimamente obtengamos y las propiedades que adquiramos nos darán estabilidad y bienestar. Nuestro retiro, luego de una vida de trabajo y esfuerzo, será tranquilo y digno.

 Los deberes ciudadanos como el pago de impuestos, la participación política y el voluntariado serán asumidos por la mayoría de nosotros con clara conciencia del bien común. De igual modo, consideraremos los problemas globales como propios y cooperaremos activamente a nivel internacional en el diseño y ejecución de soluciones conjuntas. Venezuela será de nuevo un destino para inmigrantes, muchos compatriotas regresarán y nuestro gentilicio nos llenará de orgullo.

 Algunos pensarán que todo esto, aunque deseable, es simple utopía; otros ni siquiera se interesarán en el asunto pues sienten que ya no pertenecen a Venezuela. Respetuosos de la libertad de pensamiento y de la libertad para elegir, no se juzgan tales convicciones aunque, en opinión del Profesor Casanova, uno realmente no pertenece a Venezuela... uno "es" Venezuela. Es la articulación de nuestras acciones la que da forma cotidianamente al país.

 Una fracción de Venezuela desaparece cada vez que 1 venezolano pierde la esperanza en ella y se vigoriza con cada venezolano que persevera en la lucha por la libertad creadora, condición imprescindible para transitar este exigente pero maravilloso camino de nuestro renacimiento nacional.

 Una mirada atenta a nuestro entorno nos permitiría descubrir comportamientos y experiencias de esa otra Venezuela que pugna diariamente por hacerse realidad. Emprendedores en las distintas esferas del quehacer humano (economía, activismo social, educaciòn, etc) son, sabiéndolo o no, portadores del ideal de un mejor país, de un sueño nacional; son el símbolo de la libertad creadora, son la antítesis de la sumisión que envilece, de la resignación o de la huida.

 Se trata de personas que se caracterizan por su acción esperanzada, por su perspicacia para encontrar o imaginar oportunidades, por su resiliencia para afrontar un entorno hostil, por su vocación realizadora, por su contagiosa fuerza vital.

UNA ESTRATEGIA TRANSFORMADORA

    Hacer de Venezuela un país de oportunidades para todos y de privilegios para nadie será una tarea compleja. Se debe diseñar, acordar y ejecutar una estrategia de reconstrucción y desarrollo en diversos ámbitos.

- La economía a la que aspiramos debe ser una economía pujante y diversificada, capaz de incrementar incesantemente sus niveles de productividad y con ello, nuestros niveles de vida. Para que esto sea así, debe ser una Economía de Mercado abierta al comercio mundial y basada en la competencia, lo cual implica que debe ser una economía caracterizada por la libertad para invertir y producir, comerciar y consumir, en el marco de reglas que eviten el surgimiento de monopolios y conductas fraudulentas; que protejan nuestros derechos de propiedad.

 Un contexto como éste incentivará constantemente el emprendimiento y la innovación. Pero otras políticas serán necesarias en este reto de hacer competitiva nuestra economía: la capacitación de nuestro capital humano por una parte, y la investigación y desarrollo en materia en materia científica y tecnológica por la otra, son imprescindibles para aumentar nuestro conocimiento productivo colectivo y generar así productos de mayor valor agregado, superando la tendencia de basar nuestro crecimiento solo en la abundancia de algunos recursos naturales.

 Asimismo, para que este desarrollo económico sea sostenible y garantice un hábitat sano, debe guardar una constante armonía con el ambiente.

 - Debemos proponernos superar la pobreza, desafío histórico que no hemos sabido enfrentar. El crecimiento desde luego es una condición necesaria para superar la pobreza pero no es suficiente; más aún, la pobreza puede ser un obstáculo para el crecimiento pues limita el desarrollo de capacidades productivas en las personas. Se trata en realidad de un círculo vicioso que debemos romper.

 Roberto Casanova afirma que el desafío de acabar con la pobreza implica, por una parte, dar forma a una pujante economía de mercado que promueva la competencia y la productividad y genere constantemente nuevas oportunidades de empleo, y por otra parte, se debe desarrollar una política social de calidad, centrada en lograr que las personas desarrollen sus capacidades productivas para acceder a esos empleos de calidad que la economía en expansión pueda generar.

 La superación de la pobreza es un asunto que atañe tanto a la política econòmica como a la social.

 - El Estado debe tener el papel fundamental de garantizar y promover la libertad y la justicia, siendo un auténtico estado de derecho, y también debe recaudar y asignar recursos para el logro de propósitos colectivos en educaciòn, ciencia y tecnología, salud, seguridad social, etc. Debe además garantizar la existencia de reglas generales que promuevan la estabilidad monetaria y la competencia econòmica.

 En el cumplimiento de tales responsabilidades, el Estado mismo tiene que estar sometido a reglas de disciplina fiscal y transparencia, que le impidan crecer sin límites y despilfarrar recursos. Definitivamente, el Estado no debe ser empresario.

 El Estado debe ser federal lo cual exige una significativa distribución del poder entre los niveles nacional, estadal y municipal. Un Estado como este, al servicio de todos, debe ser "desparasitado" de aquellos que buscan privilegios y renta. Tiene que ser entonces un Estado fuerte y justo, con capacidad para gobernar en función del bien común.

 - Los venezolanos debemos reinventar nuestro proceso político y rediseñar algunas instituciones que lo regulan. La reelección presidencial indefinida, por ejemplo, ha demostrado que puede ocasionar graves distorsiones, permitiendo que quienes gobiernan, abusen del poder del Estado para perpetuarse en su ejercicio. Hay que evaluar opciones como la disminución del período presidencial con la posibilidad de 1 sola reelección, o la fijación de ese período en 5 o 6 años sin reelección. De igual modo se debe considerar la pertinencia de la doble vuelta en las elecciones presidenciales a los fines de elevar la legitimidad y gobernabilidad democrática. Tal vez ha llegado el momento de superar el sistema presidencialista que tanto poder ha permitido concentrar en un gobernante y adoptar  un sistema semipresidencialista.

 Estos cambios deben ser complementados con la necesaria transformación de los Partidos Políticos quienes junto a la ciudadanía, deben formular un nuevo pacto histórico. Los partidos deben comprometerse, entre otras cosas, a desarrollar sus propuestas estratégicas y programáticas, implementar sistemas de debate permanente con el resto de la sociedad, crear programas de formación política para sus militantes y para la ciudadanía, rendir cuentas periódicamente, adoptar esquemas organizativos consistentes con el carácter federal del país, realizar elecciones internas periódicamente, etc.

 De manera similar, la Sociedad Civil debe profundizar su tarea de observación, evaluación y denuncia en materia de políticas públicas, leyes y problemas colectivos. Casanova cree no exagerar cuando afirma que nuestro país podría vivir en los próximos años un milagro económico, social y político. Los venezolanos capaces de generar riquezas pero impedidos de hacerlo por un régimen opresor, podríamos rápidamente reactivar nuestra economía. Esto solo sería una parte de lo que eventualmente ocurriría.

 Lo que los venezolanos viviremos será el renacimiento de nuestra sociedad que luego de verse casi destruida, pudo encontrar el camino, la esperanza y la fortaleza para resurgir.

 UN CÒDIGO MORAL

 Nuestra liberación y transformación es también un proyecto ético. Al fin y al cabo, la economía y la política no pueden funcionar bien en un entorno moral pobre. Tal vez nuestros aprendizajes pueden sintetizarse en un decálogo moral que sirva de referencia a la hora de decidir y de actuar en los diversos ámbitos en los que transcurren nuestras vidas.

Tal código podría decir cosas como las siguientes:

 -Debemos esforzarnos por hacer cosas valiosas para nosotros mismos y para los demás; ser trabajador, empresario o funcionario consiste ante todo en crear cosas que las otras personas valoren y sus ingresos dependen de esa valoración; esto en el fondo es lo que significa el mercado.

 - Volver a ser solidarios como antes ya que muchos requerirán de nuestro apoyo para nuevamente ponerse de pie. El gobierno tendrá que otorgar subsidios a una parte de la población durante algún tiempo pero también la Sociedad Civil deberá encontrar la manera de ayudar a los más necesitados.

 - Debemos cuidar las reglas que hacen posible la vida civilizada; es imposible que una sociedad nos ofrezca lo que esperamos de ella si los que la conformamos no nos comportamos con apego a ciertas reglas y valores. El sentido de justicia, el cumplimiento de las leyes, la honradez, el respeto, deben formar parte de nuestra conducta cotidiana.

 - No debemos depender del gobierno; de ningún gobierno. Hay que acabar con el enchufe como forma de progresar. No es solo un tema moral.

 - Tenemos que superar de una vez y para siempre el presidencialismo, para evitar el exceso de poder en una persona o grupo. Un hombre fuerte es un pueblo débil.

 - Recuperar el pluralismo y la tolerancia. La revolución intentó dividir a los venezolanos sin éxito porque entendimos que aunque cada quien tenga derecho a su opinión, no tiene derecho de imponerla a los demás. Revalorizar la política. Quienes se dedican a ella tienen que cambiar para ganar la confianza de la gente, tienen que cumplir con lo que ofrecen y sus acciones tienen que ser transparentes. Asimismo, debemos superar la actitud "antipolítica". La política puede ser una actividad ruin y degradante o noble y enaltecedora y tiene una complejidad que muchas veces desconocen quienes la critican.

 - Hay que conocer nuestra historia y aprender de ella, porque un pueblo que no conoce su historia es como una persona sin memoria que puede ser manipulada y convencida de cosas que nunca ocurrieron o que sucedieron de otra forma. En política siempre habrá quien intente manipular la historia en su beneficio. Aprender de las experiencias de otros pueblos. Otras sociedades también han vivido duras épocas y algunas de ellas no solo se recuperaron sino que se convirtieron en mejores sociedades. Entender cómo lo lograron podría ser de utilidad para enfrentar nuestro desafío nacional.

- No dejemos de cultivar la esperanza porque ella nos dará la energía emocional que necesitamos para salir de los tiempos oscuros en los que vivimos y entrar en la época de paz, libertad y progreso que tanto deseamos.

LUCHAR Y CAMBIAR

 Alguien dijo que el arte de gobernar consiste fundamentalmente en evitar que todos se pongan bravos el mismo día. ¿Cómo podemos millones de venezolanos que rechazamos la dictadura salir finalmente de ella? Tenemos que resolver entre nosotros un problema de coordinación, debemos dar forma a procesos que nos movilicen en todos los planos, en contra de la dictadura, alineando los apoyos internacionales y nuestra capacidad de lucha. No es un asunto fácil pero no hay alternativa, nadie invadirá al país para liberarnos y la vía electoral es un campo minado, a juicio de Roberto Casanova.

 Con todo, para que nuestra liberación sea transformadora, no bastará con salir de la dictadura. El problema histórico y fundamental de nuestro siglo XX fue el rentismo, es decir, el habernos convertido en una sociedad parasitaria, organizada alrededor del Estado distribuidor de la renta petrolera. Pero ese Estado ha desaparecido y necesitamos otro Estado y también tenemos que convertirnos en otra sociedad. Necesitamos un nuevo contrato social que respete la dignidad de las personas y evite el abuso de poder en cualquiera de sus formas. Debemos plantearnos con claridad y convicción el equilibrio de poder en nuestra sociedad liberando al Estado y a la economía de la captura de renta, promover la competencia y el emprendimiento, apoyar solidariamente a los sectores rezagados, ofrecer oportunidades educativas a todos, dialogar públicamente sobre nuestros problemas colectivos y sus soluciones.

 Ese es el reto que enfrentamos quienes en definitiva aspiramos a vivir en una sociedad de hombres y mujeres libres, emprendedores, solidarios. No debemos preocuparnos mucho por el tiempo que tarde la transformación; lo importante es que la emprendamos YA, lo antes posible. En el momento en que comencemos decididamente a reconstruirnos, los venezolanos de bien sentiremos un gran alivio, nos llenaremos de fuerza y optimismo y a partir de allí, iremos remontando el camino, alimentándonos cada paso de más energía para continuar.

 Aunque necesitaremos el apoyo solidario de los pueblos libres del mundo, nadie lo enfrentará por nosotros porque es nuestra responsabilidad, la responsabilidad de nuestro liderazgo político, empresarial, sindical, estudiantil, vecinal y del ciudadano común.

 Cada venezolano, no importa el lugar desde el que actúe, tiene que preguntarse a sí mismo ¿Qué está dispuesto a hacer? pues todos somos parte del problema o de su solución. No hay otra opción. Es cuestión de decidir el papel que nos gustaría desempeñar y que cuando nos toque hacer el balance de nuestras vidas, podamos sentirnos orgullosos.

EL FORO HATILLANO NO SE HACE RESPONSABLE POR LAS OPINIONES EMITIDAS POR EL PONENTE

 La importancia del tema explica la nutrida participación de ciudadanos a través de dos chats simultáneos de WhatsApp, para un total de 348 asistentes en esta Edición No. 200 del Foro Hatillano

Como regalo el escritor del libro un Sueño para Venezuela Roberto Casanova les deja este enlace para que pueda leer su libro:

https://drive.google.com/file/d/1lxhJts4rnr9TZGV9Jqn-RK-ysFf2hGbm/view?usp=sharing


 

 

FORO HATILLANO #201.FORO CHAT WHATSAPP. MIERCOLES 28 DE ABRIL DE 2021

 

¿QUÈ HAGO YO AQUÌ?

 Por: Marianela Escalona Montesinos

Ponente: Rodolfo Izaguirre. Periodista. Escritos. Historiador y Crítico de Cine. Director de la Cinemateca Nacional (1968-1988) . Presidente del Fondo de Fomento Cinematográfico (1983). Columnista del diario El Nacional

 

 Cuando me pregunto ¿ qué hago yo aquí?  no es un "aquí" vago e incomprensible; es un "aquí" de la hora actual bolivariana. Cuando otros le preguntan a Rodolfo Izaguirre por qué no se ha ido del país ya que tanta gente lo ha hecho en una diáspora pavorosa, él responde "...tengo que quedarme porque tengo unos helechos que cuidar". El helecho como metáfora vegetal del país...

 Rodolfo Izaguirre se ha quedado porque considera que su presencia puede ayudar, en cierto modo, a mantener viva una actitud de rechazo a la situación que tenemos.

 De sí mismo afirma que no es un político de oficio sino un hombre de la cultura aterrado por la desgracia que azota al país bajo los desafueros bolivarianos. Algo que le produce angustia es la decapitación de la cultura venezolana que hizo el comandante Chávez; a fuerza de silbatos decapitó a la dirigencia cultural del país, dejándolo en una situación desastrosa en lo cultural: no existen museos, ni galerías de arte, ni editoriales, ni periódicos, ni radios. Estamos en una situación realmente aterradora. Además de lo que está ocurriendo con El Nacional que están a punto de acabar con ese diario que es un ícono cultural venezolano. También pasa lo mismo con Radio Rumbos, otra figura estelar del país venezolano.

 Izaguirre afirma que tampoco es militar porque, si lo fuera, no traicionaría el juramento de defender a mi país de cualquier clase de enemigo. Tradicionalmente, la historia política, económica y social de Venezuela se ha visto siempre afectada por la presencia militar; ha sido como una plaga para los destinos del país. En este sentido también aterra la hegemonía militar sobre la conducta civil de algunos mandatarios.

 A juicio de Rodolfo Izaguirre, uno de los errores de la oposición ha sido considerar a los mandatarios bolivarianos como políticos, cuando en verdad son delincuentes.

 En su propia reflexión acota:"...hay días en que amanezco lleno de optimismo pero hay otros días en que amanezco ahogado por el desaliento..."

 Es muy difícil determinar con certeza cuándo va a terminar esta pesadilla; terminará cuando nosotros mismos, venezolanos, nos ocupemos de salvar el país. Ese día también ocurrirá algo importante: dejaremos de ser habitantes para convertirnos en ciudadanos. Cuando esto ocurra, todos juntos, ustedes y yo ¡navegaremos hacia el sol!

 A continuación el enlace del artículo de Rodolfo Izaguirre para el diario El Nacional al que hace referencia este foro.

 https://www.elnacional.com/opinion/que-hago-yo-aqui/

 EL FORO HATILLANO NO SE HACE RESPONSABLE DE LAS OPINIONES EMITIDAS POR EL PONENTE.

Con la  participación 255 ciudadanos




Foro Hatillano#201. “¿Qué hago yo aquí?”. Miércoles 28 de abril de 2021.5:00 pm. ForoChat Vía WhatsApp. Invitado: Rodolfo Izaguirre Periodista, Escritor, Crítico e Historiador del Cine


 

“¿Qué hago yo aquí?”

 

Invitado:

Rodolfo Izaguirre

Periodista, Escritor, Crítico e Historiador del Cine

Director de la Cinemateca Nacional (1968-1988)

Presidente del Fondo de Fomento Cinematográfico (1983)

Columnista del Diario El Nacional

 

Moderador:

Gorka Carnevali

Director del Foro Hatillano

 

Fecha:

Miércoles 28 de abril de 2021

 

Hora:

5:00 pm 

 

CUPO LIMITADO a través del siguiente enlace:

 

https://chat.whatsapp.com/Jy66qUIIrVqENMbWrU62dH

 

Twitter e Instagram:

@forohatillano

 

 

Pedagogía Ciudadana para formar y transformar


Programa de radio, Con Carlos Rodríguez, Proyecto de Ley Ciudadana Comunales, por @RCR750 en el espacio de RadarBarrios, promovido por @CaracasPlural, #28ABRIL

 


Proyecto de Ley de CIUDADES COMUNALES y su impacto en nuestros Municipios. 28 de Abril. 3:30 pm.Invitado: Carlos Rodríguez.Abogado Municipalista


 

Proyecto de Ley de CIUDADES COMUNALES y su impacto en nuestros Municipios

 

Este miércoles 28 de Abril, a las 3.30pm,  en la Sede de Apracaf, estaremos en un conversatorio con el Abogado Municipalista Carlos Rodríguez

 

Dirección:

Calle Soledad, subiendo por la Avenida  Morao (Esq. Supermercados Plaza), El Cafetal

 

Conecta y Escucha por canal de Youtube de RCR750. Proyecto de Ley Ciudades Comunales. Miércoles 28 de Abril. 10:00 am .Invitado:Carlos Rodríguez


 

Conecta y Escucha

 

El Radar de los Barrios tendrá como invitado a Carlos Rodríguez, Municipalista quien nos estará hablando del  Proyecto de Ley Ciudades Comunales.

 

Día:.

Miércoles 28 de Abril de 2021

 

Hora:

10:00 am

 

Conecta y escucha por el canal de Youtube de RCR750:

https://youtube.com/c/RCR750am

lunes, 26 de abril de 2021

FORO HATILLANO #199.Foro Chat Whatapps. Jueves 22 de Abril de 2021

 EL 19 DE ABRIL DE 1810 Y UN GOBIERNO SIN REPUBLICA

Por: Marianela Escalona Montesinos

Ponente: Dr. Rafael Arraiz Lucca. Escritor .Profesor titular de la Universidad Metropolitana. Abogado. Magister y Doctor en Historia (UCAB). Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua.

 

 El 19 de abril de 1810 concluye un proceso iniciado en 1808, año en el que Napoleón Bonaparte invade España y al no más pasar los caballos del ejército napoleónico a sus anchas en la península ibérica, se va a desatar una tempestad jurídica cuya solución fue determinar en dónde residía la soberanía del pueblo; si la soberanía la detentaba Fernando VII al ser sustituido éste por José Bonaparte de una manera ilegítima, la soberanía regresaba al pueblo ya que entre este y el nuevo monarca no existía un "pacto de consentimiento" ni expreso ni tácito.

 Este fue el argumento que hicieron valer las provincias peninsulares a través de la creación de las Juntas Supremas Provinciales. Sin embargo, en las provincias americanas, los representantes de la Junta Suprema Central pensaron, de manera injusta, que no debía ocurrir igual. Fue por ello que el Regente Mosquera, enviado desde la metrópolis española, inició un proceso persecutorio contra la primera Junta constituida en Caracas, para sorpresa y escándalo de los fieles súbditos mantuanos, quienes no entendían que se les persiguiera por defender al rey depuesto y, además, habían obrado de la misma manera como lo habían hecho las provincias españolas.

 Todo esto indicaba que, desde la península, se veía con desconfianza la creación de las Juntas de América, lo que revela una cierta "mala conciencia" desde la metrópolis en relación con las provincias americanas. Más aún, no faltan documentos que expresan esta desconfianza, señalándose que la constitución de las Juntas sería un paso previo a la Independencia.

 De modo que aquí nos encontramos ante lo siguiente: un sector fiel a la corona que toma el camino de la Junta emulando a las peninsulares, otro sector minoritario que ciertamente podría vislumbrar en las Juntas un primer paso hacia la Independencia y por último, el Regente Mosquera, quien no considera la existencia del primero y desconfía de manera absoluta, sin excepciones. En este período se expresaba "de bulto" la diferencia, unas veces muy grande y otras no tanto, que se presentaban en el tratamiento que le daba la corona de España a las provincias peninsulares y a las de ultramar.

 Una vez resuelto el escollo de Mosquera, cuando la Junta Central lo sustituye restituyendo así el honor de los caraqueños inculpados, surgió la Regencia en España que invalidó a todas las Juntas de modo que el problema volvía a su punto inicial; los súbditos de Fernando VII no aceptaban otro rey. Esta es la piedra fundacional de los hechos del 19 de abril de 1810 cuando el Cabildo caraqueño, presidido por Martín Tovar Ponte y José de las Llamozas, hace valer la soberanía popular que reside en el Ayuntamiento, creándose la Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII, invitando a participar en ella al Capitán General Vicente Emparan y a otros funcionarios de la corona depuesta, pero estos no se avinieron con el proyecto, no obstante firmaron el Acta del 19 de abril y en los días siguientes abandonaron la Provincia de Venezuela a la que todavía le falta 1 año para ser una República.

 No todos los integrantes del Cabildo y firmantes del Acta son los mismos que formaron la Junta de 1808 y seguramente, la de 1810 fue menos fiel a España que la anterior; no pasaron los desmanes de Mosquera por debajo de la mesa. De estos días, por cierto, es la canción "Gloria al Bravo Pueblo" que alude a estos hechos y que fue escrita por Andrés Bello y por tanto "...la ley respetando la virtud y honor..." se refiere a la ley española y no a la francesa, y la libertad que pide "...el pobre en su choza..." es la libertad ante el yugo napoleónico y no del español. Este dato se desprende del estupendo estudio de Alberto Calzavara en su "Historia de la Música en Venezuela", así como la mal llamada "Conjura de los Mantuanos" que está suficientemente estudiado por Inés Quintero en un libro que lleva el mismo título.

 Es cierto que en estos sucesos de raigambre constitucional está el germen de la República de 1811, pero no lo es que estos hombres lo hicieran por un afán revolucionario, como cierta historiografía lo consigna. Ellos defendían a su rey y dejaban claro que la soberanía residía en el pueblo representado en el Cabildo y por ello no aceptaban a otro monarca, José Bonaparte, sin su consentimiento.

 Otra historia es la que comienza a partir del 19  de abril de 1810 y que concluye el 05 de julio de 1811; esos 15 meses, entre una fecha y otra, son cruciales para Venezuela. En primer lugar, la Junta constituida emite una Proclama el 27 de abril en la que pueden hallarse con gran claridad, las causas que condujeron a la creación de la Junta. Ellos dicen: "...iguales son nuestros motivos para imitar las nobles tentativas de nuestros hermanos de Europa, que hasta ahora no hemos hecho más que admirar, igual es la justicia que nos asiste, igual es la energía con la que debemos vindicar nuestros derechos ultrajados..."

 La misma Junta presidida por Tovar y de las Llamozas, junto a Juan Germán Roscio ya en funciones de Secretario de Estado, es decir de Canciller, entrega una alocución y una convocatoria a elecciones para escoger a los diputados de toda la Capitanía General, que le den forma íntegra, completa, a lo hecho por los caraqueños el 19 de abril de 1810. Esta convocatoria lleva fecha del 11 de junio de ese año y en ella se explica que el principal motivo es el arriba señalado: darle carácter nacional a lo logrado por la capital y entregar en manos de la soberanía popular el destino de la Capitanía General y la designación de sus autoridades.

 El reglamento para la elección de diputados establecía el método para que los parroquianos eligieran diputados y cuántos correspondían por circunscripción; señalaba que una vez electos, éstos conformarían la Junta General de Diputación de la Provincia de Venezuela. Fue esta la primera elección que tuvo lugar en la Venezuela libre; fue una elección indirecta, de segundo grado, limitada a los hombres mayores de 25 años y propietarios, lo que evidentemente acotó notablemente el universo electoral.

 Los diputados electos se reunieron en marzo de 1811 y lo que en un principio sería la Junta se convirtió en el Congreso Constituyente de Venezuela que declararía la Independencia el 05 de julio de 1811, y que le encomendaría a Juan Germán Roscio y a Francisco Isnardi la redacción de la Constitución Nacional de 1811, sancionada por el poder legislativo el 21 de diciembre de ese año.

 Una vez explicado someramente este proceso, El Dr. Arraiz concluye que, ciertamente a partir del 19 de abril de 1810 la Provincia de Venezuela se otorgó un gobierno propio, así haya sido a través de la creación de una Junta Defensora de los Derechos de un rey depuesto y este hecho es expresión clarísima de la libertad con la que actuaron estos hombres una vez que la soberanía regresó a sus manos a partir de los sucesos de Bayona, lugar en donde Napoleón recibió la claudicación de Carlos IV y le tendió una celada a Fernando VII, quedando José Bonaparte como Emperador de España.

 De modo que fue a partir del 19 de abril de 1810 cuando los integrantes de la Provincia de Venezuela eligieron a sus primeras autoridades (de las Llamozas y Tovar) y la Junta fijó el marco legal para la elección de los primeros diputados electos en 1811, que a su vez, aprobaron la primera Constitución sobre cuyas bases se eligió el primer triunvirato encargado del poder ejecutivo, siendo Cristóbal Mendoza el primero de los 3 en ejercer la Presidencia de la República...ahora sí, de la República.

 La Junta envía a Luis López Méndez, Simón Bolívar y Andrés Bello como embajadores ante la corona británica para que expliquen lo sucedido en Caracas; estos se alojaron en la casa de Francisco de Miranda y todos coinciden en que, lo que hay que proponer en Venezuela es la constitución de una República y dejar de ser el gobierno de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, para finalmente independizarse.

 A su regreso a Venezuela Bolívar y Miranda crean la Junta Patriótica como grupo de presión para que el Congreso decretara la Declaración de la Independencia, que finalmente ocurrió.

 Exageran quienes ven en los actores del 19 de abril a unos revolucionarios y aciertan quienes señalan que el proceso iniciado en 1808, que encuentra un punto álgido en 1810, concluirá el 05 de julio de 1811. Conviene recordar que hubo muchos matices, que no fue unánime desde el principio el anhelo independentista. La realidad es siempre compleja. Creer que pueda organizarse de forma maniquea en reduccionistas parcelas blancas y negras, es expresión de una visión simple del mundo o peor aún, una visión interesada, ideológica, que busca hacer de la realidad una "horma para su zapato". Ambas posturas distorsionan la verdad, tesoro ya de por sí difícilmente de avizorar y una tarea ciclópea de alcanzar.

 Como está visto que sobre la historia siempre se tejen interpretaciones de toda índole, hay que volver una y otra vez sobre estos hechos para intentar que la "mano negra" de la tergiversación no haga de las suyas.

 La idea de que el 19 de abril se había creado la República quizá se debió a que, en efecto, los venezolanos se otorgaron un gobierno propio pero no el gobierno propio de una República.

 19 de abril, fecha en la que los venezolanos por primera vez en nuestra historia, nos otorgamos un gobierno propio e iniciamos el camino para construir la República de Venezuela el 05 de julio de 1811; aquel gobierno propio se convirtió en el gobierno propio de una República constituida. Entre el 19 de abril de 1810 y el 05 de julio de 1811 tuvimos un gobierno propio de una Junta Defensora de los Derechos de Fernando VII y a partir del 05 de julio tuvimos un gobierno propio de la República de Venezuela Constituida.

  La República fue creada por los civiles y la consolidaron los militares en la Guerra de Independencia (1812-1824).

  Con la participación de 354 ciudadanos. 



En #HablemosDeHistoriaVzla esta semana tenemos: Capt Aniversario: 1 Año Hablando de Historia Vzla

https://youtu.be/MjlXjONbTc4

Capítulo Especial de Aniversario, al cumplirse un año de compartirse en el grupo de amigos de Whatsapp llamado "Dibujo Libre" el primer audio haciendo referencia al Natalicio de Raúl Leoni el 26 de abril de 2020 y que posteriormente se convertiría en el primer capítulo de esta serie. Celebramos este primer aniversario con el equipo de Hablemos de Historia Vzla en una conversación con algunos integrantes del grupo de Whatsapp "Dibujo Libre", y los que no pudieron conectarse, enviaron sus comentarios, opiniones y felicitaciones a través de diversos cortos vídeos, también recibimos algunos vídeos de amigos seguidores del canal, en el que comentan sobre nuestro canal y su contenido, al tiempo que nos felicitan por el espacio y animan a seguir creciendo.

domingo, 25 de abril de 2021

Ismael Pérez Vigil.Politólogo


 Ismael Pérez Vigil

Politólogo

 

 

 Hace dos semanas me referí al documento en el cual los partidos políticos acordaron reconfigurar la alianza unitaria y la construcción de una coalición más amplia, con otros partidos y con la sociedad civil, para lograr elecciones libres y ayuda humanitaria.

 Tras lo que consideré un recibimiento un tanto frio −explicable por la situación política que vivimos en el país bajo una crisis humanitaria compleja, agravada por la pandemia−, debo comentar ahora que han comenzado a aparecer algunas reacciones a los planteamientos de dicho pronunciamiento.

 A pesar de que tengamos algunas críticas y lamentemos lo que consideramos un retraso injustificable en definir una estrategia, algunos −entre los que me incluyo− recibimos con agrado el pronunciamiento y lo consideramos un paso importante para ir “enderezando las cargas”, en lo que reanimar y reorganizar a la oposición democrática se refiere.

 Hay un sector importante entre los analistas, comentaristas y críticos de las políticas y estrategias de la oposición, que se caracteriza por la “no reacción”; simplemente no se han dado por enterados acerca del pronunciamiento de los partidos; no lo comentan, ni para bien, ni para mal.

 Hay otro grupo, el de los “repartidores”, los que siempre reparten por igual las culpas y las responsabilidades entre el gobierno y la oposición, de los males que aquejan al país; como si la oposición −particularmente el gobierno interino, que no tiene oficinas, ni funcionarios, ni presupuesto− tuviera la misma responsabilidad, frente al desastre de 22 años de políticas ruinosas que han destruido al país. Para este grupo, desde luego, ningún pronunciamiento opositor va a ser diferente o importante.

 Hay un sector de los críticos que hablan de “oposiciones” en plural, que obviamente legitiman a la denominada oposición “alacrana” y en consecuencia lamentan cualquier pronunciamiento que no la incluya expresamente.

 Hay otros que consideran que la oposición es una especie de “club”, que desde luego debe tener algunas reglas, dicen, pero se lamentan que no se haya esperado a que se ampliara el “club” para ir definiendo las reglas.

 En cualquier caso, el pronunciamiento se dio, definió objetivos y prioridades y como ya hemos dicho, dejó pendientes algunas tareas (https://bit.ly/3awjHuf); entre ellas, la de llevarlo a la discusión en todos los niveles, en partidos y organizaciones de la sociedad civil, de donde deben surgir las propuestas de acciones concretas, sobre las cuales se debe reconstruir la oposición.

 No es esa, claro está, la única tarea pendiente, ni la única dificultad que encontramos en la tarea de reconstruir a la oposición democrática, como bien nos lo recuerda Angel Oropeza en un artículo de prensa de hace dos semanas (“La exigencia clave”, El Nacional, 15 de abril de 2021), cuya lectura recomiendo. En dicho artículo Oropeza nos pasea, no solo por las “actitudes y conductas” presentes en el ámbito político que, en su criterio, dificultan esa tarea, sino también nos resume algunas de las actividades que se deben emprender.

 Pero el avance más significativo en materia de ir perfilando una posición, una estrategia y una ruta de actividades para enfrentar este régimen y salir de la crisis, fue el documento dado a conocer esta semana, el 21 de abril, denominado: Manifiesto “Unión por el futuro, la democracia y el bienestar de nuestra nación” (https://bit.ly/2Pf5Gd4),   suscrito por 40 partidos y dado a conocer en un acto público, por el propio Juan Guaidó, acompañado de representantes de los demás partidos políticos y diputados de la Asamblea Nacional 2015; acto del cual adoleció el anterior pronunciamiento del 6 de abril.

 En este “Manifiesto”, que también se denominó “Manifiesto de Plataforma Unitaria”, no solo se amplía la base de partidos que lo apoyan, sino que se ratifica el planteamiento de la “unidad”, de manera enfática y como elemento fundamental y “estratégico insustituible”; se comprometen los partidos firmantes a alcanzar “mecanismos de consenso” en las decisiones; y ratifican la “vía electoral” para lograr “una salida política a la crisis”.

 El documento amplio los objetivos marcados el 6 de abril −unidad, ampliación a otros partidos, elecciones libres y ayuda humanitaria− al señalar también como objetivos la “tan necesaria reconciliación nacional” y “lograr mayor apoyo internacional”, que creo que fue el logro más importante de la gestión del gobierno interino de Juan Guaidó, que es mezquino no reconocer.

 Ese mismo día el Frente Amplio Venezuela Libre (FAVL) emitió un documento (https://bit.ly/3epsmzW) en apoyo al “Manifiesto”, destacando algunos aspectos del mismo. Pero lo más significativo de éste documento del Frente Amplio es el anuncio de la disposición de las organizaciones políticas que lo integran de iniciar un “ciclo de encuentros” a nivel regional −estadal y municipal−, con partidos y organizaciones de la sociedad civil, para difundir y compartir con todos los sectores sociales, “miembros y no del FAVL, su visión estratégica de lucha”,  para “identificar los  consensos  mínimos estratégicos” que unen a todos los partidos y organizaciones de la sociedad civil.

 Sobre el tema de las actividades a emprender, está claro que no es éste el medio para detallarlas, pero es importante el pronunciamiento del FAVL y es una tarea para la sociedad civil, para sus organizaciones y para los ciudadanos, presionar para que esto se cumpla, pues como ya hemos señalado, la oposición se encuentra en una especie de reflujo, de adormecimiento general, en un largo y oscuro túnel del cual aún no se ve salida.

 Agobiados como están millones de venezolanos en tareas de sobrevivencia ante la aguda crisis que vivimos en el país, ha ido creciendo el sentimiento de que ni el régimen, ni la oposición, responden a las demandas de gran parte de la población. Una de las metas de la oposición democrática es revertir ese sentimiento y convertirlo en la fuerza necesaria para lograr el fin de este oprobioso régimen.

 

https://ismaelperezvigil.wordpress.com/