Por Ismael Pérez Vigil, 02/03/2018
La el golpe militar como solución o
salida a la crisis que vive el país, de manera solapada, es tema recurrente en
los círculos políticos y del cual no se habla de manera abierta, pero que
frecuentemente aflora en la discusión. Estos días lo hace, al menos así me
parece, a través de un artículo del General (R) Fernando Ochoa Antich (La
Salida Militar, El Nacional, 25 de febrero de 2018).
No dudo de la validez de los
argumentos del General; (con una legitimación de origen cuestionada por el
abuso de poder durante la campaña de elección presidencial del 2012, la
violación reiterada de la Constitución y de los derechos humanos, por
haberexpuesto al país a un proceso continuo de destrucción del aparato
productivo, de sus instituciones democráticas, y sometido al pueblo al
empobrecimiento, el hambre y la miseria) el derrocamiento del actual régimen
luce como una mera restitución del estado de derecho y una reiteración de “…los
valores militares de lealtad a la Constitución Nacional…”, conforme a lo
establecido en el artículo 333 de la Constitución.
Faltando por publicar un artículo del
General Ochoa, en el que ofrece analizar la intervención multilateral, no
concluiré con que su opinión se decanta por la intervención militar, cosa que
él no ha afirmado. Pero no cabe duda que esa opción está en la mente de muchas
personas, que además ven cerrada la vía electoral, tras la ilegal convocatoria
de elecciones presidenciales el 22 de abril, por la también ilegitima Asamblea
Nacional Constituyente.
Pero mi duda con relación a la
“bonanza” de una intervención militar, es de más fondo, si cabe, y se refiere a
lo que una vez dijera Manuel Caballero, que ya he mencionado, sobre los que se
dedican a: “… sentarse a la puerta de los cuarteles esperando que de allí salga
la solución a sus problemas. Ignorando además que los cuarteles no son la
solución sino el problema. ¿O es que acaso se olvidó ya de dónde vino Chávez?”
(El Universal 24 de octubre de 2004)
Estamos en la vía militar, esta es la
vía militar. Salta a la vista que esta es una dictadura que se sustenta en las
armas; y los militares, como cuerpo, como organización, con probables honrosas
excepciones o diáfana demostración en contrario, en su gran
mayoría están implicados, hasta los tuétanos, en todo lo que ha ocurrido
en los últimos 19 años en el país. Estamos sometidos y vivimos hace ya
varios años los resultados de la “vía militar” y la aplicación de sus
amenazas y control sobre la sociedad civil, desarmada. Así que antes de alentar
efímeras esperanzas, me limitaré a recitar como una oración monótona, que
solo aspiro de la FAN que respete y haga cumplir la Constitución.
Antes que alentar aventuras militares
ya fallidas, creo que se debe trabajar con paso firme para definir una
plataforma programática unitaria y elegir un candidato −sí, un candidato− que
la encarne, que la lleve adelante, que en torno a él y a la propuesta de
país y gobierno se organicen los partidos políticos y sociedad civil, los ciudadanos,
los civiles, para construir la salida cívica y así evitar que esta crítica y
trágica coyuntura sea otra oportunidad perdida que posponga la salida
de esta oprobiosa dictadura.
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