La Salud Mental del Venezolano en Tiempos de Cuarentena.
Por: Marianela Escalona Montesinos.
Ponente: Dr. Carlos Rasquin. Médico Psiquiatra UCV.
Psicoanalista Didacta miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Caracas.
Ex-Director del Instituto Psicoanálisis SPCcs. Afiliado al Institute of
Psychoanalytic Association IPA. Coordinador de Cine-Psicoanálisis.
Existen 2 tragedias
impactantes que han asolado a la humanidad: las guerras y las pestes. Ante
ellas el hombre común se ve impotente y desamparado, marcan la historia con
heridas imborrables. Albert Camus (La Peste) y Gabriel García Márquez (Amor en
tiempos de Cólera) dan cuenta de ello en la literatura. Guerras y Epidemias
mundiales como la Gripe Española (1918) han sido reflejadas en el hermoso poema de Andrés Eloy
Blanco "El limonero del Señor".
Las plagas resultaban desgracias remotas pero ahora, contemplamos
perplejos el avance de una pandemia viral que se esparce democráticamente por
todo el planeta. Los colosales imperios modernos se tambalean en sus
principales pilares, sus operarios colapsan y también sus hospitales, casi
incapaces de contener y sanar este mal.
La única herramienta y respuesta válida es
evitar el contagio y detener la propagación, buscando refugio en el hogar,
quedándose en casa. Volver a vivir en la cueva mientras pasa el diluvio.
Todo lo contrario al espíritu de la Aldea
Moderna: la gente sale todos los días a la caza, la pesca y la recolección, la
producción y la interacción multiplicada. Pero la concurrencia social puede ser
una cita con la enfermedad y la muerte.
Terrible conflicto: comida o vida. Enorme
reto ¿Qué priorizar? La productividad, el PIB o la integridad de las personas,
su salud y sobrevivencia. Se requiere especial sabiduría de los gobernantes.
Líderes pragmáticos que solo consideran la productividad o líderes centrados en
la calidad global de la vida de las personas.
En mayor o menor grado todos estamos
recogidos por la cuarentena y esta se parece demasiado a detener la vida, a
dejarse y dejar en pausa el acto de hacer, andar, sobrevivir y progresar. Esa
barrera, aunque preventiva y justificada,
puede despertar en muchos sentimientos angustiosos y opresivos de
encierro, parálisis, asfixia, sometimiento y deterioro en muchos sentidos.
Puede hacerse difícil reflexionar y comprender que es una situación especial,
circunstancial, muy distinta al espíritu y responsabilidad de vivir
activamente, que casi siempre nos acompaña y alienta.
En muchos de los casos, la cuarentena
implica una estrecha y prolongada convivencia. Normalmente asociamos el encuentro
familiar con alegría y cariño, pero una reunión indefinida en medio de malas
noticias, privaciones, prohibiciones y espera, puede caldear los ánimos y los
espíritus. En todos los grupos humanos coexisten afectos pero también
tensiones, diferencias y conflictos que pueden entrar en escena y generar
asperezas, enfrentamientos y discusiones. Pasa hasta en las mejores familias.
Es una bendición contar con miembros de la
familia o con recursos personales propios para aportar contención, comprensión, orientación, negociación y formas de
reparación. Un padre que pone límites, una madre que alivia y aclara, un hijo
que suma, son granos de arena que construyen un cálido nido familiar, aunque
haya calamidades en el entorno social o ruidos y gruñidos en la trama hogareña.
Pero el drama puede subir de tono y ser
necesaria la intervención y ayuda de especialistas bien sea psicólogo clínico,
psiquiatra o psicoanalista.
El confinamiento en casa propicia las
consultas virtuales "en línea", existiendo diferentes opciones
válidas y útiles. La realidad de la diáspora nos ha ido entrenando en las
consultas a distancia con personas que prefieren seguir siendo pacientes de
terapeutas de su tierra y costumbres. Hay suficiente información acerca de este
recurso para situaciones de crisis o para que pacientes en curso continúen sus
procesos personales de psicoterapia. Es importante resaltar la recomendación a
las personas que siguen un tratamiento con psicofármacos, tener suficientes
para no interrumpir abrupta o inoportunamente el tratamiento.
En los casos de una persona sola en
cuarentena circunstancia generalizada, frecuente y particularmente difícil,
pone a prueba la entereza y el plan personal, la capacidad de acompañarse a sí
mismo y atenderse, más allá de las ventajas que puede tener vivir solo.
Como la cuarentena es básicamente física, y
gracias a los medios de comunicación, las personas pueden
mantenerse en contacto,
articulados y acompañados por una red de familiares y amigos. La persona que
está sola debe cuidar sus rutinas, dar manos de estas formas de relacionarse y
mantenerse informado. Es bueno saber dónde buscar información y distracción que
lo conecten de alguna forma con su mundo social.
Otra situación que trae la cuarentena es la
experiencia, muy acentuada, de estar con nosotros mismos. ¿Qué soy? ¿Cómo estoy
viviendo? ¿Qué tengo? ¿Qué calamidad me acompaña que no he podido resolver? y
otras muchas interrogantes. Una vivencia de intimidad con uno mismo que puede
ser una introspección muy provechosa y una inquietante y estremecedora
oportunidad acompañada de ansiedad, pesar , rabia, confusión , miedo y
reacciones corporales diversas (gastritis, cefaleas, etc). Este revuelo interno
puede ser una oportunidad para una enriquecedora reflexión que oriente a
confrontar, aclarar y mejorar conflictos o sobrellevar mejor calamidades de
difícil solución.
Puede ser un momento para una densa conversación con el miedo
interno. La cuarentena con nosotros mismos nos conduce a confrontar que pueden
haber otras cuarentenas que arrastramos y padecemos. Encierros, atrapamientos
menos tangibles y concretos pero asfixiantes y rígidos. Dependencias
intrincadas a personas, sustancias y mitos, tiranías y sometimientos que
parecen incurables. Devociones irracionales y
absurdas. Miedos aplastantes sostenidos en una equívoca autopercepción
de pequeñez.
La cuarentena sanitaria terminará al final
de una espera de fecha incierta y quizá el tiempo de pausa y reflexión sea
la ocasión para salir de laberintos y
callejones sin aparente salida.
El estar con uno mismo puede ser una
oportunidad para hacer algo que se ha deseado
pero se ha postergado como leer, aprender un instrumento musical, etc...
La cuarentena puede convertirse en una experiencia nutritiva.
En medio de tantas privaciones y
limitaciones la pandemia y la cuarentena nos brindan otra oportunidad:
percatarnos de lo verdaderamente necesario para sobrevivir y vivir bien: el
sustento del trabajo, tener un quehacer y sentirse útil, mejor aún si se hace
lo que se disfruta y además sirve para vivir.
También es importante la salud, la
sana y balanceada alimentación, el
ejercicio físico, disfrutar de lo sublime, saber mirar el paisaje, el arte o la
belleza en donde esté, oír buena música de cualquier género, creer en el bien
de hacer y ser sin dañar, descansar y dormir bien. Todo esto es fuente de
salud.
"Lo verdaderamente importante no se ve
con los ojos si no con el corazón...y es sencillo y claro." La cuarentena
nos puede dejar ver cuantas artificialidades y superficialidades nos cautivas y
nos extravían.
Al
lado del sufrimiento por la repentina oleada de enfermos y fallecidos, hemos
contemplado el despliegue de grandes esfuerzos de solidaridad de la gente por
sus semejantes, en especial de los servidores asistenciales, dando una pelea
agotadora y costosa y muchos ofrendando su vida en su devoción de atender a los
enfermos. Resulta conmovedor comprobar ese lado solidario del ser humano, que
ha dado apoyo al ciudadano enfermo y afligido por esta calamidad.
El miedo es otro aspecto muy importante en
esta situación. Por una parte el miedo personal de contraer el virus y
enfermar. El mayor riesgo lo tienen los adultos mayores que tengan alguna
patología previa y el menor riesgo lo tienen los niños, con una incidencia muy
baja de casos gracias a un factor inmunológico que les da protección. En el
caso de los jóvenes, han llevado una cuarentena más relajada y flexible a pesar
de ser susceptibles de contraer el virus.
En lo social, las personas tienen miedo de
enfermarse en Venezuela. A pesar de la rápida medida de cuarentena estricta
tomada por el gobierno, otros aspectos de tipo político influyeron en la medida
como por ejemplo la incapacidad de atender a una gran cantidad de pacientes por
las condiciones deplorables del sistema hospitalario público, imposibilitando
la prestación de un servicio adecuado.
A pesar del miedo, hay otra circunstancia
crítica y lamentable que dificulta cumplir con la cuarentena. No todos pueden
quedarse en su casa por la gran necesidad econòmica y la precariedad de los ingresos. Muchos deben
salir a buscar algún medio de sobrevivencia. Esto resulta en un drama
complicado, aunado a las carencias previas como la escasez de gasolina, y se ve
reflejado en un aumento de las protestas por servicios públicos. El gobierno
sacó provecho de la situación para controlar socialmente a la población.
En razón de todo esto, se plantean tiempos
de solidaridad, de encuentro y apoyo mutuo para informar, prevenir, colaborar
con material preventivo a centros asistenciales, a trabajadores y vecinos
desprotegidos en su lucha por sobrevivir. Espacios como este foro, permiten el encuentro y la participación.
Los venezolanos enfrentamos 2 epidemias...
2 pestes: la del coronavirus y la
impuesta por el gobierno totalitario, inmisericorde y obstinado. Tenemos cosas
que sanar de manera apremiante y urgente.
La cuarentena pone a prueba la personalidad
en 2 tareas arduas para cualquier ser humano: capacidad de esperar y tolerancia
a la incertidumbre. Requieren de mucha fortaleza y madurez.
Cumplir las recomendaciones de los
especialistas, especialmente el distanciamiento social es fundamental. No
existe ningún tratamiento curativo si no
paliativo. La vacuna requiere de un proceso que no se puede abreviar. Mientras,
debemos vivir con las restricciones de la cuarentena y todas las
recomendaciones para evitar el contagio.
La pandemia y la cuarentena se suman al
dolor y la tragedia de un país destruido, miserable y doliente, por la peste de
la dictadura revolucionaria. Todos tenemos 2 graves enfermedades que confrontar
y superar.
La solidaridad familiar, de los amigos, de
organizaciones comunitarias e instituciones serias y decentes, nos conducirá a
una sociedad donde se pueda trabajar, amar, crear y creer.
Amén!
Con la particitación de 256 personas
.
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