Por José Rafael Hernández
Terminamos el año.
Muchos han hecho esfuerzos por reconstruir la credibilidad en la gente. La
mayoría, no quiere responder a ninguna orientación.
Muchos esfuerzos…
Comedores populares;
gente buscando medicinas para aquellos que no pueden adquirirlas;
organizaciones de reciclaje; sembrar árboles; derechos para los homosexuales;
hospedaje para familiares de niños que tienen que venir a Caracas; sitios para
completar las tareas de los muchachos. Muchos, muchísimos esfuerzos. Casi todos
sin conexión con otros.
La memoria, nos lleva a
veinte años atrás: millones de personas reclamando cosas, todos juntos, todos
en pocos gritos. Calles haciendo esfuerzos para cambiar situaciones.
Entonces, empezaron los
errores de quiénes conducían el proceso.
Nunca hubo una
autocrítica de ellos, ni de nosotros. Los perfectos.
Comenzó un proceso
múltiple, millones de marchistas comenzaron a irse del país. Muchos que se
quedaron no se movieron a ninguna nueva orientación. Pero otros, mientras
tanto, comenzaron a ocuparse de problemas concretos, alimentación, ambiente,
justicia, educación, salud, entre otras cosas. Miles de pequeños esfuerzos.
Mientras tanto, un país
que parecía llamado a esfuerzos de primer mundo, comienza a estar de último o
casi, en todas las estadísticas de alimentación, ambiente, justicia, educación,
salud, entre otros listados, en los últimos lugares. Un pobre país, sin
gestión, sin producción petrolera, sin industrias, sin gasolina, sin gas para las
cocinas, sin cemento, sin…, es decir, un país que el «no hay», existe desde
hace años.
Este artículo quiere
hacer un homenaje a, esas miles, de organizaciones que asumen –por ahora
aisladas– los huecos que deja un Estado que sólo se ocupa de sí mismo y su
permanencia en un país decadente.
Esperamos que todas
estas organizaciones permanezcan en el tiempo.
También esperamos que,
en cualquier momento, las marchas a favor de mejores condiciones locales,
regionales o nacionales, se reanuden, procurando –como siempre– un mejor país,
un futuro para todos, una esperanza que compartamos como venezolanos. ¡Feliz
futuro para todos! Nos lo mereceremos…
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