Por Rafael Viloria
El 24 de junio de este año,
se estará conmemorando un año más de haberse realizado la Batalla de Carabobo,
ello hace 198 años. Por igual hacen 214 años, que desde la cima de una de las
columnas que dominan a Roma, el caraqueño, Simón Bolívar jura, en presencia de
su antiguo maestro Simón Rodríguez, consagrar su vida a la causa de la
independencia de Hispanoamérica: “¡Juro delante de usted; juro por el dios
de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por mi Patria, que no
daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas
que nos oprimen por voluntad del poder español!”
“Colombianos: habéis
presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la
tiranía, he trabajado con desinterés abandonando mi fortuna y aun mi
tranquilidad, me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabas de mi
desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que
es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis
perseguidores que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono”
¡Colombianos! Mis últimos
votos son por la felicidad de la patria: Si mi muerte contribuye para que cesen
los partidos y se consolide la unión, yo bajare tranquilo al sepulcro”
A Carabobo hay que volver,
para rescatar la libertad, la dignidad, la democracia que se perdió, no
obstante a los esfuerzos de nuestros libertadores
Lo que estaba ocurriendo en
1821, no es distinto a lo que hoy ocurre en nuestra patria, por ejemplo, en
1814 los patriotas de Caracas en números de 20.000, huyeron de José Tomas Boves
hacia el Oriente. Hoy más de cinco millones, han huido hacia países del
continente latinoamericano: Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, etc.
Extrañamente no han mostrado interés por Cuba, Bolivia, Nicaragua, etc. Las
razones, altamente conocidas por todos los venezolanos.
Volver a Carabobo, significa
despertar, reaccionar y actuar en el rescate de la patria, hipotecada a
intereses ajenos que impiden vivir, convivir y coexistir en una sociedad que
colinde coherentemente dentro del marco constitucional de la patria
bolivariana, que precedentemente puso en marcha en los inicios del siglo XXI.
Volver a Carabobo significa
salir de la mansedumbre contemplativa y entender el mensaje de sus últimos
momentos de vida. “Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se
consolide la unión, yo bajare tranquilo al sepulcro.” En nuestras manos
está la salvación de la patria. El país no cambiará, si nosotros no
cambiamos y la transformamos hoy en nuestro propio escenario y con nuestra
fuerza y conciencia. A Noruega, con todo respeto, NO y mil veces NO
Ex presidente de CECONAVE
No hay comentarios:
Publicar un comentario