La
Movida Política de Capriles.
Por: Ismael Pérez Vigil.
Politólogo
En el complicado ajedrez político opositor, las piezas se están moviendo. Henrique Capriles Radonsky (HCR) hizo su movida y alborotó el patio; ya anunciábamos la semana pasada (https://ismaelperezvigil.wordpress.com/2020/08/29/la-propuesta-de-capriles-tomando-distancia/) su posición de distanciamiento con respecto a Guaidó/G4, que se convirtió en abierta ruptura.
HCR está “jugando” a la
política, a su manera, como él la sabe hacer. No siempre a la gente –me
incluyo– le gusta lo que hace y no siempre lo que hace le resulta bien; por
ejemplo, sin ser exhaustivo, pues no viene al caso, a veces tiene frases
infelices –“el tiempo de Dios es perfecto”–; otras veces lo acusan de que le
falta decisión, como lo fue –para algunos, no es mi caso– al no haber sacado la
gente a la calle en el 2013 cuando perdió la presidencia con NM.
Pero más allá del disgusto
que cause su posición, de las diatribas e insultos que se le profieren ahora,
es indudable que HCR, políticamente, ha tenido una trayectoria respetable y
exitosa; ha sido diputado, en 1998, cuando incluso fue el presidente de la
última Cámara de Diputados que hemos tenido en el país; ha sido alcalde,
gobernador y candidato presidencial dos veces, logrando en ambas
entusiasmar(nos) y motivar(nos) a miles de seguidores y millones de votantes,
sacando más de 6,5 millones de votos en ambas oportunidades; en fin, aunque no
todo le sale bien, su trayectoria no se puede borrar de un plumazo con insultos
y descalificaciones. En términos generales hay que decir que es un político que
ha corrido con suerte.
Ahora ya no hay duda de que
está negociando, creo que con apoyo de una buena parte de la UE, sino de toda;
eso lo sabremos pronto; si lo habilitan y es candidato o inscribe candidatos
–por lo pronto ya anunció que lo hará–, para algunos será la confirmación.
Con respecto a la
“negociación” de HCR, yo soy de los que cree que de esto no salimos sin una
negociación, que al final nos lleve a un proceso electoral, ¿O cómo se van a
elegir los presidentes después de esta tiranía? Y la negociación no será con la
congregación de las hermanitas de la Madre Teresa de Calcuta, ni con los
obispos de la Conferencia Episcopal, sino con los que hoy están en el gobierno,
a quienes además habrá que ofrecerles “alguna salida”, para que dejen el
omnímodo poder que hoy tienen, se vayan y quede un gobierno temporal, de
transición, interino, o como lo quieren llamar, pero que ofrezca garantías a
todos, sin exclusión, de que se respetarán las reglas del juego y así evitar
que esto termine en un baño de sangre, porque seguro que si hay un baño de
sangre en las circunstancias que hoy tenemos, lo más probable es que sea la
nuestra.
Ahora bien, a lo mejor a HCR
no le interesa volver a ser diputado, sino estar “habilitado” para lo que pueda
ocurrir, pues allí se abren varios escenarios, de los que ya se empieza a
hablar:
1) una postergación de las
elecciones, y que se abran negociaciones para ampliar la elección, en el 2021,
a alcaldes, gobernadores, parlamento e incluso presidenciales;
2) que no haya ampliación,
pero que HCR mismo sea candidato a diputado –cosa que no es hoy posible pues
está inhabilitado–, para tratar de animar a la oposición a votar, que no lo
logrará, pero saldrán electos varios de sus seguidores,
3) que en efecto presente
candidatos, participen en la campaña, traten de que se pospongan las elecciones
por la pandemia, busquen mejorar las condiciones y al no lograrlo –que es lo
más seguro– se retiren a última hora; esta ha sido una posibilidad que el mismo
HCR ha esbozado en alguna oportunidad
4) en cualquier caso, si
logra movilizar, posponer, cambiar las condiciones o retirarse, se tratará de
una victoria política sobre la cual reconstruir la oposición, con eje principal
en HCR y su fracción de diputados, a partir de enero 2021...o bien,
5) todo esto no pasará, HCR
no será habilitado –que es lo más probable–, las elecciones seguirán como van,
el régimen recupera el control de la AN, con unos poquitos diputados de la
“mesita” y habrá algunos del grupo de HCR, sí finalmente presenta candidatos.
Lo que es cierto es que la
oposición democrática –G4/G27/Guaidó– está en estos momentos en total reflujo,
varios pasos por detrás del régimen, reaccionando y sin una política de masas o
que entusiasme a la gente; ni siquiera le está sacando provecho al tema de la
abstención –cosa por demás difícil– y no han podido articular nada para
movilizar a la gente en torno a esa idea. Lo único concreto de lo que han
hablado, o apenas balbuceado, es de una supuesta “consulta”, que no han logrado
aún definir. En otras palabras, estamos en la situación perfecta para que el
régimen trate de terminar de destruir la ya malograda oposición y que surjan
más oportunistas, como los de la mesita… o para que surja una opción encabezada
por alguien como HCR, a quien –dígase lo que se diga–, nadie puede acusar de
chavista o de estar con la gente de la “mesita”. HCR puede estar equivocado,
eso se verá con el tiempo, pero no es ningún “traidor” o “vendido”; es un
disidente, uno muy importante, pero no más que eso, digan lo que digan los que
hoy lo atacan furiosamente.
Sin duda a la oposición le
está haciendo falta una estrategia que la movilice, que la organice, que le dé
un objetivo y finalidad logrables, medibles, en el corto y mediano plazo, que
no apunte solo al largo y desconocido plazo. Creo que HCR ha elegido una
estrategia de movilización más fácil que la de Guaidó/G4, porque es más fácil
organizar a la gente en torno a un objetivo concreto, una finalidad: elegir
unos candidatos, que movilizar a la gente en torno a una idea abstracta como la
“unidad” o una consulta, que todos sabemos que por más que se predique y se
argumente, no tendrá nunca ese carácter vinculante que algunos extraen con
pinzas de la Constitución; ni ayudará a ir más allá de recoger miles o millones
de firmas, tarea nada fácil con la apatía política reinante, sin gasolina y
grandes dificultades de desplazamiento y en medio de una pandemia. Además, lo
ocurrido con la consulta del 16 de julio de 2017 demuestra que sí no hay una
finalidad práctica detrás de una consulta, esa movilización para firmar, ese
esfuerzo, se pierde. Pretender que había un “mandato”, oculto, en el 16J es
fantasioso y abstracto.
Sin embargo, creo que la
estrategia de HCR adolece de tres fallas. Una, paradójicamente, a pesar de que
como dije la movilización electoral es la estrategia más fácil, en este momento
creo que es utópico pensar que tendrá un éxito importante en movilizar a la
oposición a votar. Han sido muchos años de campaña del régimen descalificando
el voto, minando su importancia, su carácter de secreto o de instrumento para
tomar decisiones; y lo más grave, es que los opositores los hemos ayudado en
esa tarea, con todas esas consejas de “dictadura no sale con voto”, “la
ineficacia de las elecciones”, “en estas condiciones no se puede votar”, etc.;
lo cierto es que eso ha logrado una total apatía y desesperanza en grandes
sectores de la población, que difícilmente se moverán a votar y menos tras
percibir la aguda división opositora en torno al tema.
La segunda falla creo que es
el tema de la unidad, que ahora algunos descalifican y la rebajan como valor y
objetivo, minimizándola a un mero medio o instrumento para alcanzar cosas; sin
duda lo es, pero es también un valor y objetivo fundamental. Una dictadura como
la que gobierna en Venezuela, difícil de enfrentar y derrotar, lo es mucho más
si quienes la adversamos estamos dispersos y con peleas a cuchillo entre
nosotros. HCR, sea ese su objetivo o no, cosa que dudo, ha puesto una piedra de
molino en el cuello de la unidad política del país, tan difícil de lograr y
sobre la cual se habían dado pasos importantes. Ese no es un buen registro para
el currículo de cualquier político.
La tercera falla, más bien
duda, ¿Agotó Capriles todos los medios posibles, todas las discusiones para
resolver este tema a lo interno de la oposición, a lo interno de su partido,
antes de dar este paso de ruptura? ¿O simplemente actuó movido por su interés
político personal, que tiene derecho a tenerlo, pero que puede significar un
descalabro o desajuste importante para toda la oposición?
En conclusión, algunos están
felices por la propuesta de Capriles; unos porque llama a votar –podría ser mi
caso, pero no es así, no al precio de la unidad–; pero otros, precisamente por
eso, porque ven en su acción un golpe noble y certero a la unidad de la
oposición.
De cualquier manera, la
oposición tendrá que reconstruirse desde ahora y a partir de enero 2021 será
imperativo y HCR –al igual que el G4– será uno de los ejes sobre los cuales se
reconstruirá. Creo que en el fondo esa es la estrategia de HCR, estar en ese
juego. ¿Es su estrategia la más adecuada? ¿No implicará un alto costo,
innecesario, para toda la oposición? Como dice el dicho popular, amanecerá y
veremos; pero en todo caso, lo bueno es que el escenario político se está
moviendo.
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