23 Gobernaciones
335 Alcaldías
251 Diputados a los Consejos Legislativos Estadales
2.459 Concejales Municipales.
Número de organizaciones políticas participantes para las Elecciones Regionales y Municipales 2021.
35 organizaciones políticas nacionales,
52 organizaciones políticas regionales,
6 organizaciones indígenas nacionales.
Antecedentes, la participación de Caracas Ciudad Plural
Desde el año 2017 Caracas Ciudad Plural ha impulsado la conformación de un Equipo Electoral Metropolitano que realiza tareas de Formación a través de Talleres para Observadores Electorales y Observación Electoral directamente en Centros de Votación de la Gran Caracas; configurando un espacio múltiple de integración e interacción de ciudadanos estando presentes de manera continua en cada elección ocurrida hasta la presente fecha examinando con detenimiento el desarrollo del proceso electoral de manera seria, profesional y responsable con la finalidad de informar a los ciudadanos veraz y objetivamente lo ocurrido.
Las elecciones son instrumento fundamental de la democracia y el voto universal, directo, secreto y libre es un derecho humano contenido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU. El éxito y aceptación política y social de unas elecciones se basan indudablemente en el grado de transparencia con que se ejecuten todas y cada una de las diferentes actividades involucradas en el proceso.
El Observador Electoral actúa en nombre de la ciudadanía y pone sus ojos y oídos al servicio de la democracia al velar por la transparencia de los procesos electorales y reportar las irregularidades observadas.
El Observador es un profesional imparcial y transparente, respetuoso de la ley, las autoridades y los ciudadanos, en cualquier momento y lugar.
Parte de las tareas del Observador Electoral son identificar las irregularidades más comunes que se presentan en este tipo de eventos electorales, a saber, si las mesas se constituyeron con los miembros designados por el CNE, si hubo testigos de los candidatos que participaban en la contienda, así como la asistencia a los votantes por personal de las mesas, como lo son el coordinador del centro electoral o los miembros de alguno de los partidos políticos que participan; si se detectaron la presencia de los puntos rojos y puntos de proselitismo político partidista cercanos a los centros de votación a menor distancia de lo permitido por la ley electoral, si las mesas se cerraron a la hora pautada, si fue público el sorteos de las mesas para la verificación ciudadana y las auditorias correspondiente; y si hubo violencia o uso de los bienes del estado para el traslado de los electores; entre otras.
El Observador Electoral posee habilidades básicas que comprenden el comportamiento asertivo, que conlleva a expresar la propia opinión correctamente, defendiendo su punto de vista, pero a la vez, respetando la postura y derechos de los demás, para evitar confrontaciones innecesarias durante el proceso electoral, todo ello, de manera adecuada, educada y cívica.
¿Qué es la Observación Electoral?
La observación electoral comprende un conjunto de actividades y procedimientos específicos, diseñados para efectuar un seguimiento minucioso, objetivo y transparente del desarrollo de cada una de las etapas del proceso electoral, con apego a la normativa electoral de cada país.
La observación electoral se ha convertido a escala mundial, en el método más común para identificar y prevenir errores, distorsiones y manipulaciones en las prácticas de logística electoral y de la votación.
La observación puede ser realizada por los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales locales o por organizaciones internacionales.
La historia de la observación electoral comienza en 1919, cuando el Tratado de Versalles instituye comisiones encargadas de observar los plebiscitos organizados en la Alemania ocupada, con el fin de solucionar los múltiples conflictos territoriales. A partir de 1948 la observación electoral se convierte en una herramienta habitual de las Naciones Unidas que, invitadas por un gobierno, envían a un equipo de observadores para garantizar la supervisión de un proceso electoral nacional.
A partir de los años ’70 aparecen organizaciones internacionales y ONGs que asisten y en algunos casos reemplazan a las Naciones Unidas en esa función. Se trata de un ejercicio que, tal como lo afirman los documentos oficiales de la ONU, refleja “el interés de la comunidad internacional por la realización de elecciones democráticas” y responde a una misión precisa: “evaluar los procesos electorales en conformidad con los principios internacionales que rigen las elecciones honestas y democráticas.
Paralelamente a la multiplicación de las misiones internacionales, se observa en algunos países el surgimiento de iniciativas similares, concebidas y llevadas a cabo por actores locales. El primer ejemplo en la historia es el de Filipinas, donde el NAMFREL (Movimiento Nacional de Ciudadanos por las Elecciones Libres) movilizó a 500.000 voluntarios para supervisar el desarrollo de las elecciones presidenciales de 1986.
En 1993 el Instituto Federal Electoral mexicano propuso dar un estatuto jurídico al “observador electoral nacional”. A fines de 1990 hubo observaciones ciudadanas organizadas por la iglesia católica en Namibia y por asociaciones locales en Albania, Bulgaria y Rumania. Por último, en 2006 y por primera vez en la historia de ese país, se creó en Colombia una misión de organización electoral (MOE) compuesta por una red de actores sociales y asociativos. La misma observó las elecciones presidenciales de mayo de 2006 y luego las elecciones locales de octubre de 2007.
En la mayoría de los casos mencionados, los ciudadanos de cada país son quienes se involucran en la vida política y supervisan el correcto desarrollo de los procesos electorales. Así pues, a diferencia de una observación internacional que ofrece una mirada externa, es la población misma del país quien evalúa a sus propias instituciones.
Según distintos investigadores, la observación electoral estimula una toma de conciencia de los ciudadanos y obliga a las instituciones a tener mayor transparencia. De este modo emite un juicio directo sobre el funcionamiento democrático y legitima o desacredita a las instituciones según los resultados del ejercicio.
Se insiste sobre el potencial democrático de una misión de observación electoral: ya que estas iniciativas multiplican las experiencias de interacción entre ciudadano y Estado y contribuyen así, en última instancia, a cambiar la cultura política misma.
De acuerdo a lo estipulado en el artículo 5 de la Constitución, la soberanía reside en el pueblo, el cual podrá ejercerla no solo a través del sufragio sino también a través de mecanismos de participación ciudadana.
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