Por Rafael Viloria
Muy activos por estos
tiempos han estado los medios impresos, tv, redes sociales en general; tratando
de hacer del conocimiento público nacional, local, regional, de igual forma
internacional y mundial del tema de los derechos humanos de manera particular,
me voy referir, a lo que en este sentido está aconteciendo en Venezuela.
No es muy sencillo tratar el
tema si a él concurren diferentes factores, que sin duda por sí mismo lo hacen
extremadamente complejo “derechos humanos: conjunto de derechos y libertades
considerados como inherentes a la naturaleza humana, lo que implica
especialmente su aplicación y respeto por todo el poder político.”
Cuando se refiere a todo el
sector político está indicando, que todo es todo. Inexistencia plena
de cualquier sesgo social, religioso, racial, de procedencia, sexo, partidos
políticos de izquierda o derecha. “Nada es nada” según la historia sagrada por
el principio natural de “Génesis humana”; todos los seres humanos sin distingos
de naturaleza alguna somos hermanos. No obstante a nuestra condición: Dios
mismo encomendó a Moisés que creara unas normas de vida, convivencia y
coexistencia humana.
Los constituyentitas, que
legislaron la Constitución 1999: tuvieron sumo cuidado en crear una tabla de
mandamientos que emulando a “Moisés”, indicará la mejor forma para que
Venezuela, por intermedio de sus entes públicos pudiera garantizar el ejercicio
pleno, de lo que al respecto está definido en el marco de los derechos humanos
en vigencia en nuestra carta magna, así observamos coherencia de orden en
el preámbulo de nuestra Constitución; Que define las líneas sociales,
económicas y políticas que regirán al Estado venezolano. En ese orden el
artículo 19° reserva amplias facultades constitucionales, que por analogía
vinculante con las leyes de la República; hagan de su cumplimiento una
obligación sin intermediación alguna:
“El Estado garantizará a
toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación
alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de
los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos
del Poder Público, de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre
derechos humanos suscritos y ratificados por la República y con las leyes que
los desarrollen.”
Hasta el punto en que aquí
he llegado solo he destacado el marco teórico en que Venezuela debería estarse
desenvolviendo socialmente, económicamente y políticamente. La realidad: es
totalmente contraria. No porque no contemos con un marco constitucional y
jurídico lo suficientemente viables; sino porque el Estado ha sido manejado por
políticos “imberbes”, que ninguna capacidad han mostrado en el correcto
ejercicio profesional de la gerencia pública. Tal situación ha traído como
consecuencias la práctica permanente de acciones de improvisaciones en la
búsqueda de implantar modelos políticos, que el mundo sabe que en otras
latitudes han sido de evidente y rotundo fracaso.
Según el discurso de los
“imberbes” políticos: Venezuela posee las mayores reservas de petróleo, de oro,
diamantes, etc. No obstante, y en contraste con el discurso altisonante de su
dirigencia política, el país acumula in crescendo el saldo más grande de
corrupción social, económica y política que la historia venezolana haya
registrado
El resultado inocultable,
tenemos entonces también un elevado saldo de violaciones de los derechos
humanos en claro contraste con los Derechos en la Constitución reservados
Las violaciones flagrantes
de los derechos humanos en Venezuela: ya no es un problema de disputas de
gobierno y oposición social y político. Estamos frente a una realidad visible y
tangible que nadie puede negar u ocultar su existencia. Ello lo muestra: la
diaspora que ya alcanza un universo cercano a cinco millones de venezolanos
jóvenes, niños, adultos, ancianos que se están refugiando en Repúblicas del
Sur, Centro América, el Caribe y Europa, etc. Naturalmente que sus condiciones
de vida reflejan aspectos en abierta violación de los derechos humanos, tan
cuidadosamente reservados en nuestra Carta Magna, pero tan perversamente
desconocidos y violados sin miramiento alguno más allá de la diaspora.
Los venezolanos avizoramos
como muy cercano ya un apocalipsis social del país. Mientras tanto también
avizoramos la no voluntad y disposición de resolver la crisis de la nación.
Cuantos niños, adultos muertos por inasistencia en los centros de salud,
hospitales, por la delincuencia, la falta de alimentación, hacen falta para que
la patria rescate su bienestar y seguridad. Ojalá que las voluntades y
disposiciones interpuestas promuevan los caminos para que la patria pueda, no
solo restablecer el equipo social, económico y político del pueblo venezolano.
Ex presidente de Ceconave
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