Por David Esteller
Se deben descartar invasiones y mucho
menos con mercenarios, también conspiraciones militares y actos terroristas.
Seguir un tanto los pasos de Mahatma
Gandhi en su lucha por la independencia de la India. Pero no olvidemos que Maduro dispone de huestes armadas como son
los llamados colectivos , aparte de los cuerpos de seguridad como las diversas policías del régimen y la guardia
nacional, los cuales han sido utilizados desde cuando estaba en la Presidencia
de la República el Tnte. Coronel Hugo Chávez, para obstaculizar las marchas de
la oposición y amenazar a personas con
allanamientos de casas y a medios de comunicación.
Generalmente mandan a los colectivos, tan
armados o mejor que los mismos policías, a las manifestaciones de estudiantes o
de oposición. Recuerden la manifestación estudiantil de 2017 frente al edificio
de la Fiscalía General de la República, ya cuando terminaba fue objeto de
asalto por los colectivos, quienes apalearon a los estudiantes, quemaron la
entrada y rompieron vidrios del edificio
y hasta mataron a uno de sus jefes, al parecer por discrepancias. Todo
eso se lo atribuyeron a la oposición. De allí surgió la reacción de la
oposición a nivel nacional en todo el país; por lo cual fueron acusados de
guarimberos y terroristas, cuando los verdaderos terroristas y asesinos fueron
los colectivos de Maduro. Lo mismo hicieron cuando asaltaron a la Asamblea
Nacional, con el propio ministro Jorge Rodríguez a la cabeza de los colectivos,
pues eso se vió por la televisión como prueba irrefutable. Como los nazistas de
Hitler, cuando quemaron el palacio del Congreso en Alemania, se lo atribuyeron
a los comunistas para justificar la tremenda persecución que desataron contra
ellos hasta acabar con ese partido , que
era numeroso entonces en Alemania.
También recuerden el caso de la Av.
Baralt, cuando Chávez, que se vió por TV a in grupo de civiles disparando
contra la manifestación desde el puente
de Llaguno, y con sus tácticas nazistas lograron declararlos inocentes de los
homicidios, culpando a supuestos
francotiradores de la oposición.
Claro,
hay temor de salir a manifestar;
por eso, recomiendo comenzar con
manifestaciones relámpagos, sin convocatoria previa, aunque sea con poca gente,
en todas las ciudades y pueblecitos del país. Estas manifestaciones deben ser
pacíficas. No importan que sean pequeñas, pero
verán cómo, con los días, irán creciendo. Se debe aunar a la razón política
en los discursos y consignas, los problemas de las necesidades urgentes que
confronta la población. Aprovechar todo resquicio publicitario y la inventiva
popular para insuflar los ánimos en la lucha por elecciones libres y solución a
las necesidades del pueblo.
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