Unidad,
Otra Vez
Ismael Pérez Vigil. Politólogo.
El de la “unidad” es otro de
esos temas recurrentes en la discusión política de la oposición. Yo no sé las
veces que he escrito al respecto y siempre es un tema que suscita mucha
controversia. La discusión puede derivar hacia lo filosófico, político, del
concepto, pero creo que es más útil ir a sus aspectos más prácticos, en
términos políticos.
Hasta hace poco se
consideraba anatema dudar acerca de la unidad; hasta el punto de afirmar que
quien se atreviera a romper la unidad opositora u oponerse a la misma sería un
gesto que pagaría muy caro; sobre todo en esos momentos de “reflujo” –como el que
vivimos ahora– o los que se viven entre dos procesos electorales, especialmente
sí se salía de una derrota, pues preservar la fortaleza y el valor de la
“unidad” en esos momentos tenía una enorme importancia, estratégica y
comunicacional. Pero hoy estamos en una situación mucho más precaria, más débil
incluso que la que solemos tener al salir de una derrota electoral. Y por su
parte el régimen, sin apoyo popular, la fuerza y la represión es lo único que
lo sostiene en el poder. El régimen, si bien no crece más, tampoco se
resquebraja significativamente.
La oposición democrática,
está compuesta por social demócratas, demócrata cristianos, socialistas,
liberales, conservadores, ciudadanos organizados e independientes,
sindicalistas, empresarios, etc.; y olvidémonos de ideologías o intereses
políticos. ¿Cómo alguien, en su sano juicio, puede pensar que el consenso de
esta oposición puede ir más allá de desear la salida del régimen? ¿Cómo alguien
puede aspirar a que con esta gama tan variada de ideologías en la oposición se
pueda acordar algo, dejar de lado intereses y diferencias naturales y presentar
un programa y una organización única al país?, sí casi lo único que une a la
oposición es una idea general de democracia y el deseo irrefrenable de
desalojar del poder a este régimen de oprobio; las coincidencias más allá de
ese último punto son muy pocas, y aunque necesarias, lucen casi imposibles de
alcanzar.
Muchos factores inciden en
eso del “reflujo” que hoy padecemos; en buena medida los errores cometidos por
la oposición –que no es el momento de volver a analizar– y algunas fallas
organizativas y que en muchas ocasiones se ha desconocido o subestimado la
naturaleza autocrática, autoritaria y la falta de escrúpulos del régimen para
sostenerse en el poder a toda costa.
Hoy es además notorio que
estamos también fragmentados en la estrategia política para combatir la
dictadura: votar, abstenerse, dialogar, no dialogar, intervención militar,
insurrección popular, etc. Además, la naturaleza de las ofensas que nos endilgamos
los opositores unos a otros, al momento de ventilar estas diferencias, hacen
presumir que una “reconciliación” no será fácil y para algunos ni siquiera es
deseable.
Por eso, surgen algunas
preguntas, acuciantes, en este momento: ¿No será mejor mantener la diversidad,
políticamente hablando, que tratar de presentar una unidad sólida y firme –que
no será de todos– a la hora de enfrentar a una dictadura como la que padecemos?
¿Habrá llegado, como muchos sostienen, la hora de un deslinde entre los que
ahora nos oponemos a la dictadura, aunque eso implique un retraso en la salida
de la misma?
Algunos, sin embargo,
todavía sostienen que es necesario mantener el esfuerzo de lograr la “unidad”,
por dos factores fundamentales; uno es, digamos, un principio político teórico:
dado el contexto político del país y la naturaleza del régimen al que nos
enfrentamos, su carácter autoritario, militarista y tiránico, la unidad es una
estrategia indispensable, factor crítico de éxito, por eso es importante
caracterizarla y mantenerla. Para este sector la unidad, entonces, es un
objetivo, es un valor, es un principio, es un fin, es un instrumento, es un
arma, es un medio, es todas esas cosas; pero, no es algo abstracto, es en torno
a algo concreto; no es tampoco eterna, ni es uniformidad, para lograrla nadie
debe renunciar a nada importante para sí o fundamental para la organización a
la que se pertenezca; y la primera condición para conseguirla es la actitud, la
actitud unitaria, si no hay esa actitud unitaria, no se puede lograr.
El otro factor es más bien
de carácter político práctico: hoy vemos cientos de protestas espontáneas, por
toda la geografía del país, que lucen carentes de conducción política y
vínculos entre ellas y el liderazgo opositor. Y un régimen que ha exacerbado la
represión y la fuerza, único argumento que le queda para sostenerse en el
poder, y ni siquiera repara en que muchas de esas protestas son promovidas o en
zonas en donde hasta hace poco sus pobladores eran considerados “chavistas”.
Un problema adicional a los
dos mencionados, es que por los diferentes procesos electorales, resultados de
las encuestas y las ya mencionadas manifestaciones recientes de protesta
popular, hemos comprobado que no conocemos a fondo las aspiraciones de una
buena parte del país –cercana a un 20% – que no tenemos una propuesta para él,
pues sigue pensando que la dictadura es una respuesta a sus múltiples
problemas.
En efecto, hay un sector del
país al que llamamos "chavismo" y que es algo más que un fenómeno
político y electoral; es una forma de concebir la vida, el país, el futuro, es
una forma de ver a Venezuela, con una cierta “coherencia” interna, aunque sea
víctima de un “discurso” populista y demagógico.
Quizás si reflexionamos a
fondo y sin perjuicios con respecto a este último punto podamos llegar a la
conclusión de por qué es necesario que en la oposición logremos una visión de
país, compartida, traducible en propuestas para llenar las aspiraciones que el
“chavismo” ayer llenaba con populismo, dádivas y un “discurso” y la dictadura
hoy llena con represión. A esa realidad,
que nos confronta, es a la que no hemos ofrecido, de manera clara y
convincente, una alternativa.
Alternativa que tuvieron y
ofrecieron los venezolanos del 28, del 36, del 45, del 58 del siglo pasado, que
crearon las instituciones que hoy añoramos, que desarrollaron la democracia que
anhelamos y cuyas ideas se nos fueron desperdigando en el camino.
Quizás por eso valga la pena
los esfuerzos por lograr, por mantener la unidad, al menos en una parte
importante de la oposición, no necesariamente en toda, para lograr esa
propuesta que llegue a todos los venezolanos.
https://ismaelperezvigil.wordpress.com/
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