Por Oscar Bastidas Delgado
En artículo anterior se
afirmó que el término economía popular (EP) está referido a las actividades
realizadas por el “conjunto de gente común y humilde de un lugar, región o
país”, individualmente o a través de sus organizaciones. Acá se profundizará en
el término.
Varios son los
conceptos de EP. Presentarlos de manera simple puede conducir a tautologías,
como en esta definición del Centro para la Gestión Tecnológica Popular (Cedep)
y la siguiente de Coraggio, citado por Quijano, que la entienden
respectivamente como: “…. Un espacio en el cual los sectores populares producen
y comercializan una diversidad de bienes y servicios, donde se practican y
consolidan relaciones sociales, justas y humanas con el fin de mejorar su
calidad de vida, generar procesos y experiencias que les permitan valorarse
como personas y como grupo social y fomentar la participación en grupos
solidarios y cooperativos”; y como: “Conjunto de recursos, prácticas y
relaciones económicas propia de los agentes económicos populares de una
sociedad” […] “que utiliza la categoría “popular” como: “Unidades elementales
de producción, reproducción (familia, cooperativas, comunidades, etc. ) que
dependen fundamentalmente del ejercicio continuado de la capacidad de trabajo
de sus miembros para resolver las condiciones materiales de su reproducción”.
Bajo la acepción
adoptada de “pueblo”, puede aceptarse que la EP sea la economía de los
trabajadores, sus familias y comunidades primarias. Prácticamente toda
organización con raíces locales pertenece a una comunidad. Diferente sería que
se entendiese que la EP es desarrollada de manera comunitaria, acá se estaría
ante una afirmación difícil de comprobar pues en la EP existen numerosas
expresiones individualistas propias del capitalismo.
En la lógica dominante
en los practicantes de la EP puede afirmarse que ella es la del trabajo sobre
intereses individuales si se tienen clientes; es decir, un mercado. De no
tenerlos, el fracaso y la sustitución de una actividad por otra es frecuente;
esa lógica sí puede ser la de acumular sin límites. Como se afirmó en el artículo
anterior, variadas fórmulas capitalistas son utilizadas particularmente en
operaciones de compra-venta, el tráfico de drogas es una de ellas.
A estas afirmaciones se
agrega el dilema referido a la confusión entre EP y economía informal. Si bien
actividades informales pueden ser realizadas por empresas o estratos
poblacionales no pertenecientes al “sector de los humildes”, lo común es que
“lo informal” se refiera a estos.
En cuanto a la EP
propiamente, Quijano la define como “aquella que protagonizan los que no
controlan los recursos principales de producción, ni los resortes del poder
estatal, o los del mercado. Que se caracteriza por la variable combinación
entre los patrones del capital y los de la reciprocidad, aunque probablemente
con el predominio tendencial de los primeros” […] “esa sería una especificidad,
sin duda. Pero difícilmente sería suficiente para admitir que se trata ya de
una ‘economía alternativa’ a la del capital”.
Es de notar que esta
definición de Quijano elude utilizar los términos “popular” y “pueblo” por lo
que no cae en tautologías y, además, por descarte, define “pueblo” como “los
que no controlan los recursos principales de producción, ni los resortes del
poder estatal, o los del mercado”.
Adicionalmente, acepta
que la EP sí contiene organizaciones con patrones de capital y de reciprocidad,
lo que confirma que en esa economía se realizan numerosas actividades y es de
precavidos no rendirle pleitesía y menos confundirla con la economía social.
Con base en lo
afirmado, una definición operativa de EP debe partir de la definición de
“pueblo”; la definición de “pueblo” subyacente en la definición de Quijano es
acertada, considerándola, pudiera adoptarse la siguiente definición de EP:
“La economía
popular comprende al conjunto de actividades realizadas por quienes no
controlan los recursos principales de producción, ni los resortes del poder
estatal, o los del mercado; ella se caracteriza por la variable combinación
entre los patrones del capital y los de la reciprocidad con el predominio
tendencial de los primeros”.
El debate continúa
abierto. De cómo se defina economía popular dependerá: 1.- establecer el
universo de los “actores populares; 2.- la población destinataria de
determinadas políticas socio-económicas; 3.- las políticas y acciones que
pudieran emprenderse y 4.- la efectividad de esas políticas y acciones.
Como se observa, las
actividades de la EP, individuales o grupales, informales o no, son variadas e
infinitas, y aunque pueden incluir bellas actividades de economía social y
desarrollar el valor solidaridad, es decir merecer el calificativo de
solidarias, numerosas son aberrantes.
oscarbastidasdelgado@gmail.com
Oscar Bastidas es
cooperativista, consultor y facilitador en Emprendimiento Asociativo y
Microempresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario